Los resultados de la jornada electoral del pasado 6 de junio en la Ciudad de México, en donde la capital del país quedó “dividida” políticamente a la mitad, luego de que la zona oeste de la ciudad fue ganada por la alianza opositora “Va por México”, mientras que el este será gobernado por Morena; desató una ola de memes, que más allá de lo graciosos que puedan ser, es una muestra de lo que ha propiciado el inquilino de Palacio Nacional.
Al día siguiente de la elección, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, alertó la gravedad de incurrir en una división clasista y discriminatoria. “Eso no es esta ciudad. Esta ciudad tiene que darse la mano como siempre se la ha dado, tiene que disminuir desigualdades y acercar a las personas”, dijo.
Es por eso que, a consideración del periodista Raymundo Riva Palacio, la jefa de Gobierno hace bien en estar preocupada.
El periodista destacó en su columna que escribe en El Financiero, que lo sucedido en la capital no fue una división de norte a sur, sino un voto de protesta urbano sin fronteras, en la que hay una correlación entre a mayor escolaridad, mayor participación electoral, y a mayor participación más votos contra Morena.
Riva Palacio destacó que en la parte oriente de la capital, pegada a los municipios conurbados conectan con Puebla y Morelos, donde la correlación del apoyo al gobierno es mediante los programas sociales, se mantuvo “una mancha morena”. Pero en las colonias de alto ingreso, así como en las de medio y bajo ingreso, “habitan amplios segmentos de la población que resultaron afectados por los despidos masivos de la burocracia, la reducción de salarios en la administración pública, la cancelación de fideicomisos o la crisis en la industria de la construcción”, destacó Riva Palacio.
“Pero también por el cierre de las estancias infantiles, el desabasto de medicinas, la decisión de no aplicar vacunas anti-Covid al personal médico de las instituciones privadas, por la insensibilidad y crítica a las mujeres por levantarse contra los abusos sexuales, o por los afectados de ‘incidentes’ –como llamó Sheinbaum a la tragedia de la Línea 12 del Metro– que han sucedido en la capital”, resaltó.
El periodista enfatizó que la irrupción de los componentes de lucha de clases en el debate público no es por generación espontánea, ni tampoco producto de una campaña de desprestigio de los medios de comunicación, como argumentaron el presidente Andrés Manuel López Obrador y la jefa de Gobierno.
“El odio se engendró como parte de una estrategia de polarización y confrontación desde Palacio Nacional. La política de inventar patiños acreditados como periodistas para servir de mecha en la pira de la denostación y el linchamiento en Palacio Nacional, acompañada por plumas al servicio del presidente o los oportunistas de siempre dedicados únicamente a insultar y difamar, para desacreditar y deslegitimar, han sido fundamentales en esta cruzada de rencor”, enfatizó el columnista.
Riva Palacio recordó que “esta línea de acción con López Obrador no es nueva. Se vivió en Tabasco durante los 90, donde el discurso divisionista del entonces candidato perdedor al gobierno estatal fragmentó a la sociedad sin que haya podido volver a unirse”, pero también se experimentó en el 2006 en la campaña presidencial, en donde prevaleció un discurso rupturista que incluso -dijo el periodista- dividió a familias.
“Lo hemos vivido en cada campaña electoral en la que ha participado López Obrador y hemos sido testigos todos del maniqueo manejo de ira incendiaria contra los ‘fifís’ y las élites estigmatizadas desde el poder”, señaló.
Raymundo Riva Palacio concluyó su columna lanzando una alerta.
“El discurso de odio es abusivo, intimidador y hostil, que sube de intensidad cuando lo acompañan las tensiones políticas o los temas públicos que polarizan. Esto lo hemos vivido cada día del sexenio del presidente López Obrador, sin que nadie lo frene, incluida su incondicional Sheinbaum. Su llamado, sin embargo, hay que atenderlo. Pero debe estar convencida de que es urgente frenar el clasismo antes de que la ciudad se le salga de las manos, y persuadir a su jefe político que tiene que hacer lo mismo, porque la estabilidad del país se le puede escapar”, finalizó.
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