Alianza opositora arruinó la fiesta de Morena: se perfila una Cámara de Diputados dividida

La mayoría de Morena sobrevivirá en San Lázaro, pero no podrá reformar la Constitución sin el consenso del PAN-PRI-PRD e incluso necesitará de sus aliados PT y Partido Verde para alcanzar la mitad más uno de los votos

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La conformación de la Cámara de Diputados ofrecerá nuevas realidades en la segunda parte del sexenio de AMLO (Fotoarte: Steve Allen/ Infobae México)
La conformación de la Cámara de Diputados ofrecerá nuevas realidades en la segunda parte del sexenio de AMLO (Fotoarte: Steve Allen/ Infobae México)

A pesar de la tristemente célebre costumbre de los candidatos mexicanos de declararse todos ganadores en sus respectivas elecciones en cuantos las casillas cierran, la conformación de la Cámara de Diputados en México luego de su renovación total deja un serie de complejas realidades y agridulces resultados para todos los involucrados, incluido Morena y la “alianza opositora”.

Las elecciones de este 6 de junio ya eran históricas y complicadas en la previa. En medio de una pandemia, COVID-19, y ante un periodo de violencia, inseguridad y polarización para los candidatos, México movilizó a más de 90 millones de votantes para elegir más de 21,000 cargos. Incluidos están los 500 escaños de la Cámara de Diputados.

Forzados luego de un desastroso 2018, los partidos hasta entonces hegemónicos, desde las sombras de la minoría en el Congreso, acordaron una alianza inédita. El objetivo era difícil, la explicación sencilla: arrebatarle a Morena, el partido en el poder, la mayoría en San Lázaro, donde se decide cada año el Presupuesto de Egresos y desde donde el presidente Andrés Manuel López Obrador había conseguido impulsar sin mayor problema reformas de todo tipo, incluidas a la Constitución.

Los escaños que cada partido obtendría según el conteo rápido del INE (Foto: Jovani Pérez/ Infobae México)
Los escaños que cada partido obtendría según el conteo rápido del INE (Foto: Jovani Pérez/ Infobae México)

Luego de la jornada electoral, el objetivo se cumplió. A medias. PAN (Partido Acción Nacional), PRI (Partido Revolucionario Institucional) y PRD (Partido de la Revolución Democrática) le arrebataron a Morena, según el conteo rápido del INE y a falta de los resultados oficiales, una de las armas más poderosas del oficialismo: la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, con la que podían reformar la Constitución mexicana.

El mensaje de la ciudadanía, a la espera de los números finales y certificados, parece claro: refrendaron la mayoría para Morena y sus aliados, pero con menos poder que en 2018, y reforzaron a la oposición. El Palacio Legislativo de San Lázaro deberá ser, como se espera siempre de una asamblea, el espacio para el debate, la construcción de acuerdos y la pluralidad.

Pluralidad por cierto a la que no tendrán acceso prácticamente ninguno de los partidos de nueva creación. Todo parece indicar que Fuerza por México y Redes Sociales Progresistas no obtendrán escaños y el renacido PES (Partido Encuentro Solidario) podría tener hasta seis, pero en su peor escenario también quedaría fuera de la Cámara Baja el aliado de raíces evangélicas de Morena.

Ahora, el partido de López Obrador necesitará de sus aliados PT (Partido del Trabajo) y PVEM (Partido Verde Ecologista de México) para sostener su endeble mayoría absoluta, de 250 más un diputado. El senador Manuel Velasco ya perfiló este domingo que venderán caro su apoyo a la llamada “Cuarta Transformación”.

Luego de la jornada electoral, quedan los conteos oficiales y la certificación de resultados (Foto: Francisco Guasco/ EFE)
Luego de la jornada electoral, quedan los conteos oficiales y la certificación de resultados (Foto: Francisco Guasco/ EFE)

En ningún caso, ni aunque Movimiento Ciudadano se subiera a la barca del oficialismo, podría Morena encabezar una reforma constitucional sin pasar por las puertas de contención de la alianza opositora. A pesar de haber fallado en su intento por recuperar el control de San Lázaro, PAN, PRI y PRD mejoraron todos ellos sus números con respecto a 2018. Consiguieron, en el escenario más benéfico para ellos, la llave para negociar grandes reformas, las que prefiere el ocupante de Palacio Nacional.

En el mejor de los casos, de acuerdo con el conteo rápido y cifras preliminares, el bloque de oposición, con la eventual adición de Movimiento Ciudadano una vez que el proceso electoral acabe y la LXV sea inaugurada en septiembre, llegaría a 240 votos, un umbral más que aceptable sobre todo para las siempre feroces negociaciones del Presupuesto Federal.

Morena, a pesar de lo que diga su líder Mario Delgado, a quien algunos dentro del partido ya comenzaron a usar como chivo expiatorio de las posibles derrotas, sufrió un retroceso en la Cámara de Diputados.

La “aplanadora” de López Obrador en sus primeros tres años del sexenio deberá reconvertirse para ser exitosa en el cierre de la administración, y de cara al 2024: si al partido guinda lo caracterizó su capacidad para imponerse sin escuchar al resto estos últimos tres años, ahora necesitará precisamente de aquellos a los que ignoró durante todo este tiempo.

El panismo se reafirmó como la principal fuerza política opositora en la Cámara de Diputados (Foto: Victoria Valtierra/ Cuartoscuro)
El panismo se reafirmó como la principal fuerza política opositora en la Cámara de Diputados (Foto: Victoria Valtierra/ Cuartoscuro)

Pero son ambos los que deberán mostrar su faceta negociadora: ahí estará la clave para ellos, incluida una alianza opositora que pondrá a prueba su capacidad para la unidad y su disciplina para no romper filas.

El gran ausente este domingo, en más de un sentido, fue López Obrador. Luego de votar temprano este domingo, y de expresar a viva voz un “viva la democracia”, el presidente, que más de una vez intervino durante sus mañaneras en el proceso electoral, se guardó bajo siete llaves y no se le vio ni siquiera para celebrar la “fiesta de la democracia”. Este lunes, en su conferencia de prensa habitual, se esperan los fuegos artificiales que el fin de semana quedaron almacenados.

“No AMLO, no party”, expresaron los ciudadanos en las urnas. Sin el mandatario en la boleta, la promesa de Morena quedó desinflada, pero no muerta. Sumará varias gubernaturas, no todas las que hubiera deseado su dirigencia –culpa otra vez de la alianza opositora–, y seguirá siendo la fuerza dominante del país.

Este lunes, mientras los votos esperan por ser contados y el proceso electoral concluido, comenzará otra plática que va más allá de San Lázaro y que desciende directamente sobre Palacio Nacional: la carrera rumbo a la sucesión presidencial de 2024 no tardará en inmiscuirse en todos los asuntos, en todas las negociaciones, en todos los cálculos. Pero ya habrá tiempo para ello.

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