Ante el aumento de violencia registrado en los últimos meses en Baja California, el Gobierno de México intensificará su presencia para erradicar las causas estructurales que la originan.
La estrategia para la “Promoción de la Cultura de Paz y la Reconstrucción del Tejido Social”, iniciada en Mexicali, estará a cargo de la Secretaría de Gobernación (Segob), a través de la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos.
Dicho modelo se implementará, en primera instancia, en las colonias Valle de Puebla, Ángeles de Puebla, Residencial Monarca y Valle del Pedregal, y tendrá el objetivo de presentar medidas que respondan directamente a las necesidades de los vecinos.
Entre los puntos a fortalecer están la participación comunitaria, reactivación económica, salud, cuidado comunitario, respeto al medio ambiente, espacios urbanos, educación para la paz, buena convivencia, cultura e identidad histórica, perspectiva de género y juventudes.
Adriel Noriega López, coordinador de Estrategia y Análisis para la Prevención Social del Delito y la Reconstrucción del Tejido Social, destacó la importancia de establecer un diálogo cercano con los tres órdenes de gobierno, sector académico, empresarial, así como con los pobladores del municipio para revertir la inseguridad y la fragmentación de la sociedad.
Este mecanismo ya se implementó en Acapulco, Guerrero, y derivado de las ‘Sesiones de Entendimiento para la Promoción de la Cultura de Paz y Reconstrucción del Tejido Social’, encabezadas por la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el subsecretario Rabindranath Salazar Solorio, se acordó que también se replicará en Ecatepec, Estado de México; Monterrey, Nuevo León; Benito Juárez, Quintana Roo, y Tapachula, Chiapas.
Una de las principales células del crimen organizado que azotan Baja California es la de Los Cabos, vertiente del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Esta prácticamente nueva organización criminal es considerada objetivo de primer orden debido al nivel de violencia que ejercen al norte del país. De acuerdo con las autoridades, Los Cabos son un grupo de matones formado a partir de 2015 en Tijuana, Baja California, a fin de facilitar el tráfico de heroína y metanfetamina en la frontera norte.
En un periodo de aproximadamente seis meses y medio, según se lee en el expediente, éstos sicarios planearon el asesinato de 150 personas, la mayoría radicadas en la ciudad fronteriza de Tijuana. Su sangriento reinado del terror también incluyó la ejecución de dos estadounidenses, en noviembre de 2018.
Sobre los Cabos han recaído los tiempos más convulsos de la guerra con el Cártel de Sinaloa y el de los Arellano Félix.
En esta lucha, confusa y sanguinaria, el papel de los hombres del Mencho se presume cada vez más importante, pues le ha permitido al CJNG sobrevivir ante organizaciones criminales más antiguas.
En 2019, la célula criminal de Los Cabos sufrió una fragmentación interna lo que provocó que varios jaliscos apoyaran a sus rivales.
Los señalamientos del gobierno estadounidenses colocan en primer plano de la estructura criminal a Édgar Herrera Pardo, alias el Caimán, quien fue identificado como la cabecilla principal del grupo. Este hombre fue detenido en San Luis Potosí, en agosto de 2019.
Carlos Lorenzo Hinojosa, el Cabo 96, otro de los operadores más importante de los Cabos, se encuentra en la zona Este de Baja California. Édgar Pérez Villa, Cabo 89, fue capturado en octubre de 2020 en Tijuana e Israel Alejandro Vázquez, el Cabo 50.
Todos ellos son acusados de conspirar para distribuir sustancias controladas para importación y conspiración.
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