Las malas noticias llegaron Reynosa, una ciudad de Tamaulipas localizada al noreste de México, al medio día. Era sábado, 19 de junio. 15 personas fueron asesinadas al azar por una facción del Cártel del Golfo, que en la última década ha convertido al estado en un cementerio.
Entre las víctimas había enfermeras, albañiles, estudiantes y taxistas. No era sólo un rumor. El Maestrín, operador de Los Ciclones, brazo armado del Cártel del Golfo, dio las órdenes de entrar a Reynosa, bastión de Los Metros, otra célula del CDG en disputa, ordenó abrir fuego contra quien fuera y provocar una masacre.
Juan Miguel Lizardi Castro, alias el Maestrín —un líder criminal hasta este sábado de bajo perfil— es identificado como uno de los operadores del Cártel del Golfo. Este hombre, según uno de los sicarios que habrían participado en la masacre, envió a células delictivas del CDG, a Reynosa, un territorio controlado —en su mayoría— por la banda delictiva Los Metros.
Estas organizaciones se disputan desde hace años el control del Puente Internacional Pharr, un cruce a Estados Unidos, utilizado para el tráfico de drogas al país norteamericano.
El Cártel del Golfo, que durante años controló la llamada frontera chica, entre Tamaulipas y Texas (EEUU), quedó muy debilitado desde la captura de Mario Armando Ramírez Treviño, alias el Pelón y/o X-20, en 2013. La detención provocó la fractura de la organización en las facciones Los Metros, Ciclones y Rojos.
La primera opera principalmente en los municipios de Reynosa, Mainero, Villagrán, Hidalgo, Miguel Alemán, Camargo, Gustavo Díaz Ordaz.
La facción de los Ciclones y su brazo armado los Escorpiones, controlan las regiones de Matamoros, San Fernando, Río Bravo, Valle Hermoso y Victoria. En tanto, la célula delictiva de Los Rojos se encuentran asentados en Altamira, Tampico y Ciudad Madero.
La ruptura del Cártel del Golfo también provocó el nacimiento de la facción llamada Panteras, identificados en las zonas de Abasolo, Soto de la Marina, Aldama y González. Asimismo, en el estado operan otros dos grupos criminales: Los Zetas, con su brazo armado Zetas Vieja Escuela y el Cártel del Noreste.
La violencia en Tamaulipas se cuela en las conversaciones de los analistas en seguridad quienes aseguran que lo cometido en la entidad encaja en la definición legal de terrorismo.
Esta idea ha dado vueltas por los corredores de Washington, quienes proponen la inclusión de los cárteles mexicanos a la lista de organizaciones terroristas. El gobierno mexicano se ha opuesto a esa designación porque se describiría al país como un estado fallido.
En estas circunstancias, advierte el analista Alejandro Hope, no es improbable que reviva la vieja discusión que implica a las organizaciones criminales como terroristas.
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