Tres facciones en pugna: qué provocó la fractura del Cártel del Golfo, que hoy es objeto de masacres

Ocho años después de la captura de un importante operador del Cártel del Golfo, sigue generando enfrentamientos entre los cabecillas de esta organización criminal

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(Foto: EFE/Francisco Guasco/Archivo)
(Foto: EFE/Francisco Guasco/Archivo)

La reciente masacre en Reynosa, Tamaulipas, que dejó como saldo 15 muertos, es derivada de un pleito entre miembros del Cártel del Golfo, reveló la fiscalía del estado.

El Cártel del Golfo, que durante años controló la llamada frontera chica, entre Tamaulipas y Texas (EEUU), quedó muy debilitado desde la captura de Mario Armando Ramírez Treviño, alias el Pelón y/o X-20, en 2013. La detención provocó la fractura de la organización en las facciones Los Metros, Ciclones y Rojos.

La primera opera principalmente en los municipios de Reynosa, Mainero, Villagrán, Hidalgo, Miguel Alemán, Camargo, Gustavo Díaz Ordaz.

La facción de los Ciclones y su brazo armado los Escorpiones, controlan las regiones de Matamoros, San Fernando, Río Bravo, Valle Hermoso y Victoria. En tanto, la célula delictiva de Los Rojos se encuentran asentados en Altamira, Tampico y Ciudad Madero.

La ruptura del Cártel del Golfo también provocó el nacimiento de la facción llamada Panteras, identificados en las zonas de Abasolo, Soto de la Marina, Aldama y González. Asimismo, en el estado operan otros dos grupos criminales: Los Zetas, con su brazo armado Zetas Vieja Escuela y el Cártel del Noreste.

La violencia en Tamaulipas se cuela en las conversaciones de los analistas en seguridad quienes aseguran que lo cometido en la entidad encaja en la definición legal de terrorismo.

Esta idea ha dado vueltas por los corredores de Washington, quienes proponen la inclusión de los cárteles mexicanos a la lista de organizaciones terroristas. El gobierno mexicano se ha opuesto a esa designación porque se describiría al país como un estado fallido.

En estas circunstancias, advierte el analista Alejandro Hope, no es improbable que reviva la vieja discusión que implica a las organizaciones criminales como terroristas.

El narco en Tamaulipas

Desde hace más de dos décadas, especialmente entre 2000 y 2012, Tamaulipas (al noreste de México) ha sufrido de manera continua los efectos de la brutalidad criminal. El 6 de abril de 2001, la captura de Gilberto García Mena, el “June”, operador del Cártel del Golfo, marcó el surgimiento de la disputa con el grupo criminal de Los Zetas, así como nuevos enfrentamientos con grupos provenientes del Cártel de Sinaloa y el de Juárez.

No obstante, fue hasta el inicio de la guerra contra el narco (2006), emprendida por el entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012) que el infierno se encendió. El cártel de la última letra —creado por soldados desertores del Ejército— aplicó la táctica de la propagación del terror civil.

Bajo ese contexto, según puntualiza el periodista Diego Enrique Osorno, resurgió el Cártel del Golfo, contando con el apoyo de la Marina para enfrentar a Los Zetas.

En los próximos años, tras la muerte del líder criminal Heriberto Lazcano (1974-2012) y la captura de Miguel Ángel Treviño (2013), Los Zetas se dividieron en el Cártel del Noreste y Vieja Escuela.

Informes de la Fiscalía señalaron que también la entidad había quedado dividida: el Cártel del Golfo conservó las ciudades de Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria y el puerto de Altamira. Los Zetas operaron en la zona costera de San Fernando, Nuevo Laredo. El inicio de la invasión de plazas en Tamaulipas, desató una serie de bloqueos, asesinatos y secuestros.

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