Las calles y avenidas de las zonas céntricas y aledañas de la Ciudad de México, si pudieran hablar, tendrían mucho que contar. Y es que algunas de ellas tiene mucho tiempo que se construyeron, incluso siglos.
Tal es el caso de la calzada México-Tacuba. Dicha avenida, que es una de las más importantes de la Ciudad de México, se remonta a la época de los Aztecas, cuando nuestra ciudad se llamaba Tenochtitlán y estaba situada en la parte central del lago de Texcoco. Comenzó a construirse en 1377 por órdenes del imperio Azteca y fue hasta 12 años después que se dio por finalizada. Esto lo convierte en la calle más antigua de América.
La calzada servía como una vía comercial entre Tenochtitlán, Texcoco, Tacuba Tepeyac y Tlatelolco. En la actualidad, la calzada está trazada exactamente como en aquellos tiempos, y va desde el Zócalo de la Ciudad de México hasta el barrio que se conoce como Tacuba.
El nombre original de la calzada era Tlacopan, nombre que los españoles que llegaron para conquistar pronunciaban como Tacuba, que en náhuatl significa “lugar de la planta de jarilla”. Debido a esto, la estación del metro que lleva su nombre tiene como símbolo esa planta de flores amarillas que antes se podía ver por todos lados. Tras la conquista, Tacuba fue otorgada a la hija de Moctezuma por Hernán Cortés.
Cuando se realizaron los primeros planos de la Nueva España, en 1523, el geómetra Francisco de la Maza decidió conservar la calzada de Tacuba con todo y su de la calle más antigua de Las Américas.
Con el tiempo, poco a poco se fueron estableciendo diversas haciendas en terrenos aledaños, y pronto se comenzaron a construir los conventos de los franciscanos, los cuales también funcionaban como templos de educación para los pobladores. La iglesia más importante de Tacuba, la parroquia de San Gabriel, se mantiene de pie hasta nuestras fechas.
La calzada fue tan importante durante la época de los Mexicas, que fue una de las calzadas originales para comunicar a toda la antigua Tenochtitlán. Algunos sucesos históricos sucedieron a través de esta calzada.
Cuando Hernán Cortés condenó a muerte por hierro a Moctezuma, en 1520, el cuerpo ensangrentado del emperador azteca cayó sobre la calle Tacuba, y un día después, cuando el conquistador intuyó la muerte en el rostro del pueblo mexica, dirigió a su ejército sobre la misma calle, y a la altura de lo que en la actualidad se conoce como la Plaza del Árbol de la Noche Triste, tramo de la calzada que hoy se conoce como México-Tacuba, perdió la mula en la que cargaba un motín de oro y joyas. Ese suceso le dolió más que ver a todo su ejército vencido y allí mismo se tiró a llorar.
Otro de los sucesos más importantes que sucedieron sobre la famosa calzada, fue cuando, en 1867, tras el fusilamiento del emperador Maximiliano de Habsburgo, su cadáver fue velado a puerta cerrada en la capilla del Hospital de San Andrés, que se encontraba en el mismo lugar en donde hoy se encuentra el Museo Nacional de Arte (MUNAL). Dicho hospital desapareció en 1904 por órdenes del presidente Porfirio Días, pues como se trataba de un centro médico para la beneficiencia pública, las condiciones en las que estaba no eran las más higiénicas ni las mejores, por lo que consideraron que podría convertirse en un foco de infección.
También fue hogar de las primeras colonias que se construyeron en la Ciudad, como la colonia San Rafael o Santa María la Rivera. Hoy la calzada está dividida en cinco partes diferentes: Tacuba, Hidalgo, Puente de Alvarado, Ribera de San Cosme y México-Tacuba.
En ella se dieron, prácticamnete, los priomeros lugares de esparcimiento de la época colonial conocidos como tívolis, que eran grandes zonas arboladas con fuentes, hermosos jardines y algunos cenadores. A lo largo de la avenida pueden encontrarse diversos lugares que son llamativos por su arquitectura, su antiguedad y su valor cultural, como librerías viejas, iglesias, museos y edificios icónicos.
Entre los lugares icónicos que se pueden visitar están la Plaza de la Santa Veracruz y su iglesia, lugar en donde fue enterrado el reconocido arquitecto Manuel Tolsá; el Museo Franz Mayer; el Templo de San Hipólito; el primer panteón civil de México, el de San Fernando, en donde se guardan los restos de Benito Juárez; el Árbol de la Noche Triste; el Museo Nacional de San Carlos y la Alameda Central, entre otros.
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