INAH examinó huesos y objetos de Michoacán con antigüedad de 1,400 años

Los elementos analizados se hallaron durante 2011 en la zona arqueológica mexicana de Tingambato

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Los análisis osteológico y de
Los análisis osteológico y de ADN antiguo confirmaron que los restos óseos depositados en la Tumba II de la citada zona arqueológica pertenecían a una joven mujer de entre 16 y 19 años y su antigüedad se remonta hacia el 630 d.C. (Foto: Fernando Bizerra/ EFE)

Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizaron los restos óseos de una mujer y 19 mil 428 objetos que fueron hallados en 2011 en la zona arqueológica mexicana de Tingambato, la cual se encuentra en Michoacán.

Los especialistas destacaron que dicho hallazgo data del año 630 d.C, lo cual significa que su antigüedad es de mil 400 años. De acuerdo con un comunicado, se especificó que los restos de la mujer fueron encontrados en una cámara funeraria “construida a cinco metros de profundidad, con fuertes paredes de piedra y un techo abovedado de lajas en sentido de espiral, donde fue inhumada con un rico ajuar compuesto por 19,428 objetos de concha y lapidaria”.

En este sentido, el arqueólogo José Luis Punzo Días, investigador del Centro INAH Michoacán calificó este descubrimiento como “uno de los más importantes en la arqueología del occidente de México, en particular de Michoacán”.

Con los análisis osteológicos y de ADN antiguo, se confirmó que los restos óseo en la Tumba II de dicha zona arqueológica, pertenecían a una mujer de entre 16 y 19 años. No obstante, como el cráneo se encontraba en malas condiciones y estaba fragmentado, se tuvo que llevar a cabo una reconstrucción bastante cuidadosa en el Laboratorio de Antropología Física del Centro INAH-Michoacán.

La mujer sufrió periodos de
La mujer sufrió periodos de enfermedad como fiebre y un grado leve de desnutrición, aunque se destacó que esta no parecía ser la causa de muerte, de la cual se desconoce (Foto: Twitter @INAHmx)

A partir de lo anterior, se descubrió que la parte estudiada presentaba deformación cefálica, además de trabajos de modificación dental, las cuales no estaban desgastadas, ni se veían usadas, por lo que se dedujo que estas fueron realizadas en un momento cercano a su muerte.

“Si bien estas modificaciones eran recurrentes en su tiempo, se asocian a ciertos grupos de la sociedad, lo que nos lleva a pensar que era parte de la élite local”, explicó Valdés Herrera, investigador del proyecto.

En cuanto al análisis de los materiales, este empezó desde 2016 y se han determinado diversas paleopatologías, las cuales señalan que la mujer sufrió periodos de enfermedad como fiebre y un grado leve de desnutrición, aunque se destacó que esta no parecía ser la causa de muerte, de la cual se desconoce.

Por otra parte, se estudiaron 18 mil 601 objetos elaborados con conchas marinas y se descubrió que la mayoría de las cuentas y pendientes son de la especie Spondylus princeps, la cual proviene del Pacífico y resalta por su color naranja.

También, de los 827 elementos lapidarios, los investigadores rescataron que la mayor parte de cuentas de piedra verde son de un mineral conocido como amazonita y, aunque no se conoce exactamente de donde proviene, se conocen vetas importantes en Chihuahua.

Tingambato fue un sitio privilegiado por su ubicación, en la entrada de Tierra Caliente y la sierra fría michoacana, el cual surgió en el año 0 y tuvo una ocupación constante hasta 900 d.C.

18 mil 601 objetos elaborados
18 mil 601 objetos elaborados con conchas marinas(Foto: INAH)

<b>Restos de 2 mil años en Puebla</b>

Cabe recordar que a principios de marzo, el INAH dio a conocer que que pobladores de Tepeyahualco encontraron por accidente la primera tumba troncocónica en la región de Cantona, Puebla, lo cual dejó ver otra parte de las prácticas funerarias de la época prehispánica de México.

De acuerdo con la dependencia, el hallazgo se dio cuando algunos habitantes de la zona recolectaban material de construcción en una terracería a las afueras de la cabecera municipal.

Tras la inspección del INAH, se confirmó que el entierro se compone de los restos óseos de cuatro individuos jóvenes, por su asociación con cerámica de la fase Cantona I Tardío. Los restos deben tener más de 2,000 años de antigüedad.

“El área del hallazgo se encuentra en el margen sur de la escurrentía de lava basáltica sobre la que se asentó Cantona, y por su cercanía al antiguo se infiere que los restos óseos corresponden a esa misma cultura”, señaló el Instituto.

Con información de EFE*

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