El tramo de Monterrey a Nuevo Laredo dista de 220 kilómetros. El recorrido en carretera requiere, por término medio, tres horas. Es un trayecto corto que resulta cómodo, a no ser que los viajeros vean interrumpido su camino por el asalto y levantones de grupos criminales. Cincuenta veces, de acuerdo con la asociación Fuerza por Nuestros Desaparecidos de Nuevo León —la cifra cambia según el colectivo— ha sucedido este tipo de situaciones en lo que va del año. Esto ha desatado la alarma.
La espeluznante práctica, según las autoridades, ha empezado a extenderse hasta el fronterizo Texas, EEUU. No son secuestros, pues no piden rescate, asegura la familiar de una de las víctimas.
De acuerdo con la reconstrucción de los allegados, la mayoría de los desaparecidos son transportistas que trabajan de noche o madrugada, aunque también existen casos de personas que viajan a ver a sus familias.
La autoría de los secuestros se la reparten los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Noreste, ha asegurado el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez. Ambas organizaciones, y sus brazos armados, se disputan a sangre y fuego el territorio. En esta feroz guerra, el control de la carreteras, principal acceso de droga, es un elemento básico.
Tamaulipas, ubicado en la frontera con Texas, es un paso natural para el intercambio de mercancía con Estados Unidos, pero también, por esa misma razón, uno de los campos de batalla más cruentos del narcotráfico, especialmente el Cártel del Golfo, señalado recientemente de cometer la masacre contra 15 civiles en Reynosa.
Ante este deterioro, el gobierno de Nuevo León ordenó un operativo especial de la carretera Nuevo Laredo (Tamaulipas)-Laredo (Texas) donde ya se patrullan las brechas.
El pasado 10 de junio se viralizó la historia de Gladys Cristina Pérez Sánchez, de 39 años; y sus hijos, Juan Carlos González, de 16, y Michelle Cristina Durán, de 9, todos ciudadanos estadounidenses, que desaparecieron cuando salieron del municipio de Sabinas Hidalgo, Nuevo León con dirección a su hogar en Laredo, Texas.
La mujer y los dos menores viajaban en un automóvil Chevrolet Sonic modelo 2014 de color amarillo con placas de circulación NBX 4740 del Estado de Texas.
La mujer acudió junto a sus dos hijos a visitar a su papá, ya que se encuentra delicado de salud.
El año pasado se viralizó una grabación de una familia que venía de Estados Unidos. En aquella ocasión, un retén del crimen organizado les marcó el alto en pleno Boulevard Luis Donaldo Colosio, en Nuevo Laredo, una de las arterias viales más importantes de la ciudad, cercana al aeropuerto y colindante a la frontera con Estados Unidos.
Las víctimas eran una pareja estadounidense, que pudo escapar de la extorsión.
El 5 de enero del 2020, una familia mexicana denunció lo mismo: “Aquí apenitas una camioneta blanca nos amenazó y sacaron metralletas”, especificó el conductor. La suerte no fue la misma para la familia López Castillo, que se dirigía a su hogar en Oklahoma, EEUU.
Según los informes, los agredidos se toparon con un retén de supuestos sicarios del Cártel del Noreste, por lo que intentaron huir; sin embargo, en su partida fueron baleados por los pistoleros.
SEGUIR LEYENDO: