Bajo un tejado de aluminio, habitantes del municipio de Santo Domingo, en San Luis Potosí lloran. Se trata de los familiares de los policías acribillados el pasado sábado y colgados en un puente de Villa Coss, Zacatecas.
A ambos agentes, de 22 y 26 años, los estaban esperando mientras realizaban un recorrido de vigilancia.
Estas regiones, limítrofes entre sí, son un ejemplo más del repunte de la violencia que ha puesto sus ojos en las corporaciones de seguridad. En lo que va del año, según la organización Causa en Común, han sido asesinado 196 agentes, de estos 14 han sido encontrados en Zacatecas.
Sin armamento, ni recursos y en un contexto de violencia e impunidad del 90 por ciento, ser policía es una tarea de héroes que se lleva por delante el eslabón más débil. La tradición señala que a medida que un grupo criminal gana terreno en cualquier estado, aumenta el goteo de muerte.
En este caso, en Zacatecas (al centro norte de México) el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contiende con el Cártel de Sinaloa. Se trata de una guerra especialmente violenta por el control de las drogas.
En menos de un año, la entidad se convirtió en un verdadero polvorín, pasando de los 39 asesinatos registrados en enero del 2020 a los 108, que se contabilizaron en el mismo periodo de este 2021. Según los números, se trata del peor inicio de año desde 2015.
La tragedia visitó Zacatecas hace seis años, cuando el Ejército avisó sobre el desplazamiento de células del CJNG en los límites entre Jalisco y Zacatecas. Poco después, en la ciudad de Nochistlán (Zacatecas) se encontró un laboratorio de crystal presuntamente del cártel de las cuatro letras. Desde luego, no tardaron en suscitarse enfrentamientos con gatilleros de los Zetas y el Cártel del Golfo, quienes entonces dominaban la zona.
48 meses después, la organización de Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho se impuso y desplazó a los grupos criminales de la región. Según advierten los expertos, estableció un control mediante la cooptación de policías estatales y municipales.
El vacío de autoridades fue aprovechado por el Cártel de Sinaloa, que pretendía frenar el avance del CJNG hacia los límites con Durango (noroeste de México), donde las huestes de Ismael Zambada García, el Mayo y los hijos de Joaquín el Chapo Guzmán mantienen un control absoluto.
Zacatecas es la llave de paso a distintas entidades: San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Nuevo León, Durango, Nayarit y Colima.
En abril pasado a través de grabaciones se dio a conocer la entrada de hombres del CJNG a Valparaíso, Zacatecas: recorrieron las calles y vociferaron frente al Palacio municipal, “Pura gente del señor Mencho”.
Transcurrieron cinco meses y la violencia continuó: Ricardo Barrón Guzmán, director de la comandancia de Juan Aldama y uno de sus subalternos fueron asesinados. Las autoridades señalaron como responsable a la guerra que libran los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
Este miércoles, Arturo Landeros, responsable de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal de Zacatecas, confirmó que los cuerpos encontrados en el puente, pertenecían a los elementos reportados como desaparecidos el pasado 18 de junio.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a mayo, en Zacatecas se cometieron 461 homicidios dolosos. Y la lista continúa. Esta mañana, a pocas días de la masacre en Tamaulipas, en Fresnillo, Zacatecas se reportó el multihomicidio de siete personas, cuatro mujeres y tres hombres, que se encontraban al interior de un domicilio en la calle Azucenas, colonia Las Flores.
Según la información disponible, personas armadas entraron al inmueble dispararon a quemarropa contra los habitantes.
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