Cuando la estridencia de las campañas calla, es tiempo de regresar la vista a la realidad y hoy, la enfermedad sigue ahí, con una sociedad que se empieza a levantar del enorme golpe que dejó la pandemia en el mundo y en México.
La pandemia de nuevo coronavirus ha provocado al menos 3 millones 693 mil 717 muertos en el mundo desde que la oficina de la OMS en China dio cuenta de la aparición de la enfermedad en diciembre de 2019. Desde el comienzo de la epidemia más de 171 millones 584 mil 840 personas contrajeron la enfermedad. La gran mayoría de los enfermos se recupera, pero una parte aún mal evaluada conserva los síntomas durante semanas o, incluso, meses.
La cantidad de muertos en México es de 228 mil 146 muertos y 2 millones 423 mil 928 casos.
Desde el aislamiento, la numeralia de la pandemia causa terror. La televisión, el radio, el internet llamaron todo este año a guarecernos, a correr a nuestras casas y aislarnos y quedarnos en la soledad del zoom, del teléfono y del telecomercio. La muerte, el miedo y la psicosis se pueden respirar a través de máscaras, cubrebocas, guantes, el alcohol en gel y tapetes sanitizantes.
Pero la distancia social y el refugio en el hogar tuvo otro escenario aterrador. Muchas mujeres se quedaron encerradas con su verdugo, sin la posibilidad de escapar en la rutina laboral o escolar. Derivado del “Quédate en casa”, para evitar contagios, tenemos en México, la violencia contra mujeres y menores de edad dentro de los hogares aumentó en 120% desde la declaratoria de emergencia y confinamiento, por lo que es fácil afirmar que la cuarentena es un detonante mayor que intensifica los ataques contra ellas.
Las mujeres, niñas y niños están en peligro en donde deberían estar a salvo, en casa. Las circunstancias del confinamiento potencian los factores de riesgo de violencia de género individuales y sociales, al aumentar el aislamiento y las barreras que dificultan la solicitud de ayuda y la denuncia. Esta situación tiene como consecuencia directa el aumento de esta violencia.
La Secretaría de Gobernación, por parte del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, tiene el registro de que 9 de cada 10 personas que son violentadas en el hogar son de mujeres y 1 de cada 4 es testigo de otras mujeres que también sufren violencia, así mismo, el 66% es por violencia física y 22% por violencia psicoemocional.
La realidad vivida en el confinamiento provocado por el Covid-19 ha hecho necesario revisar el marco legal que protege a los integrantes de las familias mexicanas de la violencia que se desata por otro integrante del núcleo familiar y que puede tener diferentes causas, como la restricción total o parcial de la libertad; y variadas consecuencias en la salud física y psicológica de mujeres, adultos, niños, niñas, jóvenes y cualquier miembro de la familia.
Tenemos que revisar los marcos legales nacional y locales que regulan la violencia familiar y que impone sanciones cuando se tipifica como delito; así como impulsar programas que para prevenir o disminuir la violencia en el seno familiar.
Es necesario contar con programas y soluciones que prevengan este tipo de delitos, que ataquen las causas que provocan la violencia al interior de las familias y que busquen disminuir las afectaciones físicas y psicológicas que se generan como consecuencia de aquella.
Tenemos que comprometernos con la tarea de trabajar para mejorar las condiciones de vida de las víctimas y de las mujeres, en el contexto de confinamiento producto de la emergencia sanitaria del COVID-19, así como de plantear alternativas para transformar las condiciones que vulneran su dignidad y autonomía, hoy más necesario que nunca.
*Senador de la República por el Estado de Zacatecas, en representación del partido Morena
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