Como era de esperar, tras un año y medio de llegada del coronavirus (COVID-19) al mundo, mucha población se vio afectada en su estilo de vida debido a la disminución de recursos económicos, provocado por las restricciones sanitarias que provocó cierres de negocios y desempleo.
De acuerdo con un reporte del Banco Mundial (BM) publicado este jueves, gracias a los efectos del SARS-CoV-2 y sus variantes, el porcentaje de población de clase media en América Latina y el Caribe se redujo del 38% en 2019 a 37.3% en 2020, lo que representa que 4.7 millones de personas pasaron a la vulnerabilidad o la pobreza
Cabe mencionar que el BM define a una persona de clase media como aquellas que tienen un ingreso diario entre 13 y 70 dólares; es decir, de 258 a 1390 pesos, con base en el tipo de cambio actual. Mientras que la clase pobre o baja son personas con ingresos diarios inferiores a 5.50 dólares, o 109 pesos.
“La región de América Latina y el Caribe se encuentra en una encrucijada, el retroceso de conquistas sociales que tanto costaron corre el riesgo de volverse permanente a menos que se lleven a cabo reformas enérgicas”, dijo en videoconferencia Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
En el caso de México, la proporción de personas que cumplían con este nivel de ingreso y que por tanto podían reconocerse como clase media, estaba en 30.6% del total de los habitantes del país en 2019; sin embargo, esa proporción cayó en 2020 a 27.6 por ciento.
En la conferencia, la especialista Nora Lustig, profesora de economía latinoamericana en la Universidad de Tulane de Luisiana (EEUU), dijo que el limitado apoyo del gobierno mexicano a la población así como el bajo apoyo contracíclico, motivó que México se convirtiera en el país donde más se incrementó la pobreza ante el choque del Covid-19.
“En México no se desplegó una red de seguridad, ni apoyos a la población ni una política contracíclica al fuerte choque que se recibió por la pandemia”
El informe destaca que en las últimas dos décadas, el número de personas que viven en la pobreza en la región se redujo a la mitad y la clase media fue el grupo más grande en 2018, aunque el crecimiento fue a ritmos diferentes, donde Brasil y Chile sobresalieron.
No obstante, la crisis del COVID-19 amplió los efectos nocivos de la desigualdad en la región, ya que más de la mitad (54.4 por ciento) de los trabajadores de la región opera en el sector informal, nueve de cada diez trabajadores que viven en la pobreza se encuentran en el sector informal, y casi un tercio representa a empleados autónomos.
Acciones para mitigar la caída
En este contexto, se alertó que, si bien las medidas paliativas como los programas de protección social ayudaron a contener el impacto negativo en el corto plazo, sin una recuperación acelerada e inclusiva y niveles similares de medidas de mitigación, la pobreza podría crecer nuevamente en 2021.
Por eso, el BM instó a los gobiernos de la región a garantizar un acceso amplio a las vacunas, implantar sistemas eficientes y efectivos para distribuirlas y administrarlas, y fortalecer los sistemas de salud en toda la región, pues esto será clave para la recuperación.
Asimismo, los confinamientos subrayaron la importancia de un acceso amplio a internet y métodos alternativos para adquirir bienes y servicios, por lo que los países deben seguir invirtiendo en infraestructura digital para acelerar estos cambios y promulgar leyes para expandir la economía digital.
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