Se llamaba Abdel Latif Sharif. El mundo también lo conocería como El Destripador de Ciudad Juárez. Porque aunque nació el 19 de septiembre de 1947 en Egipto, México se convertiría en su patio de recreo.
Químico y presunto asesino serial. Fue un principal sospechoso de ser el autor intelectual y material de los feminicidios registrados durante la década de los noventa y principios de los 2000 en Chihuahua: el caso conocido como las muertas de Juárez.
Sharif nació en el seno de una familia musulmana en Egipto. Fue un hijo único. De acuerdo con historiadores que estudiaron el caso, durante su infancia fue víctima de abuso sexual de su propio padre y otros parientes.
Desde chico demostró ser una persona con una inteligencia dotada. Pasaba su tiempo libre pescando en ríos y entrenando palomas mensajeras. Cuando tenía 12 años le prometió a su papá casarse con su prima de 10 años de edad. Tres años después abandonó esta idea para viajar a Estados Unidos.
Su familia desaprobó la decisión y, según el libro Huesos en el desierto publicado por Sergio González Rodríguez, su tía presuntamente lo hechizó con magia negra.
En la Universidad de El Cairo estudió ingeniería química y obtuvo un promedio de 9.9. Después trabajó un tiempo en la Unión Soviética y luego se mudó a Nueva York para laborar en compañías de maquillaje y otros productos.
Siempre fue un químico exitoso: en México se quedó con varias patentes de procesos petroquímicos que él mismo inventó.
Se casó dos veces y cinco parejas más. Las mujeres se volvieron una parte importante durante sus 21 años en Estados Unidos.
Emigró en 1970 a Nueva York. Tras ocho años en un trabajo lo despidieron por tener problemas con el alcohol. Se mudó al estado de Pennsylvania y después a Florida.
Ahí perpetró los primeros crímenes que se le conocen: delitos como abuso sexual. En 1982 se casó pero el matrimonio duró poco por lo violento que era con su esposa.
Reportes oficiales describen a Sharif como un hombre alcohólico, pedófilo, y promiscuo. El primer caso de agresión sexual se registró el 2 de mayo de 1981 en Palm Beach, en Florida. Engañó a una mujer ofreciéndole trabajo como ama de llaves, pero la secuestró, golpeó, y violó.
Cuando la liberó, la víctima reveló que le dijo: “Oh, ¿te lastimé? Creo que deberías ir a un hospital”, reportó el periodista Michael Newton en su reportaje Ciudad Juarez: The Serial Killer’s Playground para TruTV.
Sharif fue detenido y, aunque argumentó que la supuesta relación fue consensual, un juez lo acusó de asaltar, secuestrar, y violar. No obstante, fue liberado bajo libertad condicional. Inmediatamente volvió a atacar a otra mujer: en agosto de ese mismo año y fue sentenciado a 45 días de cárcel.
Al siguiente año se mudó a Gainesville, donde se casó. Su segunda esposa también se divorció de él después de que la golpeó hasta dejarla inconsciente. Perpetró tres crímenes más, cinco en total en suelo estadounidense.
Sus víctimas fueron identificadas como Joanne Collins Poldesmink, Janet Stroven, Molly Fleming, Susan Wait, y Nancy Díaz. Por el caso de Wait fue sentenciado a 12 años de prisión pero solamente cumplió cinco y fue liberado.
Cuando se mudó a Texas fue que perpetró el ataque contra Díaz. Finalmente lo deportaron y, en el año de 1994, se mudó a Ciudad Juárez, en México.
El primer asesinato que Sharif presuntamente cometió en México ocurrió en marzo de 1995. Sin embargo, existen reportes que él fue un chivo expiatorio para la entonces Procuraduría General de Justicia de Chihuahua (PGJCH), quien posiblemente lo pintó como un asesino serial.
Se afirmaba que sus asesinatos habían comenzado durante los años de 1978 a 1981, cuando las desapariciones de mujeres, niñas y adolescentes comenzaron, pero en este periodo él vivía en Pennsylvania, en Estados Unidos.
