“Llueva, truene o relampaguee no se va a aumentar los precios de los combustibles en términos reales”. Eso afirmó el pasado mes de marzo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, respecto al precio de la gasolina. Dijo que estaba en juego su honor y el de su ejecutivo e insistió en que no existen gasolinazos.
Pero la realidad no parece favorecer a sus dichos. Y es que la Comisión Reguladora de Energía (CRE), reveló la víspera que el pasado mes de junio los precios al consumidor, en el promedio nacional mensual, de las gasolinas Magna y Premium registraron su nivel más alto en la historia: de 20.27 pesos por litro en el caso de la Magna y de 22.13 pesos por litro para la gasolina con más de 87 octanos. Además, con esas cifras, hilaron ya siete meses seguidos de aumentos.
En tanto, el precio del diésel fue de 21.73 pesos por litro en promedio en todo el país, posicionándose como el segundo más alto desde el pasado febrero.
Para este 14 de julio, los precios promedio de las gasolinas y el diésel en los expendios de México se ubican en:
Gasolina regular precio promedio por litro: 20.284 pesos
Gasolina premium precio promedio por litro: 22.180 pesos
Diésel precio promedio por litro: 21.728 pesos
El costo de la gasolina puede variar en México, debido a una diversidad de factores como: precios de referencia, impuestos y logística.
El precio de referencia se basa en los precios internacionales del petróleo, ya que éste se cotiza en dólares a nivel global, por ello, el costo promedio de la gasolina en este caso se modificará respecto al tipo de cambio que se ubique dólar-peso.
Entonces, en términos globales, este repunte es en parte consecuencia de que la demanda de los combustibles empezó a incrementarse, como era de suponerse, a medida que se van aminorando las restricciones impuestas a causa de la pandemia del COVID-19. Las rencillas entres Estados Unidos e Irán, señalan diversos especialistas en el tema.
Lo anterior obedece al incremento en la demanda por el levantamiento de restricciones de movilidad en muchos países. De igual manera a los acuerdos de la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y los no afiliados, para subir los precios del recurso.
En México, específicamente, esta alza toma especial relevancia tomando en cuenta una serie de decisiones tomadas desde el gobierno federal en temas relacionados con el petróleo y su resultado vuelto combustible.
Por un lado, en el país se paga un impuesto por la gasolina que se consume, es decir, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) Federal y que se determina por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en relación con el tipo de cambio, precios de referencia internacionales del petróleo y costos logísticos.
Desde el 1 de enero de 2020 subió el IEPS, lo que derivó en un ajuste de los precios de la gasolina. En la Regular y Premium se registró un un incremento del 3.33%, según el Diario Oficial de la Federación.
Los costos se pueden llegar a modificar también por razones de logística (transporte y almacenaje), es decir, si suben los precios de combustible al transportar el petróleo y la gasolina refinada en pipas o por barco, también se incrementarán los precios.
Otros factores que influyen en los costos del combustible se dan por la locación geográfica.
Por otro lado está la reciente compra por parte de la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador, anunciada oficialmente a finales del pasado mes de mayo, a la angloholandesa Royal Dutch Shell del 50% de su participación en la refinería Deer Park, ubicada en Houston, por 600 millones de dólares. Con la operación, Pemex se convierte en la dueña del 100% de la refinería que procesa 340,000 barriles por día.
Y es que uno de los grandes problemas que representa alcanzar la soberanía energética, que tanto ansía el mandatario mexicano, es la operación de refinación a cargo de Petróleos Mexicanos (Pemex), pues además de no contar con la infraestructura necesaria para refinar el crudo que se necesita para satisfacer la demanda de combustibles, la operativa en este proceso representa grandes pérdidas para la paraestatal.
Una evaluación interna de la empresa productiva para el Estado definió que no posee de experiencia para el proceso de refinación, esencial para alcanzar la promesa de campaña de Andrés Manuel López Obrador. Por ese motivo, se dio la compra de la refinería Deer Park en Texas, Estados Unidos, que supuestamente resulta una adquisición estratégica para Pemex.
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