A quienes les tocó ser niños o jóvenes en las décadas de los 80´s y 90´s, seguro recordarán una famosa cadena de helados originarios de Guadalajara que ofrecían un extenso catálogo de sabores. Se trata de Helados Bing.
Esta heladería surgió en tierras tapatías, en Guadalajara, Jalisco, y fue fundada por el empresario Cubano-Estadounidense Adolf B. Horn Stevens, quien nación en La Habana, Cuba, en donde vivió un tiempo, hasta que se fue a los Estados Unidos a cursas sus estudios de secundaria y preparatoria. Su padre era alemán, mientras que su madre era de Boston, Estados Unidos. Los padres del empresario tenían un negocio de Ferris que operaba entre Florida y Cuba. Tras la muerte de su padre, en 1936, Adolf decide entrar al negocio. De esta manera aprendió la forma en la que se operaba una empresa.
Horn comenzó a trabajar en el Departamento de Estado de EU durante la etapa de la Segunda Guerra Mundial, lo que hizo que comenzara en el mundo diplomático. En 1958 Adolf llegó a México, y se convirtió en cónsul general de los Estados Unidos en Guadalajara, México. Durante su tiempo como diplomático, promovió la inversión estadounidense en nuestro país, pues fue quien hizo que empresas como Kodak, IBM, Motorola, entre otras, ingresaran al mercado del país.
Tras jubilarse, él y su esposa, Lina Bingham Horn, decidieron radicar en Guadalajara, pues habían quedado enamorados de aquella ciudad. En 1963, Adolf decidió iniciar con una nueva empresa, pues vio que en México no estaba del todo consolidado el sector heladero, y no había algún negocio de este producto que ofreciera distintos sabores.
Así nació Helados Bing. El nombre fue en honor a su esposa, pues así le decía Horn de cariño, como un diminutivo de su apellido Bingham. Ella siempre soñó con ver sus nombres “en las luces”, en cartelera, pues ella era bailarina, y Horn hizo su sueño realidad colocando luces de neón en los establecimientos de sus heladerías con el nombre de Bing.
El 20 de septiembre de 1965 abrió sus puertas la primera sucursal con mucho éxito, pues ofrecía hasta 17 sabores únicos y diferentes, algo que ningún otro negocio dedicado a este sector hacía. Los helados costaban, en ese entonces, 1 peso con 20 centavos, lo cual era un costo accesible para todo público.
De esta manera, Helados Bing comenzó a tener un éxito rotundo, tanto así que se cuenta que dos días después de abrir la primer sucursal, tuvieron que cerrar las cortinas, pues lo clientes arrasaron con todo el producto. Poco a poco fue abriendo tiendas en otros estados de la República, por su precio, sabores, sus establecimientos característicos con colores blanco y rosa, además de un carrusel que destacaba en los establecimientos. Estos los mandó a poner Horn, también en honor a su esposa y su gusto al baile.
Luego de 18 años de estar consolidada como una de las mejores heladerías de México, en 1983 Horn Stevens decide retirarse del mundo de los negocios, pues su esposa había enfermado de manera grave, por lo que vendió la heladería para dedicarle más tiempo a Lina. Cabe destacar que para ese entonces, ya contaba con 16 sucursales distribuidas en todo México.
Fue José Luis González González quien compró la cadena de helados. Gonzáles González era amigo de Horn, y era un importante empresario mexicano, pues se desempeñaba como presidente de la refresquera Coca Cola en México. También, más adelante, González se convirtió en dueño de Helados Holanda.
El nuevo dueño de Helados Bing no permitió que Horn se alejara del negocio, pues lo convirtió en consejero de la empresa, y juntos lograron, para 1995, tener 600 tiendas en todo México.
Tras la implementación del Tratado de Libre Comercio a México, comenzaron a tener problemas con la empresa en 1995, por lo que solicitaron el apoyo del conglomerado de empresas Unilever, la cual ya contaba con diferentes marcas en todo el país. Poco a poco el conglomerado fue abarcando gran parte de los Helados Bing, hasta dejar a José Luis González con solo 30 tiendas en 1998, de las 600 que llegó a tener.
Tanto Horn como González, tras ver esto, decidieron emprender un nuevo negocio de helados. De ahí nació una nueva heladería, llamada Dolphy, este nombre en honor a Adolf, en 1999. En la actualidad, esta empresa continúa operando con algunas sucursales. Sin embargo, para el 2000, Unilever decide cerrar los establecimientos de Helados Bing. Horn murió a los 95 años, a mediados de la primera década de los años 2000.
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