Da un servicio los 365 días del año. En 2018 transportó a un total de 1,647 millones 475 mil 013 usuarios. Y diariamente, en el Metro se concentran aproximadamente 4.6 millones de personas, según las cifras del Transporte Urbano de Pasajeros publicadas por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).
Pero en el año 2009, una serie de sucesos acapararon los titulares de diarios y noticias en la capital del país. Entre las personas distribuidas en las 12 líneas que atraviesan la Ciudad de México, algunas fueron víctimas de acoso y abuso sexual de una manera inusual.
El 20 abril de ese año, la entonces Procuraduría capitalina arrestó a un hombre que se disfrazaba de mujer para atacar y agredir a otras mujeres usuarias del Sistema de Transporte Colectivo (STC).
Cometía sus crímenes en los vagones exclusivos para mujeres, donde las tocaba sin su consentimiento.
Su captura ocurrió gracias a la denuncia de una de sus víctimas, quien declaró que fue abusada tres veces por el mismo sujeto disfrazado de mujer.
David Mondragón Vargas fue arrestado en las escaleras de la estación Tacuba, ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo. Cuando fue descubierto intentó escapar pero no lo logró.
La víctima del delincuente afirmó que fue en horas pico cuando el sujeto abordó el vagón en la estación Camarones de la línea 7. Cerca de la puerta comenzó a sentir tocamientos en sus glúteos. Cuando se volteó para ver quién la estaba tocando, se dio cuenta que era una señora.
No obstante, durante el viaje y antes de arribar a la estación Refinería, sintió que otra vez alguien la tocaba.
Ahí, la víctima observó detenidamente y directamente el rostro de la presunta mujer hasta que se dio cuenta que en realidad era un hombre con maquillaje, los labios pintados de rojo, y utilizando ropa que típicamente utilizaría una señora.
A través del vestido de una tela azul casi transparente también pudo ver la erección del criminal.
Yara Silva, para El Universal, publicó el 2 de mayo del 2009 que Mondragón Vargas estaba casado y tenía dos hijos. Que solamente unos minutos después de haber llegado a su trabajo, abandonó el edificio número 370 de la calle Presa Salinillas en la colonia Irrigación para iniciar su transformación.
Su automóvil era su armario: un Chevy color vino donde se quitó su traje, su camisa, su corbata, y su pantalón para ponerse un vestido.
Iba disfrazado con un sostén relleno, una peluca color caoba, sandalias, y un vestido largo y con un estampado de flores color azul.
Al llegar a la estación Tacuba, el atacante, antes de bajar del tren, jaló a la víctima de uno de sus brazos y le tocó sus genitales. La joven jaló la palanca de alarma y pidió auxilio a los elementos de seguridad que se encontraban en las instalaciones del Metro.
En las escaleras de salida de la terminal, personal del STC detectó al hombre intentando escapar. Lo detuvieron y éste se identificó como Juan José Ortega Ontiveros de 42 años de edad. Después, fue trasladado y presentado ante el agente del Ministerio Público de la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Delitos Sexuales.
La historia que contó fue todavía más extraña e increíble: para evadir su culpabilidad por el delito, David Mondragón Vargas declaró que al arribar a la empresa de radiolocalización donde laboraba como ingeniero, dos sujetos lo amenazaron, sometieron, y lo obligaron a abordar su propio automóvil y disfrazarse de mujer.
Afirmó que después de que pudo liberarse de los presuntos asaltantes, vestido de mujer se subió al Metro de la Ciudad de México.
También dijo estar casado y ser padre de tres hijos, pero después su historia cambió y contó que estaba en un matrimonio pero sin hijos porque era estéril. Además, que residía en la alcaldía Iztacalco.
Pero cuando llegó su esposa ella confirmó que vivían en Iztapalapa.
No obstante, medios capitalinos reportaron que autoridades judiciales mencionaron que la víctima identificó a Mondragón Vargas como el hombre que, en tres distintas ocasiones, la agredió sexualmente en vagones del transporte público.
Los mismos familiares del criminal confirmaron su identidad: David Mondragón Vargas, profesionista en ingeniería en sistemas, de 46 años de edad.
Se integró el expediente por el delito de abuso sexual agravado para resolver el caso y presentarlo ante un juez penal del Reclusorio Preventivo Oriente.
Sobre la medida de dividir vagones entre hombres y mujeres para evitar el acoso sexual, Jonathan Orozco, promotor de Derechos Humanos y ex Jefe de Información del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), dijo a Chilango: “Es una medida necesaria, la respuesta a la violencia de género requiere acciones afirmativas (temporales) como ésta. No se trata de un privilegio por ser mujeres, femeninas o débiles, sino que la medida responde a brindar mayores condiciones de seguridad para ellas que han sido mayormente vulneradas en comparación que los hombres”.
El análisis de la Fiscalía de Delitos Sexuales concluyó que Mondragón Vargas atacó a la mujer conscientemente y que no padecía de ninguna alteración mental.
Según Silva, la entonces Procuraduría, hasta mayo del 2009, no había recibido otras denuncias que lo involucraran en otros ataques. Sin embargo, la llamada de una mujer señaló que el sujeto era maestro de una escuela secundaria, por lo cual sus alumnas también podrían haber sido víctimas.
En febrero del 2010 se reportó que David Mondragón Vargas logró su libertad gracias a la “justicia federal”: quedó libre tras obtener un amparo. El inculpado recurrió al Juzgado Primero de Distrito de Amparo en Materia Penal en el entonces Distrito Federal, el cual “dejó insubsistente el auto de formal prisión dictado en su contra”, de acuerdo con el sitio de noticias jurídicas vLex.
Ese mismo mes, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) sustentó con alrededor de una decena de pruebas la acusación en contra del agresor.
Una de las evidencias fue el dictamen psicológico que realizó Olivia Guerrero Rodríguez, perito en psicología adscrita a la Unidad de Ciencias del Comportamiento, a la víctima. Confirmó que la joven presentaba el perfil de una persona que había sido abusada sexualmente.
“En base al análisis de los datos se detecta la presencia de sintomatología tales como miedo, inseguridad, enojo y ansiedad, mismas que son compatibles con las que presentan las mujeres que han sufrido una agresión sexual”, dijo la psicóloga en el dictamen consultado por Notimex.
Fue el Juzgado 55 en Materia Penal quien resolvió dictar el auto de formal prisión para Mondragón Vargas e iniciar el juicio en su contra. No obstante, con un despacho de abogados interpuso diversos recursos en contra y el 30 de noviembre del 2009, el Juzgado Primero de Distrito de Amparo otorgó una suspensión definitiva a su favor.
“La Justicia de la Unión Ampara y Protege a David Mondragón al considerar que no existen elementos de prueba para acreditar el cuerpo del delito, ni la responsabilidad penal del quejoso en los delitos que se le atribuyen”, concluyó en su sentencia el juez.
El 22 de diciembre del 2009 se ordenó la inmediata libertad del agresor del Metro de la Ciudad de México por la presunta falta de pruebas.
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