Un grupo de manifestantes acudió este 10 de junio, aniversario 50 del “Halconazo”, a la casa del ex presidente Luis Echeverría para protestar por la matanza de más de 100 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN). en 1971.
Al llegar al lugar, los manifestantes comenzaron a intervenir el inmueble y las calles con pintas y carteles que acusan al ex mandatario de genocida. Incluso, la organización que vela los derechos humanos, Artículo19, apoyó los actos y señaló:
A 5 décadas del Halconazo, un grupo de personas se manifiestan afuera de la casa del expresidente Luis Echeverría, en un acto de exigencias de memoria, justicia y verdad. Desde ARTICLE 19 reiteramos que la impunidad del pasado garantiza la del presente.
En aquel momento, Echeverría se deslindó de lo ocurrido y, de acuerdo con la Secretaría de Cultura, “las acciones legales para determinar responsabilidades fueron infructuosas, por lo que este episodio de nuestra historia permanece en la impunidad”.
Durante la protesta, uno de los manifestantes arrojó huevos a la puerta del ex presidente y gritó: “Esto es por el 71″. Arrojó otro huevo y exclamó: “este otro huevo es por todos los padres y madres de esos jóvenes, de los desaparecidos”.
El último huevo que arrojó fue “por haber profanado a la UNAM. Como el otro día, cuando en 1975 te recibimos a huevazos y a pedradas, pero el día de tu muerte te vamos a mandar esto mismo ¡Asesino!”.
EL HALCONAZO 1971
Apenas habían pasado dos años y ocho meses de la masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, cuando el gobernador Eduardo Ángel Elizondo Lozano promulgó una nueva Ley Orgánica para la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), que prácticamente suprimía la autonomía de la institución. Esta fue rechazada por estudiantes y académicos, quienes iniciaron una huelga y tomaron las calles para protestar contra la decisión.
El descontento de decantó en la marcha del 10 de junio, pero nadie esperaba que un grupo de militares asesinaran a cientos de jóvenes. Eran cerca de 10,000 personas, según las crónicas. Un grupo de choque entrenado por la Dirección Federal de Seguridad y la CIA., conocido como Los Halcones, todos ellos jóvenes de extracción militar, principalmente, y al grito de “¡Viva el Che Guevara!” descargó balas calibre 45 y carabinas 30 M-2 sobre los manifestantes.
Los Halcones tenían armas y transportes improvisados que iban desde automóviles particulares hasta una ambulancia de la Cruz Roja. El tiroteo duró horas y aunque nunca se reveló una cifra exacta, el gobierno dijo que los muertos ascendieron a 120.
Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad, culpó en su momento a los estudiantes y aseguró que ellos habían comenzado el conflicto. Sin embargo, años más tarde dijo a Proceso que “la matanza del jueves de Corpus fue preparada por Luis Echeverría para matar dos pájaros de un tiro: escarmentar, decía, a quienes querían provocarlo al inicio de su gobierno y deshacerse de mí. Yo tenía pasado y fuerza política. Le hacía sombra”.
A 50 años del suceso, la impunidad sigue en pie, pero los padres, familiares y colectivos no olvidan aquel 10 de junio y se lo recordarán a Luis Echeverría por el resto de su vida.
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