Entre las y los grandes artistas fácilmente se distinguen aquellos que están destinados al estrellato. Esas y esos para quienes el mayor de los éxitos no es más que una crónica de un triunfo anunciado, un camino ya escrito que solo tienen que recorrer a través de los años para finalmente llegar al trono que los consagra. En la década de los 50, ese era el caso de la actriz checoslovaca Miroslava Stern dentro de la llamada Época de Oro del cine mexicano. Pero una tragedia impidió que se inmortalizara como las grandes.
Miroslava nació el 26 de febrero de 1926 en la entonces Checoslovaquia, en la ciudad de Praga. Sus padres biológicos fallecieron y fue adoptada por un doctor y psicoanalista judío, de nombre Oskar Štern, y su esposa Miroslava Bečka Stern, familia con la que tuvo un hermano de nombre Ivo Stern. La familia vivía bien hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial y fueron víctimas de la persecución nazi. Incluso estuvieron unas tres semanas en un campo de concentración del que lograron salir con vida.
Eso llevó a los padres de Miroslava a tomar la decisión de escapar hacia México, en 1941. La actriz tenía 15 años cuando arribó con su familia al puerto de Mazatlán, en el estado de Sinaloa. Poco tiempo duró en suelo azteca pues fue enviada a estudiar inglés y español a la ciudad de Nueva York. Hay rumores, incluso, de que ahí llevó a cabo su primer intento de suicidio a causa del fallecimiento de un novio militar que tenía.
Regresó al territorio mexicano y se puso a estudiar diseño, pintura y confección. Aunque al poco tiempo, 1944, ganó una beca para estudiar actuación en California, por lo cual Miroslava regreso a Estados Unidos.
En 1945 ocurrió uno de los episodios más tristes de su vida, mismo que la marcó hasta el último de sus días: la muerte de su madre a causa del cáncer. Esto le generó a la joven actriz una profunda depresión que la llevó a su segundo intento de suicidio.
Miroslava volvió una vez más a México y emprendió su prometedora carrera como actriz. El 2 de febrero se casó con Jesús Jaime Gómez Obregón, alias «El Bambi», pero pocos meses duró la unión ya que, supuestamente, él solo la uso como apariencia: él era gay. Una situación más en la lista de la frágil situación emocional de la artista.
Su primera película le llegó en 1946. Fue “Bodas trágicas”, en la que actuó junto a Roberto Silva y Ernesto Alonso, este último se convertiría en su gran amigo.
Un año después interpretó un papel en el filme que prácticamente la catapultó: “¡A volar joven!”, en la que trabajó con Mario Moreno ‘Cantinflas’ y Ángel Garasa. Después de eso, una vez más, se fue para Estados Unidos. Esta vez para trabajar en más películas, pero de Hollywood. Hizo tres entre las que destaca “Adventures of Casanova”.
Pero el territorio azteca la llamó una vez más y volvió. Entonces Miroslava continuó con una gran cantidad de proyectos como “La muerte enamorada”, en 1950; “Ella y yo”, en 1951, en la que trabajó con Pedro Armendáriz; “Sueños de gloria”, en 1952; “Más fuerte que el amor”, en 1953; y “La visita que no tocó el timbre”, 1954.
Sus papeles más emblemáticos se dieron en dos películas que grabó en sus últimos años de vida. Una de ellas fue “Escuela de vagabundos”, en 1954), ahí actuó junto a Pedro Infante, con quien incluso se rumoreó que tuvo un romance. La otra fue en 1955, “Ensayo de un crimen”, de Luis Buñuel.
Una curiosidad de ese último proyecto en que en la cinta aparece en una efigie femenina de Miroslava en cera, misma que que se consume en llamas; semanas después y antes del estreno de la película, el cuerpo de Miroslava, tras su muerte, fue cremado. Precisamente, también ligado a este filme, Ernesto Alonso declaró que cuando la actriz realizó este rodaje, su estado emocional ya se encontraba alterado.
Miroslava Stern actuó en unas 30 películas a lo largo de sus nueve años de carrera artística y en 1953 estuvo nominada en los premios Ariel por la cinta “Las tres perfectas casadas”.
El suicidio y la teorías sobre sus motivos
La actriz tenía apenas 29 años cuando fue encontrada muerta en su casa, en su recámara, el 9 de marzo de 1955. La información oficial señaló que fue su ama de llaves, Rosario Navarro, quien la encontró sin vida. Fue una mezcla de de alcohol con pastillas antidepresivas propiciaron su deceso. Junto a ella estaban dos cartas dirigidas a su padre y a su hermano Ivo Stern.
Los motivos que llevaron a la joven promesa del cine mexicano a quitarse la vida, nunca quedaron claros. Sin embargo hay dos versiones que con el tiempo tomaron bastante fuerza.
La primera señala que Miroslava no pudo con la pena que le generó que el torero español Luis Miguel Dominguín, con quien había tenido una relación sentimental tan seria que incluso tenían planes de matrimonio, se casara con la actriz italiana Lucía Bosé, madre de Miguel Bosé, en una boda sorpresiva realizada en Las Vegas.
Pero el periodista de renombre, Jacobo Zabludovsky, dijo para Televisa en 2014, a manera de “exclusiva mundial”, que Miroslava se suicidó por Cantinflas, con quien tuvo una amistad bastante cercana, lo que lo convirtió en el gran amor de la actriz. No obstante, versiones de aquel entonces, señalaban que Cantinflas solo le brindó su amistad, pues él estaba casado y totalmente enamorado de Valentina Ivanova.
“Ella se enamoró mucho de Cantinflas y confiaba en que dejaría a Valentina, pero llegados ya a un punto de quiebre, Cantinflas le dijo en una carta a Miroslava que él jamás dejaría a Valentina, que no se hiciera ilusiones. Conozco al que le llevó la carta, vive… no quiero revelar su nombre en este momento. Al día siguiente la encontraron muerta”, reveló el periodista.
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