De Mérida, en el sureste de la República, hasta Mexicalli, en el noroeste del país, hay una larga distancia de unos 2,861 kilómetros, que se hacen más amplios si consideramos que para ir de una a otra urbe de forma directa se tienen que atravesar dos Golfos –el de México y el de California– y toda una República.
Esta semana, en ambas ciudades mexicanas, una en la península y otra en la frontera con Estados Unidos, se alumbraron dos estelas esta semana, para recordar con la potencia de la luz que México tiene cuentas pendientes con al menos una parte de sus ciudadanos: la legislación en todas sus entidades federativas del matrimonio igualitario, como mandató la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Tres organizaciones de la comunidad LGBT+, All Out, el Colectivo Por la Protección de Todas las Familias en Yucatán y el Frente Político de Mujeres Jóvenes de Baja California, se unieron para realizar un serie de proyecciones gigantescas de uno y de otro lado del país, para insistir en la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el territorio mexicano.
Y es que esta semana, el 15 de junio para ser más precisos, se cumplieron seis años desde que el máximo Tribunal del país resolvió que las parejas del mismo sexo se pueden casar en todo México, y dejó en manos de los estados la obligación de legislar para modificar los Códigos Civiles locales, con el objetivo de incorporar a una parte de la población largamente olvidada e incluso asediada.
Pero, seis años después, todavía hay 11 estados, de los 32 en el país, que siguen negándose a legislar sobre el tema, algunos incluso poniendo a prueba los límites de la ley, como el caso de Yucatán, que en dos ocasiones durante 2019 rechazó el matrimonio igualitario y que el Pleno de la Corte decidirá luego de amparos promovidos precisamente por el Colectivo PTFY.
“Yucatán es el estado que menos avance a tenido en los últimos años, e incluso a tenido retrocesos graves, en reconocimiento de los derechos humanos de las personas LGBTQ+ y en la implementación de políticas publicas para nuestra protección como grupo vulnerable”, señaló a Infobae México César Briceño Castro, integrante del colectivo que impugnó ante la SCJN el caso del Congreso yucateco.
Es por este tipo de casos en distintos puntos del país que las proyecciones gigantescas intentaron poner el tema en el centro del ya terminado debate y obligar a los representantes populares a seguir la ley. “Al Congreso de Yucatán también le dejamos el mensaje en la puerta del mismos recinto en el que declararon a las familias homoparentales ‘familias no válidas’ y sin derecho a certeza jurídica”, añadió Briceño.
Los mensajes son tan breves como poderosos. “Sí existo”, rezaba una de las camisas que algunos activistas portaron durante las proyecciones en ambas ciudades mexicanas la noche del 15 de junio, durante la conmemoración de la definición de la Corte.
“Seis años después, Yucatán sigue diciendo NO al amor”, rezaba una de las proyecciones. “¡Matrimonio Igualitario Ya!”, exigieron, como lo han hecho desde hace varios años las organizaciones y sus participantes, recordando que para los derechos humanos no hay tiempo que perder. Que aún con las decisiones de la SCJN algunos ciudadanos no pueden ejercer todas sus capacidades, que sus propios representantes populares han elegido seguir ignorándolos a pesar del desacato.
“Con estas proyecciones, queríamos decirle a los Congresos locales, de forma muy directa, que deben legalizar el matrimonio igualitario”, manifestó Andrés Forero Ordóñez, gerente de campañas de All Out en América Latina. “Esta fue la última de una serie de acciones de presión que llevamos realizando durante los últimos meses por la legalización del matrimonio igualitario en todo México.”, agregó.
Pero, como lo demostraron los activistas esta semana, la luz siempre alumbra incluso en las noches más espesas. Dos motivos para la alegría, aunque no para dejar de lado la insistencia, se sucedieron precisamente esta semana: este miércoles, el Congreso de Baja California aprobó el matrimonio igualitario con 18 votos a favor, una amplia mayoría.
Unas horas antes, el martes, Sinaloa también votó a favor del matrimonio entre parejas del mismo sexo, con unanimidad en la votación aunque hubo ausencia de legisladores que prefirieron no participar del momento histórico pero tampoco quisieron ligar sus nombres a la negativa.
“Baja California tenía 10 años luchando por el matrimonio igualitario y en 2020 faltó tan solo un voto para su aprobación. Hoy, un año después, me siento feliz por la decisión del Congreso. Después de tanto tiempo, por fin es legal el amor libre” expresó Karolyna Pollorena, vocera del Frente Político de Mujeres Jóvenes de Baja California, organización que ha impulsado el voto a favor del matrimonio igualitario en el Estado, incluyendo una petición que recaudó más de 12,000 firmas en la plataforma All Out.
El camino sigue y los esfuerzos se concentrarán ahora en los estados que todavía no han modificados su legislación local. Pero, si antes la mayor parte del país no contemplaba el matrimonio igualitario, ahora los papeles cambiaron, con el apoyo inconmensurable de la jurisprudencia de la Corte. Los faros plantados por los activistas en ambos extremos del país servirán a las entidades restantes para completar el rompecabezas.
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