Dos hermanitos se envenenaron al comer pan cuando jugaban en el patio de su casa, ubicada en la localidad San Fernando, en el municipio de Soteapan, Veracruz.
Tras darse cuenta que estaban inconscientes, sus familiares pidieron ayuda para poderlos llevar al hospital comunitario de Tonalapa pero lamentablemente la pequeña Adriana “N”, de 5 años, llegó sin signos vitales, mientras que Jacobo “N”, de 7 años, se debate entre la vida y la muerte por lo que fue canalizado al Hospital Regional “Dr. Valentín Gómez Farías” de Coatzacoalcos.
La señora Hermila G. H. dio a conocer que tenía como media hora de haber salido de su vivienda a un viaje para recibir un recurso junto con el comité de la escuela, de donde es tesorera, cuando sus parientes se comunicaron con uno de sus acompañantes informándole lo ocurrido.
Por su parte policías ministeriales tomaron conocimiento para esclarecer cómo fue que los menores consumieron el alimento envenenado.
Familiares de los menores manifestaron a las autoridades sanitarias que anteriormente un vecino había intentado envenenar a su perro, razón por la que suponen que dicho pan era para la mascota.
“Yo digo que fue un ser humano, ¿quién anda preparando pan con veneno? Yo no lo vi, sólo Dios lo vio y es testigo de todo lo que me está sucediendo. Él sabe quién me arrebató a mi hija, y si es que por el perro habían arrojado el pan envenenado”.
La desgracia ocurrió en el municipio de Soteapan, ubicado en la zona serrana del sur de Veracruz, una región de alta marginalidad y difícil acceso, por lo que se complicó el traslado de las víctimas a hospitales especializados en Coatzacoalcos y/o Minatitlán.
Los hermanos Adriana y Jacobo se encontraban jugando en el patio con su hermana de 11 años, quien no se percató del momento en que ambos menores ingirieron el alimento envenenado.
Hermila Gutiérrez, madre de los tres niños, había ido a la escuela de sus hijos porque forma parte del comité escolar, y 30 minutos después de haber salido de su casa, vecinos llegaron a buscarla para informarle que dos de sus hijos tenían convulsiones por ingerir veneno.
“No sé porque envenenan animales y causan desgracias a los niños y les quitan la vida, y por eso la gente debe de entender que no pueden dejar venenos para mascotas porque hay niños inocentes”, dijo la madre.
“Le recomiendo a la gente del pueblo que no tire veneno en el patio por más coraje que le tengan a un animal, porque afectan a personas inocentes”, añadió.
Gutiérrez aún permanece en Coatzacoalcos en espera de ayuda asistencial, pues no cuenta con recursos para los gastos funerarios de su hija, ni para la manutención hospitalaria de Jacobo.
Hasta el momento ningún DIF municipal de Soteapan o de Coatzacoalcos se ha puesto en contacto con Hermila Gutiérrez para ofrecerle algún tipo de ayuda.
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