Mitos y realidades de la nulidad matrimonial: esto debes saber para separarte por la Iglesia en México

Contrario a lo que se sabe, una nulidad matrimonial contempla el contexto en que cada una de las partes dio su “sí, acepto”.

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Aumenta la cantidad de divorcios en México en relación con los matrimonios (Foto: shutterstock)
Aumenta la cantidad de divorcios en México en relación con los matrimonios (Foto: shutterstock)

La disolución de un vínculo matrimonial es una etapa complicada para hombres y mujeres. Sin embargo, aunque muchos se separan legalmente, son menos frecuentes quienes deciden anular su matrimonio por la iglesia.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hasta 2019 año con año se registran más divorcios que matrimonios. Según datos del Censo de Población y Vivienda 2020, entre 2000 y 2019 la relación divorcios-matrimonios casi se quintuplicó, al pasar de siete a 32 divorcios por cada 100 matrimonios. Sin embargo esto no implica que todas esas separaciones hayan sido llevadas también por la Iglesia.

El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1631 señala que “el matrimonio sacramental es un acto litúrgico. Por tanto, es conveniente que sea celebrado en la liturgia pública de la Iglesia”. El disolver este sacramento es una actividad poco frecuente entre los católicos, pues esta plagada de mitos y estereotipos fomentados desde hace décadas.

Existen diferencias fundamentales entre una nulidad matrimonial y un divorcio. “El divorcio depende de que tu ya no quieras estar casado, es romper o disolver ese vínculo matrimonial con que uno o los dos esposos así lo quieran, mientras que la nulidad del matrimonio tiene que estudiar el contexto en el que se dio ese matrimonio para saber si fue válido o no”, dijo Verónica Ruiz, abogada especialista en derecho matrimonial canónico por la Universidad Pontificia de Comillas y maestra en matrimonio y familia por la Universidad de Navarra, a Infobae México.

En los últimos años han incrementado las separaciones de forma importante en México (Foto: Pixabay)
En los últimos años han incrementado las separaciones de forma importante en México (Foto: Pixabay)

Sobre todo, un juicio de nulidad matrimonial tiene el propósito de probar que las condiciones en las que se dio el matrimonio generan, a la vez, que fue inexistente desde el principio. Esto al estudiar las capacidades físicas, psíquicas y volitivas de los esposos al momento de dar ese “sí, acepto”.

Aunque existen varias causales para la nulidad matrimonial, la especialista englobó estas en tres sectores: quienes se casan fuera de la iglesia, la presencia de algún impedimento como la edad, el vínculo con un bautizado no católico o el parentesco y el vicio del consentimiento. En este último se encuentra contemplada la simulación, que refiere a que “uno o los dos excluyen algún fin o propiedad esencial del matrimonio”, la grave inmadurez y que no se cumplan las obligaciones del matrimonio por causas de naturaleza psíquica.

Sin embargo, “el padecimiento tuvo que estar presente antes de casarte, si tu desarrollaste cierta condición 20 años después del matrimonio, este ya no es motivo de nulidad” para la institución eclesiástica, explicó.

Ante cada causal que se haya intentado probar en el juicio, el tribunal puede responder afirmativamente o negativamente. Entonces el matrimonio se reconoce como nulo e inexistente desde el principio

Entorno a este proceso existen una gran cantidad de mitos, entre los más comunes están: que en lugar de ser un juicio completo, se trata de un trámite; que una nulidad matrimonial se tramita en Roma o te la da el papa o que solo se le otorga a una de las partes.

Para anular un matrimonio es necesario analizar el contexto en el que se dio el "Sí, acepto"(Foto: Shutterstock)
Para anular un matrimonio es necesario analizar el contexto en el que se dio el "Sí, acepto"(Foto: Shutterstock)

Sin embargo, una de las realidades en los juicios de nulidad matrimonial es que se reconocer la violencia física, psicológica y económica, mismas que pueden tuvieron indicios de su posterior existencia antes de contraer nupcias. “Es muy difícil que no haya habido ni un foco rojo antes del matrimonio y que haya salido todo después”, dijo Ruíz.

De hecho, existen algunas señales que no estamos acostumbrados como sociedad a ver como indicios de una probable violencia de la vida en pareja. Ejemplos de ello son la “mamitis, papitis o hermanitis”, como lo nombró la especialista, donde una de las partes insiste en mantener demasiado latente el vínculo con su familia nuclear al grado de afectar el matrimonio; la poca interacción de los novios a solas, la infidelidad o los problemas con el alcohol.

Sobre todo, uno de los mitos más sonados es que una nulidad solo puede ser tramitada por personas famosas. Pero más allá de ello, cualquier católico de a pie tiene la oportunidad de comenzar este tipo de procedimiento. “No es un juicio moral, es un juicio jurídico basado en los principios antropológicos de la Iglesia”, recalcó la jurista canónica.

A la par de un divorcio civil, la nulidad matrimonial cobra importancia para quienes buscan mantener una vida de orden religioso, ya que, aunque exista una separación legal, las personas sin una nulidad caen en adulterio.

Verónica Ruiz aseguró que el anular el matrimonio “espiritualmente sí tiene peso. Sobre todo en un país como México, donde muchos hombres dicen: ‘tu podrán hacer lo que quieras, pero ante Dios sigues siendo mi mujer’” . En entornos de violencia constantes, el anular el matrimonio termina por ser una validación y reconocimiento del “no estas loco. Sí paso, tenías razón, porque esto que viviste no era un matrimonio”.

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