Dicen que se fue dolido. Gabriel García es un hombre que acompañó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desde hace 18 años. Desde aquellos tiempos que era más viable un fraude electoral que la victoria del tabasqueño. Desde ese entonces le ayudó de manera clave al presidencial a obtener votos, a través del contacto con la población, mediante los ya tan sonados apoyos sociales.
Era el jefe de los superdelegados y operador financiero del mandatario. Trabajaba en el mismo Palacio Nacional hasta el pasado mes de junio. Luego de las elecciones, López Obrador decidió regresar a García Hernández al Senado, de dónde había salido al Palacio con licencia.
Uno de los periodistas que habla de esta escena es Carlos Loret de Mola, quien ha asegurado que nadie, y menos el propio Gabriel se esperaba esa decisión. Porque lejos de reconocerlo por su trabajo ayudando a Morena a conservar 12 de las 15 gubernaturas que se eligieron, incluso la mayoría en el Congreso, el presidente le recriminó los resultados tan negativos para su partido en la Ciudad de México y el colindante Estado de México.
Aunque cabe señalar, según trasciende y subrayan fuentes cercanas, que esas zonas le tocaba asegurarlas a la alcaldesa capitalina, Claudia Sheinbaum. Aún así Gabriel García pagó lo platos rotos.
Otro periodista que ha explicado esa situación es Raymundo Riva Palacio. Él agrega a esta escena la influencia del Alejandro Esquer, el secretario particular del presidente, quien habría sido el encargado de conspirar en su contra hasta expulsarlo del círculo de los cercanos a López Obrador.
Entonces, a finales del pasado junio, se supo como versión oficial que Gabriel García Hernández renunció al cargo de titular de la Coordinación General de Programas para el Desarrollo del gobierno de México. De acuerdo con una entrevista a medios, el funcionario reveló que se trata de una decisión personal, pues tiene el deber de regresar a su curul en el Senado de la República.
El puesto que ostentaba García Hernández es fundamental para la administración que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, pues tenía a su cargo a los 32 superdelegados.
Cabe mencionar que la Coordinación de Programas fue una instancia creada en la administración actual, con base en la reforma de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Según su estructura, depende directamente de la Presidencia de la República.
En esta línea, también se crearon las “Delegaciones de Programas para el Desarrollo”, entidades que “tendrán a su cargo la coordinación e implementación de planes, programas y acciones para el desarrollo integral; funciones de atención ciudadana; la supervisión de los servicios y los programas a cargo de las dependencias y entidades, así como la supervisión de los programas que ejercen algún beneficio directo a la población, de conformidad con los lineamientos que emitan la Secretaría de Bienestar y la Coordinación General de Programas para el Desarrollo”, indica el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación.
En la elección de 2018, Gabriel García ganó un curul en la Cámara Alta con el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena); sin embargo, en el mes de noviembre de ese mismo año, el político solicitó una licencia para convertirse en la mano derecha del mandatario.
Es licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuenta con una maestría en Finanzas Públicas por el Instituto Nacional de Administración Pública. Durante el periodo de López Obrador como jefe de gobierno del Distrito Federal, fungió como director de Adquisiciones de la Oficialía Mayor de la capital del país entre el 2000 y 2006.
Leal al tabasqueño, constituyó Honestidad Valiente, una asociación civil dedicada a recibir donativos para la campaña presidencial de 2006. También formó No nos vamos a dejar, A. C. y Austeridad Republicana A. C.
Posteriormente, se desempeñó como secretario nacional y del consejo Nacional de Morena; así como coordinador técnico de la Defensa del Voto en la campaña para ocupar la Presidencia de México en 2012.
Así pues, luego de casi tres años al frente de la Coordinación General de Programas para el Desarrollo, el polémico funcionario regresará al Senado. “Es personal (la decisión) y habrá una explicación. El senador suplente que está ahora, Alejandro Peña, se va a participar en Morena, entonces como es el suplente no podemos dejar un espacio en el Senado de la República y regresamos”, explicó.
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