Si bien el caso de Cananea podría ser paradigmático por lo dramático y longevo que ha sido el daño causado a la comunidad, no sería más que un botón de muestra de los daños que en todo el país provoca la actividad minera por la ausencia de una regulación adecuada.
Los yacimientos de cobre en Cananea, Sonora, comenzaron a explotarse en 1760. Después de tener varios dueños y métodos extractivos, en 1940 la mina comenzó la explotación a cielo abierto y en 1971 pasó a ser propiedad de la Compañía Minera de Cananea.
En 1989 se declaró en quiebra y fue subastada por el gobierno. Un año más tarde fue adquirida por Grupo México, que ha protagonizado en esta mina, Buena Vista del Cobre, un historial de violaciones de derechos laborales y graves desastres socio-ambientales, de acuerdo con las entrevistas realizadas por Fernández.
“Buena vista del Cobre, la mina que se come a Cananea”, es una historia de la periodista y videógrafa chihuahuense Alicia Fernández.
A través de testimonios de primera mano, consultas con expertos y de un recorrido por la zona, Fernández identifica las principales afectaciones para la población de Cananea derivadas de la imparable expansión de la mina.
La historia concluye que, si bien el caso de Cananea podría ser paradigmático por lo dramático y longevo que ha sido el daño causado a la comunidad, no sería más que un botón de muestra de los daños que en todo el país provoca la actividad minera por la ausencia de una regulación adecuada.
Este reportaje forma parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists, en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers.
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