La historia de Eje Central, una de las avenidas más complejas de toda América Latina

Antes Niño Perdido y San Juan de Letrán, el Eje Central Lázaro Cárdenas recorre las alcaldías Coyoacán, Benito Juárez, Cuauhtémoc y Azcapotzalco. Mide casi 20 kilómetros con uno de los cruces más transitados de la Ciudad de México

Guardar
Antes de llamarse Eje Central Lázaro Cárdenas, la gran avenida se dividía en nueve partes.
Antes de llamarse Eje Central Lázaro Cárdenas, la gran avenida se dividía en nueve partes.

Es una de las avenidas más largas e importantes de la Ciudad de México. También, es una de las que más historias podría contar si hablara. El Eje Central Lázaro Cárdenas actualmente es característico por los vendedores ambulantes que te detienen casi en contra de tu voluntad para ofrecerte softwares piratas, reparar tus celulares o algunos productos más.

Aunque en ocasiones se asocia al Eje Central únicamente con el Centro Histórico, este es mucho más extenso, pues recorre casi toda la Ciudad, desde el norte, llegando hasta los límites de la capital con el Estado de México, conectándose con la calle Ventisca, hasta las calles de Vista Hermosa y Ajusco, en Coyoacán, al sur. Recorre cuatro alcaldías: Coyoacán, Benito Juárez, Cuauhtémoc y Azcapotzalco y mide poco menos de 20 kilómetros.

Una de las características más llamativas de esta vialidad, es que tiene uno de los cruces más transitados de toda Latinoamérica, a la altura de la calle Francisco I. Madero, pues se estima que al día cruzan más de 300,000 personas.

Historia

Antes de que la Ciudad de México comenzara con el auge de las grandes avenidas y los ejes viales, cada calle de la capital tenía su propia identidad, y el Eje Central no era la excepción. Esta gran avenida estaba dividida en nueve secciones o calles llamadas: Ajusco, Panamá, Niño Perdido, San Juan de Letrán, Ruiz de Alarcón, Aquiles Serdán, Leyva, Santa María la Redonda y Abundio Martínez.

El Eje Central Lázaro Cárdenas fue nombrado así en 1978.
El Eje Central Lázaro Cárdenas fue nombrado así en 1978.

En la zona centro de la Ciudad de México, el Eje Central se dividía en tres partes diferentes: de la colonia Portales hasta Salto del Agua, era conocido como Niño Perdido; de José María Izazaga a Madero era conocido como San Juan de Letrán y de Madero a la calle de Tacuba era conocido como Ruiz de Alarcón.

Hay un par de versiones sobre por qué el nombre de la calle Niño Perdido. Ambos se remontan a la época colonial. La primer versión incluye un triángulo amoroso y un amor no correspondido. La leyenda de este cuenta que un joven platero fue rechazado por su novia cuando ésta conoció a un escultor de origen español. La nueva pareja se casó y pronto tuvieron un hijo. Una noche un incendio provocó caos y confusión cerca de la casa de la pareja. En medio del desorden, el despechado platero robó al bebé provocando que la madre desesperada gritara: “¡Mi hijo se ha perdido! ¡Madre mía, devuélveme al niño perdido!”. En la madrugada la pareja recuperó al niño y la vía fue conocida como la calle del Niño Perdido, a partir de esa noche.

La segunda versión viene de una pequeña iglesia de la zona construida en el siglo XVII, a la altura de la calle Dr. Pascua, en la que se adoraba el pasaje bíblico del Niño Jesús perdido, hallado entre doctores de la iglesia. También se dice que ese es el origen de la colonia vecina de otras como la Buenos Aires o la Roma.

Por su parte, el tramo nombrado como San Juan de Letrán, viene del Colegio San Juan de Letrán, que estaba construido en la calle que hoy se conocer como Madero. Este fue el primero en educación básica que se instalo en la Nueva España.

La Torre Latinoamericana es uno de los edificios más emblemáticos del país.
La Torre Latinoamericana es uno de los edificios más emblemáticos del país.

Para principios del siglo XX, la famosa vialidad sufrió significativos cambios. Lugares como el Teatro Blanquita o el Cine Teresa hicieron que la gente comenzara a juntarse en la zona para buscar divertirse o pasar un momento agradable.

Otro de los lugares característicos del Eje Central es Garibaldi, en donde se puede encontrar fiesta en sus diversos bares y mariachis a toda hora.

Con la urbanización de años posteriores, se planeó construir avenidas más anchas con la finalidad de evitar el tránsito que se formaba en las calles angostas, aparte de buscar darle una vista moderna. Varios edificios fueron demolidos, incluyendo el que le dio el nombre de San Juan de Letrán a la avenida y en 1978 el regente Carlos Hank González unificó los nombres que dividían a la avenida y se le dio su nuevo nombre: Eje Central Lázaro Cárdenas, en honor al expresidente que gobernó México de 1934 a 1940.

A lo largo del Eje Central pueden encontrarse estaciones del metro como Bellas Artes, de la línea 2; Salto del Agua de la línea 1; Lázaro Cárdenas de la línea 9 y Eje Central de la línea 12.

El cruce de Eje Central con Madero es uno de los más transitados de Latinoamérica.
El cruce de Eje Central con Madero es uno de los más transitados de Latinoamérica.

También se pueden encontrar emblemáticos lugares como la Torre Latinoamericana, ubicada justo en el cruce con Madero. Es uno de los edificios más icónicos de la ciudad e incluso del país. La fuente de Salto del Agua también se puede ver en el cruce con Arcos de Belén. Fue creada por el arquitecto Ignacio Castera y es la culminación de lo que queda del gran acueducto de Chapultepec, construido en el Virreinato. Este recorría la Avenida Chapultepec y Belén hasta llegar al cruce con Niño Perdido, hoy Eje Central.

El Edificio La Nacional también es uno de los más icónicos de la Ciudad de México, y está en el cruce de Eje Central con avenida Juárez. Es una de las edificaciones que recuerdan la modernización de la CDMX, pues fue el primer rascacielos en México, superando la barrera de los 50 metros. Una de sus grandes características es su estilo Art Decó, de los años 30´s.

Algunos otros de los lugares emblemáticos que pueden encontrarse en su recorrido son el Palacio de Bellas Artes, la Plaza de las Tres Culturas, el Teatro Blanquita, El Palacio Postal y la Alberca Olímpica.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar