El 20 de junio del 2013 es, probablemente, el último año en el que Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, pudo haber pasado un día del padre en libertad con sus hijos y familia. A partir del 2014, la vida del narcotraficante mexicano ha sido marcada por capturas, escapes y extradiciones por parte de diferentes instituciones de justicia.
En febrero del 2014, el gobierno de Enrique Peña Nieto anunció la recaptura del Chapo después de su huida en el 2001 del penal de Puente Grande, en Jalisco. Sin embargo, el 11 de julio del 2015, volvió a escapar, esta vez del penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya, Estado de México. Luego, en enero del 2016, Peña Nieto volvió a anunciar la tercera captura de Joaquín Guzmán Loera. En esta ocasión, antes de tener la oportunidad de una tercera fuga, el capo mexicano fue extraditado por la justicia estadounidense en enero del 2017.
El juicio recibió sentencia hasta febrero del 2019. Sin embargo, durante su juicio, el narcotraficante mexicano permaneció bajo resguardo de la justicia estadounidense. Ahora, con cadena perpetua después de que lo encontraron culpable de los 10 delitos que se le imputaron, el capo está encerrado en el penal de máxima seguridad ADX Florence.
Mientras tanto, sus hijos e hijas, repartidos entre México y los Estados Unidos, pasan el octavo día del padre sin estar cerca de Joaquín Guzmán Loera.
De entre las noticias más recientes sobre el paradero de la descendencia del Chapo, destaca el cierre de una escuela en la colonia Ampliación Bicentenario, uno de los municipios más pobres de Sinaloa, territorio controlado por el cártel que encabezaba Joaquín Guzmán Loera hasta su extradición en el 2017.
Esta escuela llamó la atención de los medios por haber sido apoyada, según declara Esmeralda Quiñonez (la encargada del centro de enseñanza), por los hijos del Chapo. Ella cuenta que cada semana, un par de personas llegaban a aportar la cantidad de 2,000 pesos, que servían para pagar el internet y otros servicios para que los niños y niñas que no tenían acceso a tecnologías de la información pudieran tener un espacio donde tomar clases virtuales, luego de que las aulas presenciales cerraron a raíz de la pandemia por la COVID-19.
La escuela, en la que colgaba una hoja de papel con las siglas JGL (Joaquín Guzmán Loera), intentó ser regularizada por las autoridades educativas del estado. Sin embargo, luego de que los hijos del Chapo dejaron de destinar recursos al centro educativo, y de que las aportaciones del gobierno resultaron insuficientes, a inicios de junio trascendió a través del periódico Milenio que la escuela cerró sus puertas.
El Cártel de Sinaloa quedó en una disputa por el poder luego de que Joaquín Guzmán Loera, su líder natural, fue aprisionado por la justicia estadounidense. A partir de ahí, quienes parecían los herederos lógicos de la estrctura criminal eran sus hijos, “Los Chapitos”, Jesús Alfredo Guzmán, Iván Archivaldo Guzmán y Ovidio Guzmán López.
Sin embargo, por una carta publicada por Jesús Alfredo e Iván Archivaldo luego de que el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) los secuestró para después perdonarles la vida, revelaron que Dámaso López “El Licenciado” (mano derecha del Chapo), había traicionado las intenciones de Joaquín Guzmán, quien le encargó a sus hijos en otra carta, para que los protegiera mientras lideraban el cártel.
Dámaso López, según dejan entrever los diferentes conflictos y correspondencias interceptadas por la justicia estadounidense, traicionó al Chapo en beneficio propio y de su hijo, conocido como “El Minilic”. Sin embargo, luego de que el mismo Dámaso fue encarcelado por la justicia estadounidense, “El Minilic” quedó sin la protección de su padre, quien finalmente le recomendó entregarse a las autoridades de los Estados Unidos para negociar un trato y salvaguardar su vida.
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