Como cada sábado, Fernando Ruiz esperaba la paga junto con sus compañeros en Reynosa, Tamaulipas, luego de reparaciones para la Comisión Municipal de Agua y Alcantarillado (Comapa). Así se ganaba unos pesos mientras duraba la pandemia de COVID-19 y regresaban las clases presenciales para concluir sus estudios de enfermería.
El joven de 19 años consiguió ese empleo a través de su padrastro, quien trabaja para Comapa y comandaba un pequeño grupo de subordinados.
Pero alrededor de las 11:00 horas de este 19 de junio, los integrantes de la cuadrilla escucharon balazos en calles de la colonia Almaguer, donde aguardaban al patrón.
El padrastro de Fernando pidió permiso en una vivienda para resguardarse y todos estaban por entrar cuando un comando de sicarios se aproximó a ellos y les dispararon.
Otras 13 personas más fueron ejecutadas en las colonias aledañas de Lampacitos, Unidad Obrera y Bienestar, de la misma manera: a sangre fría. Al ir por la calle. Una de las jornadas más sangrientas en Reynosa se había desatado contra personas inocentes.
Las demarcaciones del atentado fueron al sureste de la ciudad fronteriza, en torno a la avenida Porfirio Díaz, entre el libramiento Oriente y la vía Puente Pharr.
Como en los peores años de la “guerra contra el narco”, que comenzó Felipe Calderón Hinojosa durante su gobierno (2006-2012), la mano de la delincuencia organizada dejó ver su poderío en Tamaulipas una vez más.
Sin embargo, ahora las autoridades no fueron el blanco principal, ni las células delictivas que se disputan el territorio, sino 14 inocentes que simplemente estaban en la calle, caminaban en la banqueta.
“Fue un ataque a la sociedad civil”, dijo a Infobae México Geovanni Barrios Moreno, presidente de la Asociación Civil Justicia Tamaulipas A.C., tras un largo suspiro en el que dejó escapar las pocas esperanzas que le quedan por ver a su estado seguro, sin el miedo recurrente de salir a la calle.
El también integrante de la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado señaló que no había existido un ataque directo contra la población en los últimos años que recordara. El fuego cruzado había sido el peor enemigo de las personas, pero ahora lo vieron de frente.
“Nada más les gritaron que ‘¿qué?, que si se creían mucho’ y sacaron las armas y les empezaron a disparar”, relató Olga Ruiz, hermana de Fernando, a Infobae México.
Para Barrios Moreno, algunas muertes pudieron evitarse por completo. Dos mujeres y un hombre pertenecientes a una misma familia, quienes viajaban en su automóvil, fueron asesinados sin piedad, luego de ser despojados de la camioneta.
“Bien pudieron quitarles el vehículo sin hacerles nada, sin embargo las asesinan”, reclamó sobre las ejecuciones de la avenida Bienestar.
Algunos reporteros locales salieron a la calle a registrar este infame momento de la historia tamaulipeca. Cuerpos apenas cubiertos quedaron tirados en las banquetas. Ninguna autoridad estaba cerca, ni siquiera los testigos de siempre, pues el miedo permeó más que la curiosidad.
“Hicimos un llamado a la gente para que no salga de sus casas. Para prevenir porque no sabemos lo que está sucediendo. Si no tienen a nada que salir, mejor quédense en sus casas hasta que la autoridad pueda esclarecer esto o establecer qué está sucediendo”, sentenció Geovanni Barrios.
En redes sociales, las denuncias por asesinatos comenzaron al filo del mediodía. La embestida del crimen dejó cuerpos tirados en los pasos peatonales. Un taxista fue acribillado.
Al igual que un señor de la tercera edad, quien quedó a no menos de 10 metros de otra víctima, un joven que caminaba del lado contrario de la calle.
El adulto mayor estaba bocarriba con un impacto a la altura de la garganta. Ambos fueron tapados con mantas azules mientras escurría sangre de sus heridas.
A la vuelta de la esquina donde asesinaron a la familia en la colonia Bienestar, los integrantes del comando armado previamente privaron de la vida a un señor que rondaba los 50 años y estaba en su tienda de abarrotes. Un vecino que se encontraba comprando en el local también fue asesinado.
El error fatal
Uno de los errores que más problemas ha causado en la entidad es la falta de coordinación entre los órdenes de gobierno, a decir del activista Geovanni Barrios.
En su opinión, los agentes federales se mantienen al margen de operativos.
“Han tenido una actitud pasiva. La verdad sí. Han sido más las autoridades estatales las que le han hecho frente a los grupos delictivos”, aseguró el tamaulipeco.
Para él, la única solución es la coordinación, trabajo en equipo que les permita actuar y enfrentar de tú a tú a la delincuencia organizada para abatirla.
“Hoy sucedió. Se juntaron los dos niveles y empezaron a buscar a quienes estaban causando el daño”, ahondó al tiempo de recordar los cuatro presuntos sicarios asesinados este sábado, entre el mediodía y las 19:30 horas.
El Grupo de Coordinación Estatal para la Paz en Tamaulipas actuó de manera reactiva. Ejército, Guardia Nacional, policía del estado y Fiscalía local, dieron parte de lo ocurrido en dos comunicados, como signo de trabajo conjunto.
Olga Ruiz contó que en redes sociales se clamaba por la intervención de agentes de seguridad, pero llegaron cuando los crímenes se habían consumado.
“Estaba la gente sola, resguardada, abandonada”, acusó.
Mientras estos ataques continúan, el sufrimiento seguirá en los más de 3.5 millones de tamaulipecos que a diario tienen que escuchar las ráfagas de fusiles y ven la sangre correr por sus calles y carreteras: el saldo de la narcoguerra que no tiene para cuándo.
“Vivimos una crisis emocional tremenda porque cada vez que pensamos que habías superado la situación, caemos a que no. Es una simulación la ‘seguridad’ que tenemos porque en cualquier momento regresamos a los tiempos donde había este tipo de enfrentamientos, de esta forma donde hasta se llevan personas inocentes”, detalló Barrios Moreno, consternado.
La hermana de Fernando recordó que esta situación se ha prolongado por 15 años, tiempo en que gente cercana a la familia, como sus primos, fueron desaparecidos.
Ahora le tocó a Fernando, quien vio frustrada su meta de convertirse en enfermero, algo que perseguía desde que jugaba con el estetoscopio con su hermano, fallecido hace dos años por complicaciones de salud.
“No hay garantías de seguridad, o te cuidas de la policía o te cuidas de la gente armada”, advirtió Olga Ruiz.
Hace una año fue asesinado un ingeniero por fuerzas estatales, luego de ser confundido como sicario. Pasados 20 días, los narcos ejecutaron a un menor de 14 años que salió de casa para buscar a alguien que arreglara su sistema eléctrico, pues se quedó sin luz. Presuntamente le preguntaron si era “puntero” y luego lo ejecutaron.
Tamaulipas está bajo la disputa del Cártel del Noreste, derivado de Los Zetas, y el Cártel del Golfo. La entidad ha sido bastión de cárteles de la droga porque colinda en su frontera norte con Estados Unidos, principal consumidor de estupefacientes.
En sus antecedentes, los actuales grupos delictivos formaron parte de la misma facción, pero al paso de los años tuvieron diferencias y traiciones que los llevaron a la fragmentación.
Si bien, ambos mantienen dominios en ciertos municipios, ninguno de ellos es tan poderoso para imponerse al otro. Así se mantienen en batallas regionales, constantes y aguerridas, donde se juega la supervivencia del bando delincuencial en cada enfrentamiento.
Olga Ruiz pide justicia para su ser querido y que sean detenidos los responsables por quitarle al segundo y último de sus hermanos varones.
Además, que las autoridades no sean indolentes y comprendan el dolor por el que atraviesan los familiares, pues en el servicio forense les solicitaron varios documentos para entregar el cuerpo.
“Se pusieron bien broncudos con nosotros, nos empezaron a echar pleito, en lugar de respetar el dolor empezaron a alegar con mi papá y con mi mamá y lo amenazaron que a él se lo iban a llevar a la cárcel”, denunció la habitante de Río Bravo luego de que los deudos reclamaran por el crimen y fueran tratados de forma prepotente.
Entre desconsolada, triste y enojada, la hermana de Fernando y los suyos deberán formarse antes de las nueve de la mañana de este domingo 20 de junio para no quedar relegada en la fila donde los demás reclamarán a sus muertos.
Hasta las 23:30 horas del sábado, las autoridades informaron de 18 personas muertas, 14 víctimas y cuatro presuntos agresores abatidos.
Por estos hechos solo hay un detenido, quien llevaba a dos mujeres en la cajuela de un automóvil. Los atacantes iban en caravana.
El aseguramiento preliminar contabiliza dos camionetas y un automóvil, en este último vehículo viajaba el sujeto arrestado con las mujeres privadas de la libertad. En otra de las unidades estaba una persona acribillada. También se decomisó un arma larga.
Los pobladores consultados indicaron que la noche seguía tensa y se oían balaceras. Una granada fue arrojada en la agencia Chevrolet del municipio de Río Bravo. Mientras que los enfrentamientos ya se reportaban en el otro extremo de la región colindante con Nuevo León.
Ni las autoridades federales y mucho menos las del estado ofrecieron un apoyo inmediato a las víctimas. Tampoco algún mensaje, intención de acompañamiento psicológico o ayuda en gastos fúnebres, ni ninguna otra muestra de solidaridad.
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