Aunque la participación de Emma Coronel Aispuro ya se había ventilado en el juicio de su esposo, Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, las autoridades norteamericanas publicaron una declaración de hechos donde dejaron ver más detalles sobre el rol estratégico de la ex reina de belleza, quien aceptó sus responsabilidades al colaborar con el Cártel de Sinaloa.
En el documento se describen complicidades de una mujer beneficiada durante 14 años con ganancias ilícitas, producto de la venta de drogas. Aunque también se da cuenta de alguien que recibió órdenes, tuvo reuniones con criminales de jerarquía, sobornó a funcionarios corruptos y estaba consciente de su papel dentro de la organización transnacional. Por otra parte, se vislumbra a una persona que selló su destino al casarse en 2007 con el Chapo Guzmán.
Coronel Aispuro de 31 años aceptó que recibió dinero de su esposo, además, que vivía, poseía y controlaba residencias pagadas por el líder del Cártel de Sinaloa. También obtenía rentas de propiedades y negocios financiados con recursos del narcotráfico. Controlaba gran cantidad de bienes. Sabía el origen de eso y que su marido era un capo poderoso.
De acuerdo con la declaración de hechos, ella conocía que el Cártel de Sinaloa es un grupo criminal dedicado al negocio de las drogas con conexiones desde Colombia, a través de Centroamérica, México y con destino final a EEUU. También sabía que esas operaciones generaban millones de dólares cada año.
Sin embargo, a partir del párrafo 13 y hasta el 25, el Departamento de Justicia reiteró que Emma Coronel fue mensajera de su esposo, de ahí que el capo pudo mantener control sobre la facción delincuencial aún tras las rejas. Por ello, este grupo de alcance internacional seguía enviando cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana al país norteamericano.
Tras su captura en 2014 y luego de ser ingresado al penal del Altiplano, Estado de México, el Chapo Guzmán instruyó a Coronel Aispuro para que organizara una fuga. Para ello debía contactar a miembros del Cártel de Sinaloa, incluidos los hijos del cabecilla: Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López.
Además, debía comunicarse con el Co-conspirador 1, posiblemente, Dámaso López Núñez, el Licenciado, mano derecha del Chapo Guzmán, quien quedó al frente del bando. De igual manera, Emma Coronel tuvo contacto con Cleto, pues este último debía dinero al líder de la organización. El recurso sería utilizado para planear el escape.
Luego, la originaria de Canelas, Durango, comunicó las instrucciones del líder criminal, quien sugirió darse a la fuga a través de un túnel. Fue así como Los Chapitos y el Co-conspirador 1 decidieron poner manos a la obra. De esa manera, la esposa del Chapo reconoció que al colaborar con el plan, estaba ayudando e incitando los objetivos del Cártel de Sinaloa.
Cleto aportó casi un millón de dólares a Coronel Aispuro en cinco entregas diferentes de puro efectivo, el cual provenía del tráfico de heroína.
A través de intermediarios, la acusada sobornó a personal del Altiplano con aquello aportado por Cleto. Pues primero debían obtener condiciones favorables para gestionar el escape de Guzmán Loera. Es decir que el dinero no solo sirvió para construir el túnel, sino para corromper a guardias, custodios o administrativos que hicieron la vida más fácil al líder delincuencial.
Lázaro, un personaje que no se había mencionado, asistió a una reunión con Emma Coronel, pues él fue quien compró el terreno donde comenzaron las excavaciones. Después, ella conversó del plan con Los Chapitos y Joaquín Guzmán López fue quien dio dinero a Lázaro para adquirir la propiedad.
Coronel Aispuro supo que Los Chapitos contrataron ingenieros para construir un túnel debajo del terreno en la zona del Altiplano. Se mantuvo actualizada e informó de los pormenores al Chapo Guzmán.
También pagaron para que tuviera beneficios en sus visitas a la prisión de máxima seguridad y poder acceder a su esposo de forma más cómoda. A su vez, guardias del centro penitenciario proporcionaron privilegios al líder narcotraficante, por ejemplo, alimentos que no estaban disponibles para el resto de reclusos.
Emma Coronel se las ingenió para introducir un reloj con GPS a través de empaques de comida, pero fue un guardia quien lo entregó directamente a Guzmán Loera, seis meses después de arrancadas las obras del túnel. Con ese aparato, los ingenieros sabían con coordenadas perfectas hacia dónde debían excavar.
Finalmente, el Chapo Guzmán se escapó del penal del Altiplano el 11 de julio de 2015 por un pasadizo de mil 500 metros. Ese lugar fue acondicionado con iluminación, estaba ventilado y contaba con sistema de rieles para sacar escombros. Además fue adaptado con partes de una moto para asegurar la velocidad de fuga.
El cabecilla pasó un año y medio tras las rejas, luego de que fuera recapturado en el departamento 401 del condominio Miramar, frente al malecón de Mazatlán, Sinaloa, el 22 de febrero de 2014.
Tras evadir la prisión del Altiplano, Guzmán Loera se refugió en la sierra de Durango, donde Emma Coronel pudo encontrarse con él. De nueva cuenta tomó las riendas del Cártel de Sinaloa pero vivía más preocupado porque lo detuvieran. Fue hasta el 8 de enero del 2016 cuando agentes de la Marina y de la extinta Policía Federal dieron con el jefe delictivo en Los Mochis, Ahome.
Fue reingresado al Altiplano y un mes más tarde, el Chapo Guzmán le pidió a su esposa que organizara otra fuga usando el mismo método. Entonces ella se comunicó con el Co-Conspirador 1 y se reunió con Los Chapitos para discutir la orden.
Emma Coronel entregó casi un millón en efectivo al Co-Conspirador 1 en un esfuerzo por arreglar condiciones carcelarias favorables para Joaquín Guzmán Loera y facilitar otra posible fuga.
Pero el líder delincuencial fue enviado a una prisión de Ciudad Juárez, Chihuahua, en mayo de 2016. Esto entorpeció la logística del nuevo escape, de ahí que Coronel Aispuro discutió con el Co-conspirador 1 para que el capo volviera al Altiplano.
Ella supo que se entregó un soborno de dos millones de dólares al jefe de prisiones a través de un operador de Los Chapitos. Mediante ese pago ella podía recibir trato preferencial dentro de la cárcel.
Pero los familiares de Guzmán Loera entendieron que ya no era posible planear una fuga de Ciudad Juárez ni regresar al capo al Altiplano, quien fue extraditado el 19 de enero de 2017 a Estados Unidos y juzgado en Nueva York, donde recibió una condena de cadena perpetua en julio de 2019, tras el llamado “juicio del siglo”.
En la conspiración atribuible a su conducta, aceptó la acusada, y a las de otros colaboradores, hubo tráfico de más de 450 kilogramos de cocaína; más de 90 kg de heroína; cantidades superiores a 45 kg de metanfetaminas; y al menos 90 mil kg de marihuana.
La declaración no incluyó todas las violaciones, pero basta para que un tribunal encuentre datos que conlleven a la aceptación de un acuerdo de culpabilidad. Según la División Criminal de Drogas Peligrosas, ella sabe que hay detalles adicionales sobre su participación delictiva que no fueron públicos.
Mientras tanto, Emma Coronel espera su sentencia programada para el próximo 15 de septiembre y los fiscales sugieren una pauta de condena de entre 108 y 135 meses. Aunque eso será evaluado por el juez Rudolph Contreras, pues los tres cargos aceptados conllevan hasta 10, 20 años o cadena perpetua. Actualmente lleva 108 días en una cárcel de Alexandria, Virginia, tras ser detenida el 22 de febrero pasado en el aeropuerto de Dulles, Washington.
SEGUIR LEYENDO: