La semana pasada, Emma Coronel, esposa de Joaquín el Chapo Guzmán, se declaró culpable por cargos de lavado de dinero y conspiración para traficar drogas a Estados Unidos. El camino, ya muy recorrido por varios narcotraficantes mexicanos, le abrió a Coronel la posibilidad de una condena mínima.
Pese a aquella negociación, la esposa del fundador del Cártel de Sinaloa podría obtener una sentencia de 11 años de prisión —según lo sugerido por los fiscales—, lo que significa que será hasta el 2032, que las gemelas que procreó con Guzmán Loera puedan volver a vivir con ella.
Las gemelas Emali Guadalupe y Joaquina Guzmán, de 9 años, por ahora ya no tendrán una fastuosa fiesta de cumpleaños con la temática de Barbie, como la que les organizó su madre en 2018, días antes de que iniciara el juicio contra su padre, el Chapo.
Con Emma en la cárcel, el futuro de las niñas aún es incierto. Según los medios internacionales, en caso de que Emma y el Chapo no hayan designado tutores, la custodia pasaría cualquiera de sus dos abuelas: Blanca Estela Aispuro, madre de Emma, y María Consuelo Loera Pérez, madre de Joaquín Guzmán Loera.
Desde que fue arrestada el pasado mes de febrero, Emma Coronel pasa sus días en un aislamiento que deteriora su salud, preocupada por sus gemelas y sin convivir con el resto de las reclusas.
Según lo declarado por sus abogados, la ex reina de belleza se la pasa encerrada 22 horas al día en su celda, y únicamente se le permite durante una hora hablarle a sus familiares. Debido a que el permiso es solo por la madrugada, Coronel no ha mantenido mucho contacto con sus gemelas.
Mariel Colon Miro, quien representa a la acusada junto con Jeffrey Lichtman, dijo que las malas condiciones de su clienta no han mejorado en el Centro de Detención de Alexandria, Virginia. Al contrario.
“Ha extrañado muchísimo a sus niñas y está muy preocupada por ellas, sus condiciones siguen siendo igual o peor.
“Casi no puede hablar con las pequeñas, normalmente puede hablar con ellas en el fin de semana, ya que actualmente solo puede salir de su celda de una de la madrugada a tres de la madrugada, para bañarse y hablar con su familia”, explicó la abogada en entrevista con Infobae México.
Esta situación es preocupante, a decir de Colon Miro, porque Coronel Aispuro pasa 22 horas recluida sin hacer nada y ello podría alterar tanto su salud física como emocional. Si bien puede salir a una sala y tiene un par de horas para asearse, ese tiempo también debe ocuparlo para alguna comunicación con sus seres queridos.
“Lamentablemente a esa hora es muy tarde, porque las niñas pequeñas están durmiendo, entonces no puede levantarlas. Puede hablar con ellas los viernes y los sábados, porque al otro día no tienen clase”, agregó la defensora neoyorkina.
Tan pronto como termina su estancia en la sala, a altas horas de la madrugada y en completo aislamiento del resto de reclusas, vuelve a su celda. Pero apenas regresa, a las cinco de la mañana, la vuelven a levantar para que tome el desayuno.
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