La mucormicosis, enfermedad mejor conocida como hongo negro, se presentó en el país desde hace varios años, por lo que no se puede decir que es una nueva adquisición o “ya llegó a México”, indicaron Edith Sánchez Paredes y Laura Castañón Olivares, integrantes del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM).
Las investigadoras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señalaron que con este tipo de infecciones no se realizan reportes en los hospitales de manera obligatoria; sin embargo, al revisar informes epidemiológicos se observó que en un periodo de 12 a 15 años se registraron un máximo de 10 mil casos en el país, aunque su frecuencia no es considerable.
Durante la conferencia de prensa virtual ¿Qué es el hongo negro?, Edith Sánchez declaró que la enfermedad no se transmite de una persona a otra; por su parte Laura Castañón detalló sobre el diagnóstico del hongo negro: se toman muestras de flema, fragemntos de tejido, exudados donde se identifica la presencia de la mucormicosis.
Indicó que por ello que es importante realizar un análisis microscópico, pero el problema radica, señaló, cuando el médico no sospecha de su presencia, retrasando el diagnóstico y tratamiento.
Asimismo, Sánchez explicó que el padecimiento es provocado por hongos microscópicos filamentosos que forman colonias de color blanco o grisáceo con una apariencia de pelusa. Declaró que generalmente no causa daño, pues crecen en los alimentos en proceso de descomposición, como verduras, pan o carne.
Añadió que en la punta tienen estructuras de reproducción llamadas esporangios, dentro de las cuales se encuentran las esporas que se dispersan en el aire y que pueden respirarse, por lo que la principal forma de infección es a través de las vías respiratorias.
Sin embargo, la infección también se puede dar por la vía cutánea, cuando se pegan a una lesión de la piel, como una herida o una quemadura, así como por la vía gastrointestinal, es decir, la ingesta de alimentos.
La académica manifestó que “nos enfrentamos a estos hongos a diario, aunque no todas las personas desarrollan la enfermedad. En condiciones normales, con un sistema inmunológico adecuado, son inocuos”.
Además, señaló que para que se presente una infección por este hongo se requiere varios factores, como:
Diabetes mellitus descompensada, es decir, pacientes sin un control de sus niveles de glucosa
Cáncer
Uso prolongado de esteroides
Quemaduras
Uso de drogas vía intravenosa
El hongo negro puede afectar la piel, mucosa, múscilos, cartílago y huesos; una vez infectado alguna parte del cuerpo, puede diseminarse a cuarquier parte, ya que se trata de una micosis quen evoluciona rapidamente.
“Una vez que el paciente comienza con los primeros signos y síntomas, en una semana podría tener afectación en todos esos tejidos y morir”, advirtió la doctora.
La infección se puede manifestar como rinocerebral, provocando inflamación de la cara de manera unilateral, caída de párpado, dolor de cabeza, congestión nasal, lesiones negruzcas en la nariz o paladar y fiebre.
Asimismo, se puede presentar en los pulmones, provocando tos, dolor de pecho y dificultades para respirar; y gastrointestinal, con dolor abdominal, náuseas, vómito y hemorragias gastrointestinales.
Sáncez recalcó que la mortalidad de la enfermedad es alta, ya que se considera que es de aproximadamente 90 por ciento, sobre todo en los que no son diagnosticados a tiempo y su tratamiento es inadecuado.
Tratamiento
Para atender el hongo negro, explicó Castañón Olivares, es necesario administrar Anfotericina B, en algunos casos acompañado de Fluconazol; asimismo, algunos pacientes requieren de limpieza quirúrgica, ya que el hongo deja tejido muerto.
La especialista aseguró que este tipo de infección no es la más frecuente entre los pacientes con COVID 19, sin embargo, existen otros hongos que han reportado un mayor número de casos, como el Aspergillus, que se manifiesta de diferentes formas, como pulmonar, en un tumor o neumonía.
Indicó que si es el caso, a la diabetes de un paciente se debe agregar la inmunosupresión que provocó la presencia del SARS-CoV-2, abatiendo las defensas del cuerpo y permitiendo el crecimiento del hongo.
“Aunque la enfermedad se cura, puede dejar secuelas estéticas (como pérdida de uno o los dos ojos), o afecciones a nivel del Sistema Nervioso Central”, finalizaron las académicas.
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