Al llegar a México en 1994 vivió en la colonia Rincones de San Marcos, en Ciudad Juárez. En un lujoso vecindario cuya residencia fue patrocinada por la compañía en la que trabajaba. Tenía la coartada perfecta: la de un hombre y un químico inteligente.
Fue aquí que sus presuntos crímenes ocurrieron de 1994 a 1995.
Blanca Estela Díaz, una prostituta de 19 años de edad, denunció a Abdel Latif Sharif el 3 de octubre de 1995 por haberla presuntamente secuestrado por tres días, golpeado, violado, y amenazado de muerte, reportó Teresa Rodríguez en su libro Las Hijas de Juárez (Daughters of Juarez): Un auténtico relato de asesinatos en serie al sur de la frontera.
Los cargos fueron retirados porque las autoridades no encontraron ninguna prueba de abuso sexual. Sin embargo, el gobierno de Chihuahua se encontraba bajo la presión de la ciudadanía y la prensa para encontrar al culpable de los feminicidios en Ciudad Juárez perpetrados en la colonia Lote Bravo.
La Procuraduría había encontrado a su hombre perfecto: Sharif, con su historial criminal, fue el candidato perfecto para ser acusado por los homicidios y las autoridades lo señalaron como el culpable.
Sharif fue culpado de matar a una adolescente de 17 años, Elizabeth Castro García, con quien presuntamente tenía una relación. La hermana de la posible víctima, Eunice, reportó su desaparición el 15 de agosto de 1995.
Elementos de seguridad pensaron que habían resuelto el caso cuando el cadáver de una mujer que concordaba con la descripción del cuerpo de Castro García fue hallado en Lote Bravo.
No obstante, la investigación dio un giro inesperado cuando Elizabeth Castro García apareció viva. El cuerpo encontrado pertenecía a Silvia Rivera Salas, desaparecida desde marzo de 1995.
Testigos en ese entonces declararon que Rivera Salas había sido secuestrada por dos sujetos en una camioneta. Aun así, Sharif fue sentenciado a 60 años de prisión por el asesinato de Silvia Rivera Salas, mientras que se abría un caso para acusarlo del homicidio de otras 17 mujeres.
Estando dentro de la cárcel, los cuerpos de más mujeres violadas, estranguladas, y torturadas, continuaban apareciendo alrededor de todo Ciudad Juárez: las autoridades pintaron una imagen del hombre de origen egipcio de un asesino, violador, y psicópata que controlaba las muertes desde prisión.
Desde el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Ciudad Juárez daba conferencias de prensa donde afirmaba que él no era el culpable de los múltiples homicidios.
Entre octubre de 1995 y abril de 1996, mientras Sharif seguía en la cárcel, otros 12 feminicidios se perpetraron en la urbe chihuahuense. En 1996, los llamados Rebeldes de Ciudad Juárez, un grupo de asesinos seriales, fueron arrestados e inculpados por los asesinatos de 17 mujeres.
Ese mismo año, otro grupo de hombres que mataban en conjunto, los Ruteros o Choferes de Ciudad Juárez, también fueron capturados. Todavía se publicaban y difundían reportes que afirmaban que todos habían sido contratados por Sharif para cometer los crímenes.
En 1996, seguía siendo acusado de 17 delitos de homicidio, 24 de ser el autor intelectual, y docenas de cargos por violación, secuestro, tráfico de personas, y crimen organizado.
Abdel Latif Sharif murió el 2 de junio del 2006 en un Cereso en la capital de la entidad federativa. Su causa de muerte, reportaron las autoridades, fue de un paro cardiaco y un choque hipovolémico ocasionado por una hemorragia crónica debido a una úlcera péptica.
Desde el 2003 había sido diagnosticado con cirrosis hepática, después con hepatitis C y también hepatitis alcohólica.
Fue enterrado en México porque no se encontró a ningún familiar para repatriar su cadáver. Al funeral asistió Karim El Sadat, en ese entonces el cónsul de Egipto en el país.
Hasta su muerte afirmaba que era inocente. Los feminicidios continúan.
SEGUIR LEYENDO: