La declaración de culpabilidad de Emma Coronel evitará un pleito intestino en el Cártel de Sinaloa, advierten los expertos.
Coronel, de 31 años —quien este jueves firmó su culpabilidad en una Corte Federal del Distrito de Columbia— aceptó los cargos por los delitos de narcotráfico, lavado de dinero y del manejo y transacciones de empresas ligadas al Cártel de Sinaloa, por los que se le acusa en Estados Unidos.
Esto le permitirá a la esposa de Joaquín el Chapo Guzmán negociar una pena reducida, además de eludir un juicio integrado por jurado y testigos.
Es importante destacar que los dictámenes son procesos en los que los imputados son sometidos al juicio de un tribunal; por lo general implican a otras personas ligadas a la trama. Que Emma Coronel haya evitado ser enjuiciada mantiene tranquilos a los cabecillas del Cártel de Sinaloa, por la información que pudiera entregar sobre la organización criminal.
En Estados Unidos llegar a un acuerdo de culpabilidad no obliga a los imputados a colaborar ni ser protegido de la justicia estadounidense.
Coronel Aispuro—una ex reina de belleza de inteligencia subestimada— no está acostumbrada a una vida de carencias, como lo que vive hoy en el centro penitenciario de Alexandria, Virginia, por los que buscará regresar a esos lujos. Su negociación será la ruta de ese objetivo.
Lejos de lo que se cree, la declaración de Emma podría situarla como la principal ganadora de la historia criminal del Cártel de Sinaloa, pues su condena podría reducirse: sería libre, millonaria y tendría una vejez despreocupada, contrario a sus conocidos del grupo criminal sinaloense: El Chapo, quien está preso de por vida; Ismael el Mayo Quintero, que vive a salto de mata; Rafael Caro Quintero, el más buscado de los narco y los hijos de Joaquín el Chapo Guzmán, también prófugos de la justicia.
La defensa de Emma asegura que su clienta teme por su vida y la de sus gemelas, tras la difusión de la noticia sobre que se entregó a la justicia para ser testigo cooperante.
Coronel conoció al fundador del Cártel de Sinaloa en una fiesta de rancho. Según Estados Unidos, ella coordinaba la parte más importante de la sobrevivencia del capo: sus escapes.
Se casó en 2007, cuando todavía era una adolescente, y se convirtió en madre a principios de sus veinte. Ha pasado más de un tercio de su vida en un matrimonio en el que su esposo casi siempre ha estado encarcelado o a la fuga.
La mujer conoció a Guzmán Loera en un rancho en Durango, cuando tenía 17 años. El “Chapo”, entonces en sus cuarentas y bien posicionado en la cúspide del Cártel de Sinaloa, había estado escondiéndose de las autoridades casi seis años después de haber escapado de prisión en un carrito de lavandería en 2001.
Desde el primer día comenzó “una bonita amistad” entre la pareja. Cuando cumplió los 18 años se casaron en una ceremonia muy sencilla con familia y solo amigos cercanos. Era el verano de 2007.
La también ex reina de belleza supo capitalizar la fama generada en torno a su imagen, impulsando una marca de ropa con el nombre de su marido, y llegó a participar en un reality show en Estados Unidos, donde coincidió con otros herederos del imperio de la droga. Algunos de ellos hijos o sobrinos del narcotráfico colombiano o mexicano.
SEGUIR LEYENDO: