Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, mejor conocido como Diego Rivera, fue un reconocido pintor realista, cubista y muralista mexicano. Sus obras, principalmente sus murales, impactaban por la carga de contenido político y social en los edificios públicos.
Su educación artística comenzó en 1896, en la Academia de San Carlos, dónde tomó clases nocturnas. Allí conoció al paisajista José María Velasco. En 1907, con recibió una pensión del, en ese entonces, gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, lo que le permitió viajar a España a estudiar sobre las obras de Goya, El Greco y Brueghel.
Poco después se traslado a París. Para 1916 alternaba su residencia entre México, Ecuador, Bolivia, Argentina, España y Francia, en este último tuvo acercamiento con los artistas que participaban en las nuevas corrientes de Europa, como el cubismo. Junto con Picasso, Alfonso Reyes y Ramón María, Diego también fue participe de esta nueva corriente.
Para 1922 comenzó a pintar su primer mural, titulado La creación, en el interior del Anfiteatro Simón Bolívar, de la Escuela Nacional Preparatoria, actualmente el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Fue asistido por Carlos Mérida, Jean Charlot, Amado de la Cueva y Xavier Guerrero. Se centró en la formación de la raza mexicana. En la descripción del acervo del Antiguo Colegio de San Ildefonso explica: dentro del nicho está la original, de donde surge la figura del hombre, con los brazos abiertos a la cruz. La flora y la fauna fueron producto de las observaciones del artista durante un viaje que había realizado por el istmo de Tehuantepec. De lado derecho se personifica la fábula; el conocimiento, con manto azul y oro; la poesía erótica, la tradición y la tragedia. Las figuras de pie con halos dorados representan a las cuatro virtudes cardinales.
Para el lado derecho aparece la música cubierta con una piel de oveja y tocando una doble flauta. Aparecen el canto y la danza, y en segundo plano se encuentran las tres virtudes: la caridad, la esperanza y la fe.
Una tarde en la Alameda Central
Respondiendo a la iniciativa del arquitecto mexicano, Carlos Obregón. Actualmente se encuentra en el Museo Diego Rivera, aunque antiguamente se encontraba en el Hotel El Prado.
En dicho mural, Diego se retrata a sí mismo como un niño, mientras pasea por la Alameda Central de la Capital Mexicana, en este recorrido lo acompañan personajes de la historia mexicana. La singular Catrina, a su lado Frida Kahlo, esposa del muralista, entre otros.
El hombre controlador del universo
También conocido como El hombre en la encrucijada, fue uno de sus más polémicos murales. Fue creado para el Centro Rockefeller, en Estados Unidos, pero no la concluyó porque Digo Rivera introdujo un retrato del líder comunista Vladimir Lenin, lo que provocó el rechazo de la familia Rockefeller, y el mural fue destruido. Un año después, fue vuelto a pintar para el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.
Carnaval de la vida mexicana
El mural que estaba destinado para decorar el Hotel Reforma en la Ciudad de México jamás llegó a su destino. La carga política fue el motivo por el cuál termino guardado, durante años, en un sótano. Hasta 1963, que fue rescatado e instalado en el Palacio de Bellas Artes.
Dicha obra abarca cuatro paneles, La dictadura, Danza de Huichilobos, México folklórico y turístico; Leyenda de Agustín Lorenzo.
Murales de la industria de Detroit
Para 1932, Rivera acordó decorar las paredes del patio del Instituto de las Artes de Detroit, financiado por Edsel Ford. En dicho mural, Diego plasmo su visión de la industria automotriz de la ciudad desde el punto de vista de un obrero.
La universidad, la Familia y el Deporte en México
La obra que dejo Rivera en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria. Allí plasma las insignias universitarias, el águila y el cóndor, mismas que con sus alas protegen a un grupo de atletas y deportistas. Para realizar dicha obra, se necesitaron 70 obreros, albañiles y canteros, así como 12 pintores y arquitectos.
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