Dicen que en la guerra (electoral) y en el amor “todo se vale”... y en Sinaloa llevaron este dicho a nuevos alcances. Y es que la semana pasada, el 25 de mayo, se realizó el segundo debate de los candidatos que aspiran a gobernar esa entidad. Entonces, mientras adentro del teatro Lince de la Universidad Autónoma de Occidente, en la capital Culiacán, se recitaban las propuestas de todos ellos, afuera las cosas se decidían de otra forma: “perreando”.
Los simpatizantes del partido que actualmente está en el gobierno federal, Morena, en esa contienda representado por Rubén Rocha Moya, y los de su principal antítesis, Partido Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el del sol amarillo, de la Revolución Democrática (PRD), con el candidato Mario Zamora Gastélum, se retaron a un particular enfrentamiento... un duelo de “perreo”, como es conocido el baile del género reguetón.
En algunas de las escenas que rápidamente se volvieron virales se observa a dos contrincantes, bailando frente a unos coches al ritmo y con los ya famosos pasos de ese género urbano musical. Sin reservas y con una destreza de la que no todos pueden presumir, ambos se van hasta el piso, incluso se abren de piernas mientras continúan con el famoso “twerk”.
Además, se escucha como son alentados, aplaudidos y ovacionados por los presentes, quienes esperaban a hacer lo propio con sus respectivos “gallos” una vez que el debate terminara.
Las reacciones no se hicieron esperar y muchos exresaron indignación al establecer, incluso, una relación entre ese tipo de dinámicas con el criterio ciudadano para elegir a sus gobernantes. “Cómo cuándo te preguntas porque nos gobiernan los que nos gobiernan”; “Así nuestra clase política... dan ganas de llorar”.
Pero la realidad del proceso electoral que se ha vivido en Sinaloa dista mucho de esa animada batalla. Más bien el crimen organizado es el que está dictando la pauta a seguir.
Específicamente, Ismael Zambada García, el Mayo, líder del Cártel de Sinaloa, sigue operando con mayor fuerza y sin señales de retirarse del estado donde afianzó su imperio criminal y en el que se elegirá al gobernador conveniente para sus negocios de exportación de drogas.
De acuerdo con Anabel Hernández, periodista especializada en narcotráfico y en la facción criminal sinaloense, el Mayo Zambada ya se reunió y dio el visto bueno a Rubén Rocha, candidato de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido en el poder que fundó el presidente Andrés Manuel López Obrador para llegar al Ejecutivo nacional.
En semanas recientes, fuentes de diversos partidos políticos y del mismo Cártel de Sinaloa confirmaron que Zambada García está cada vez más atento a los procesos electorales en el país, según escribió la periodista en su columna “Contracorriente” de la Deutsche Welle.
“Además de dirigir el destino de la organización de tráfico de drogas más importante de México y el mundo, ahora más que nunca está activo en la política mexicana y sostiene encuentros con políticos al más alto nivel. Familiares de algunos de estos políticos hablan incluso de esas reuniones”, destacó la autora de “Los Señores del Narco” (2010).
Y es que la gubernatura de Sinaloa no solo representa una tensión entre partidos políticos. Para el cabecilla que jamás ha pisado la cárcel en más de medio siglo y quien ronda los 72 años, controlar al ejecutivo estatal es importante para verse favorecido en sus negocios y bienestar personal. Gracias a las relaciones que ha cultivado por décadas a nivel local como federal, Zambada García puede seguir gozando de impunidad. Para ello debe hacer política.
De acuerdo con la Administración del Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), la presencia del grupo transnacional abarca cuando menos 15 entidades de México, tanto el norte como a lo largo de la costa Pacífico. Pero Sinaloa es el estado donde se localiza el centro del poder narco. Ahí reside la familia del Mayo y están sus negocios legales para lavar dinero, tales como empresas agropecuarias, de construcción, venta de combustibles y transporte, señaló Anabel Hernández.
“A él le gusta participar en la política, le gusta colocar a su gente”, contó un sinaloense a la reportera de investigación. Uno de los allegados sería el priista Iván Ernesto Báez, presidente municipal del municipio de San Ignacio, quien presume con orgullo ser ahijado de bautizo del líder criminal.
En mismo sentido se expresó Ricardo Arnulfo Mendoza Sauceda, el candidato del Partido Encuentro Solidario (PES) a la gubernatura de Sinaloa, quien en un video en el que hace un par de días apareció con un chaleco antibalas, habló sobre las amenazas que ha recibido en medio de la violencia que atraviesa el país en la jornada electoral.
Explicó que decidió tomar esta medida tras la recomendación de su equipo de campaña y policías, quienes le regalaron el chaleco, pues le tienen estima ya que hace años fue su representante legal.
Aseguró que los ataques contra otros candidatos surgieron cuando tocaron intereses o denunciaron corrupción, por lo que prefiere estar prevenido, recordando la frase “o plata o plomo”.
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