En los 70 existió un fabricante de autos mexicano que dio a conocer la manufactura de nuestro país. Comenzó, al principio, solo como un pequeño distribuidor de autos. Luego, siguió como una armadora autorizada hasta lograr convertirse en un gran jugador de la industria. Ilusionó a todo un país.
Hablamos de Vehículos Automotores Mexicanos (VAM), una compañía que vive en la memoria y corazones de muchas familias mexicanas.
Actualmente hay autos mexicanos como el Masstreta, Vuhl o Zacua, sin embargo, antes de ellos existió la marca que no solo armaba vehículos estadounidenses, sino que poco a poco se fue apropiando de ella hasta ser meramente mexicana. Esta, no solo se valía de autos de American Motors Corporation (AMC), también llegaron a fabricar un auto que fue totalmente creado y diseñado por mexicanos: el Lerma, nombre que lleva por el lugar en donde se fabricaban estos autos, en el Estado de México.
El origen de la compañía se remonta a los años 40 y 50, y surgió como una armadora de Willys, de nombre Willys Mexicana. En los años 60 firmó un acuerdo con la American Motors Corporation para distribuir sus automóviles y, además, acordó una participación del gobierno en la firma.
De esta manera se estableció la fábrica en donde se verían nacer tantos automóviles que, actualmente, pueden ser considerados leyendas, en Lerma, Estado de México.
Una vez que contaba con la licencia de la AMC, la marca pasó a ser la que, de manera oficial, distribuyera sus automóviles a lo largo de la República Mexicana, solo con algunos cambios en sus versiones.
En ese entonces, AMC era un gran punto clave para trascender. En México, encontró la oportunidad para brillar. Los autos de su marca se presentaban como modernos, con diseños muy novedosos y el simple hecho de estar creados en nuestro país, se ganaba de inmediato al público mexicano.
Uno de los primero autos que comenzó a construir fue el Rambler American, un gran clásico que en ese momento tenía bastante éxito en los Estados Unidos. Equipaba un motor de seis cilindros que generaba hasta 90 caballos de fuerza. La red de distribución contaba con 26 agencias en todo México, en las que se comercializaban 322 unidades American, equivalentes al 1% del mercado total de ese entonces.
A mediados de los años sesenta, la marca ya tenía una fuerte presencia entre el público mexicano, pues no solo se le percibía como una opción confiable y segura, sino como una marca ganadora, pues además de ganar mercado, también lo hacía en los circuitos.
El año 1968 sería un punto clave en la historia de VAM, pues veríamos el nacimiento de uno de los deportivos más memorables dentro del imaginario mexicano de los años sesenta y setenta: el Javelin. Este fue uno de los pocos modelos Muscle Cars que se ofrecieron en México, y estaba equipado con un motor de seis cilindros que generaba hasta 155 caballos de fuerza. También contaba con diversos accesorios que lo diferenciaban de otros autos, como frenos de disco, suspensión mejorada, radio AM/FM, entre otros más. Otro detalle de este modelo es que podía pedirse con paquetes que mejoraban los accesorios como acabados y volante. Este sería solo el inicio del éxito de la firma.
El Javelin duraría algunos años con gran éxito, se cambió el motor algunas veces y su carrocería lo convertiría en uno de los favoritos de aquella época, sin embargo, en 1973 dejó de fabricarse.
Fue a mediados de los años setenta que se daría a conocer un modelo tan peculiar como icónico, de nombre Gremlin. Este aprovechaba la plataforma del modelo Hornet, para entregar una carrocería muy inusual, y aunque existían autos con una carrocería similar, el Gremlin sería un modelo único.
Poco a poco, la identidad de la marca se fue estableciendo en nuestro país. Los fabricados en VAM, eran autos diferentes, especiales, icónicos, atrevidos, y lo mejor de todo, eran mexicanos.
Posteriormente llegarían otros modelos, como el Parcer o el Rally AMX, que se posicionarían en VAM como una de las favoritas del país, a pesar de críticas internacionales. El primero destacaba por ser un gran incomprendido en muchos lugares por su inusual diseño, que en otros lugares era considerado como uno de los más feos. Por otro lado, el Rally tenía una historia de éxito, pues resultó triunfador en el campeonato nacional de Rally por parte de VAM frente a la casi imbatible Lancia y Ford.
Llegarían otros modelos como el Spirit, el cual, tuvo un rotundo éxito. Una de las características principales de estos vehículos, era que las versiones mexicanas tenían modificaciones importantes y destacadas en motores, acabados, accesorios y versiones. Fue en 1981 cuando la compañía dio a conocer que fabricaría un auto exclusivo para México, creado por ingenieros mexicanos y ensamblado en nuestro país. Aparte, llevaría por nombre el lugar en donde se fabricaba: Lerma.
El auto era innovador en muchos sentidos. Se ofreció en versión de 3 y 5 puertas, tenía un motor de seis cilindros de 4.6 litros y 129 caballos de fuerza. La mayoría de los componentes eran únicos para ese auto, lo que lo convertía en exclusivo. Se hacía a mano y casi de manera artesanal, lo que con el tiempo se presentó como un problema, pues se elevaban mucho los costos de la producción. Era caro, y eso hacía preguntarse si valía la pena gastar tanto en este automóvil.
Poco después, diversos factores fueron ganando terreno frente a la cada vez más difícil situación financiera de la compañía.
Para finales de los años ochenta, la fábrica operaba a menos de su capacidad, y aunque se estableció una alianza con Renault para tratar de salvarla, fue insuficiente, y terminó vendiéndose tanto las plantas como la participación de las empresas. En 1987 American Motors Corporation no pudo sobrevivir y se terminó convirtiendo en filial de Chrysler. Esto marcó el final de una de las marcas más importantes para nuestro país.
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