Nacido de una familia humilde tamaulipeca, pero con un amor y una pasión hacia la música, Roberto Cantoral se convirtió en uno de los cantautores solistas más importantes de la música en los años 60 y 70. Esto gracias a la creación de reconocidas piezas que, incluso, fueron interpretadas por cantantes como Luis Miguel, José José, Plácido Domingo u Olga Guillot.
Oriundo de Ciudad Madero, en Tamaulipas, Cantoral nació un 7 de junio de 1935. A pesar que los recursos eran pocos y las esperanzas limitadas, quince años después, en 1950, Roberto y su hermano, Antonio, crearon el dueto “Los hermanos Cantoral” que sería el inicio de una larga carrera musical con sus primeras creaciones fueron “El preso”, “Número 9″ y “El crucifijo de piedra”.
Cuatro años más tarde, en 1954, Roberto fundó el afamado trío “Los tres caballeros”, junto a Leonel Gálvez y a Chamín Correa, que por años fungió como una de las caras de la música romántica mexicana, marcando así una época dorada en este género a nivel mundial por la originalidad de los temas, las letras y las metáforas empleadas en éstas.
Dicho éxito le permitió realizar giras internacionales a diversos países como Estados Unidos, Japón, Argentina, entre otros más.
No fue hasta 1960, que el tamaulipeco emprendió su trayectoria como solista, misma en la que popularizó más de un centenar de temas en diversos idiomas, que habrían de mantener su memoria viva incluso a casi once años de su muerte, en 2010.
En esta etapa, Roberto Cantoral se formó como un artista mundial y gran compositor, tanto así, que le valió el sobrenombre de El caballero del bolero gracias a icónicos temas como Al final, El triste, La Barca o El reloj - siendo estas últimas dos las de mayor popularidad dentro y fuera de México.
Sus creaciones lo volvieron a posicionar en los primeros lugares en popularidad y rompió récords de ventas y permanencias en México y el extranjero: realizó más de mil 500 conciertos alrededor del mundo, en donde también visitó programas de televisión y radio como el de Arthur Garfield, Steve Allen y Ed Sullivan de Estados Unidos; Alice Bontorno en Italia o en la emisión La Gran Parada de España.
Cantoral también participó en diversos festivales musicales en países de todo el mundo, lo que le adjudicó un nuevo apodo: El señor festival. Incluso en 1971, fue ganador del Festival OTI con la canción Yo no voy a la guerra cantada por Alberto Ángel “El Cuervo” y en 1973 volvió a conseguir el triunfo con la obra Quijote con la voz de Enrique Cáceres.
Años después, en noviembre del 2009, recibió el Premio del Consejo Directivo de l academia de los Latin Grammys.
Sin embargo, su respeto hacia la música no se limitó únicamente a su creación, sino también a su protección. Por lo que se convirtió en activista en favor de los derechos de autor de los compositores, siendo así elegido, en 1982, como presidente del Consejo Directivo de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
Durante su administración al frente del organismo, destacaron las reformas a la Ley del Derecho de Autor, en la que se determinó finalizar los contratos de cesión de derechos a perpetuidad; establecer que las obras de un creador estarían protegidas durante 100 años después de su muerte, así como un beneficio patrimonial para sus herederos antes de que se convierta en dominio público.
Su compromiso por la defensa de los derechos de las y los creativos duró hasta sus últimos suspiros, cuando el 7 de agosto del 2020, un paro cardiaco le quitó la vida a sus 75 años. Sin embargo, años después de su deceso, varios artistas le rindieron homenaje interpretando piezas inéditas que dejó escritas antes de su muerte y las cuales se plasmaron en el disco Roberto Cantoral: siempre vivo.
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