Dura crítica de David Faitelson a los hijos de Julio César Chávez: “Lo de siempre: papá a salvar el orgullo de la familia”

Por otra parte, el comentarista deportivo reconoció a Julio César Chávez en la historia del boxeo mexicano tras “colgar los guantes” con su victoria contra Macho Camacho Jr.

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(Foto: Captura de pantalla /
(Foto: Captura de pantalla / GSStreaming)

Espectador de los eventos de despedida del gran campeón del boxeo mexicano, Julio César Chávez, y ante la derrota de sus hijos, Omar Chávez frente al “Inocente” Álvarez y Julio César Chávez Jr. con Anderson Silva, el periodista David Faitelson, no guardó silencio y se expresó en sus redes sociales.

“Lo de siempre: Julio César Chávez [sic] papá a “salvar el orgullo” de la familia y del apellido...”, publicó en Twitter.

Asimismo, el comentarista deportivo reconoció el papel de Julio César Chávez en la historia del boxeo mexicano, luego que éste colgara los guantes victorioso del encuentro contra Macho Camacho Jr.

“Como Julio César Chávez no hay otro ni habrá otro en la historia del boxeo mexicano... Inmortal @Jcchavez115″, expresó.

(Foto: Twitter/@jspecdriver)
(Foto: Twitter/@jspecdriver)

El pasado 20 de junio, el histórico boxeador Julio César Chávez se subió al ring por última vez. En una noche donde fue protagonista, recibió el apoyo de su familia y hasta del propio Saúl “Canelo” Álvarez, el Gran Campeón Mexicano salió a la cacería del hijo de su rival, Héctor “El Macho” Camacho, desde el primer campanazo y logró llevarse la victoria. De esa forma, entregó sus últimos ganchos y jabs a un público que lo aclamó desde su aparición en el Estadio Jalisco.

Chávez, el hombre de las 90 peleas invicto, entró al recinto haciéndose notar con su típica banda en la cabeza. Detrás de él, cargando un cinturón, su hija Nicole encabezó la esquina. De igual forma, en la caminata, Julión Álvarez cantó la canción de “El Rey”, compuesta por José Alfredo Jiménez.

Desde el primer momento de la pelea, Chávez se lanzó al ataque. No se guardó nada. Tras meses de no ponerse los guantes y a sabiendas de que se trataba de la última vez, el legendario boxeador se mostró insaciable. Héctor Camacho, vestido de color dorado, se ubicó en la parte exterior del ring y se movió a lo largo de todo el perímetro esperando los impactos de su contrincante.

El cansancio se hizo notar en el mexicano. Los 115 pleitos profesionales que sostuvo en su carrera pesaron sobre sus hombros, pero le dieron el empuje necesario para terminar el compromiso. Los segundos pasaron y, cuando menos lo espero, sonó el último campanazo. Aprovechando el arrinconamiento de su rival, soltó algunos golpes después del final y culminó con un acto que bien pudo describir el balance de su carrera; un rival duro que nunca cedió un sólo espacio a sus contrincantes.

. EFE/ Francisco Guasco
. EFE/ Francisco Guasco

Sin embargo, la historia fue distinta para los hijos de la leyenda quienes fueron derrotados por sus contrincantes en los eventos que homenajearon y despidieron la carrera deportiva de su padre.

Por un lado, Julio César Chávez Jr. perdió frente a Anderson Spider Silva, peleador brasileño de artes marciales mixtas, por decisión dividida tomada por los tres jueces, en una polémica pelea donde la afición no sabía qué esperar, pues la formación luchística de ambos era muy diferente: mientras uno está acostumbrado a sólo golpear con los puños, el otro debía eliminar su instinto de utilizar todas las extensiones de su cuerpo para atacar.

En tanto, Omar Chávez fue derrotado por Ramón “Inocente” Álvarez,por decisión unánime, tras la esperada pelea entre las dos dinastías en la cual durante los últimos segundos del cuarto episodio, el representante de la dinastía Álvarez conectó un golpe en la sien de Omar y lo dejó sangrando.

Esta herida provocó que en el quinto encuentro, se pidieran breves pausas médico revisara a Chávez, pero al mencionar que la herida no estaba cerca del área ocular, se permitió continuar. Aún así, el hijo del boxeador mexicano continuó en la disputa, pero “Inocente” no le dio tregua y siguió conectando sin piedad contra su adversario.

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