Qué hay detrás del nuevo máximo histórico del precio de la gasolina

El aumento de la demanda de combustible a nivel mundial, a medida que se levantan las restricciones por el COVID-19, así como algunas decisiones tomadas en el tema energético nacional representan aspectos a considerar en el alza histórica registrada en mayo

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Detalle de un surtidor de
Detalle de un surtidor de combustible de una gasolinera de Exxon Mobil, la cual fue inaugurada el miércoles 6 de diciembre de 2017, en el estado de Querétaro (Foto: EFE/Enrique Contla)

El precio gasolina en México alcanzó niveles máximos en su historia el pasado mes de mayo. Los tres tipos de combustibles que más son utilizados a nivel nacional sufrieron esa subida: la gasolina regular alcanzó los 20.22 pesos por litro; la del tipo Premium, 22.02 pesos; mientras que el litro de Diésel se colocó en 21.69 pesos.

A nivel global, este repunte es consecuencia de que la demanda de los combustibles empezó a incrementarse, como era de suponerse, a medida que se van aminorando las restricciones impuestas a causa de la pandemia del COVID-19. Las rencillas entres Estados Unidos e Irán, señalan diversos especialistas en el tema,

Lo anterior obedece al incremento en la demanda por el levantamiento de restricciones de movilidad en muchos países. De igual manera a los acuerdos de la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y los no afiliados, para subir los precios del recurso.

(Foto: REUTERS/Henry Romero)
(Foto: REUTERS/Henry Romero)

Muestra de todo ellos se ve reflejada en el Brent, que es utilizado como precio referencia en los mercados. En mayo de 2020 ese petróleo se cotizaba en 31.02 dólares por barril. Pero una año después se más que duplicó, costando 68.04 dólares por barril. Así, al inicio de este año había aumentado su precio ya en un 25% y en el último mes, solamente, en un 5%.

En México, específicamente, esta alza toma especial relevancia tomando en cuenta una serie de decisiones tomadas desde el gobierno federal en temas relacionados con el petróleo y su resultado vuelto combustible.

Por un lado la reciente compra por parte de la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador, anunciada oficialmente a finales del pasado mes de mayo, a la angloholandesa Royal Dutch Shell del 50% de su participación en la refinería Deer Park, ubicada en Houston, por 600 millones de dólares. Con la operación, Pemex se convierte en la dueña del 100% de la refinería que procesa 340,000 barriles por día.

Y es que uno de los grandes problemas que representa alcanzar la soberanía energética, que tanto ansía el mandatario mexicano, es la operación de refinación a cargo de Petróleos Mexicanos (Pemex), pues además de no contar con la infraestructura necesaria para refinar el crudo que se necesita para satisfacer la demanda de combustibles, la operativa en este proceso representa grandes pérdidas para la paraestatal.

 Vista aérea del complejo
Vista aérea del complejo de fabricación Shell Deer Park en Deer Park, Texas, Estados Unidos (Foto: REUTERS/Adrees Latif)

Una evaluación interna de la empresa productiva para el Estado definió que no posee de experiencia para el proceso de refinación, esencial para alcanzar la promesa de campaña de Andrés Manuel López Obrador. Por ese motivo, se dio la compra de la refinería Deer Park en Texas, Estados Unidos, que supuestamente resulta una adquisición estratégica para Pemex.

Sin embargo, se trata de una decisión ampliamente criticada al presidente ya que analistas y expertos en el tema energético advierten que solo significa un paso más en retroceso en materia energética, recordando que el futuro en estos asuntos son las energías limpias, algo con lo que simplemente nunca ha concordado el jefe del Ejecutivo.

“Lo más importante es que en 2023 seremos autosuficientes en gasolinas y diésel; no habrá aumentos en los precios de los combustibles”, auguró el presidente López Obrador

Y por otro lado, el pasado mes de abril, el gobierno propuso cambios a las leyes de combustible del país indicando que revisaría los permisos emitidos a los gasolineros porque algunos operadores de estaciones de servicio no estaban transfiriendo los subsidios a los consumidores tras un aumento en los precios internacionales del crudo.

“La Secretaría de Hacienda en este momento mantiene estímulos para las gasolinas y hay algunos empresarios gasolineros que absorben los estímulos y aparte aumentan los márgenes de ganancias en forma considerable”, dijo en ese momento la secretaria de Energía, Rocío Nahle, en una respuesta escrita a las preguntas de Bloomberg. “Vamos a revisar sus permisos y actuar en consecuencia”.

Las críticas de Nahle a los gasolineros se produjeron justo cuando el Congreso comenzó a discutir un proyecto de ley propuesto por el presidente que buscaba darle a la petrolera nacional un mayor control sobre el mercado de combustibles recientemente liberalizado. La legislación que fue propuesta era el paso más audaz del Gobierno actual para reducir las reformas que atrajeron inversiones de Royal Dutch Shell Plc, BP Plc, Chevron Corp. y Exxon Mobil Corp en la distribución de combustible.

En febrero pasado, la Secretaría de Economía recuperó una exención fiscal sobre el diésel y la gasolina con el objetivo de crear un amortiguador contra el impacto del aumento de los precios internacionales del petróleo. Sin embargo, México vio en esas fechas un aumento en los precios al consumidor, lo que localmente se conoce como un “gasolinazo”, o aumento del precio de la gasolina, en el combustible Premium, que alcanzó un récord de 25,50 pesos por litro (USS 4.80 el galón) a fines de marzo, según el regulador del consumidor, Profeco.

Además, otro punto determinante en los nuevos máximos en la historia de los precios de combustibles en México es que, precisamente en mayo, a principios al menos, Hacienda decidió deja a la gasolina “roja” o Premium, por tercera semana consecutiva, sin estímulo fiscal, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). La medida fue aplicada del 1 al 7 de mayo.

México cobra un impuesto por la gasolina que se consume, es decir, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) Federal, el cual determina la SHCP, en relación con el tipo de cambio, precios de referencia internacionales del petróleo y costos logísticos. Y cuando ha decidido quitarlo, este se cobra al propio consumidor.

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