Una fuerte explosión de un polvorín en el municipio de Sanctórum de Lázaro Cárdenas, en el estado de Tlaxcala, dejó hasta el momento cuatro personas muertas y al menos tres heridas por quemaduras.
De acuerdo a los primeros reportes, el incidente ocurrió este martes cerca de las 18:00 horas en una bodega donde elaboran juegos pirotécnicos sobre la carretera federal Apizaco Calpulalpan esquina Camino Nacional; cerca de un plantel de Colegios de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyTE).
Al lugar arribaron diversos servicios de ambulancias y el cuerpo de Bomberos de la entidad para sofocar las llamas, así como Protección Civil, la Guardia Nacional y la Policía Estatal para realizar los trabajos de inspección.
Las autoridades no descartan que existan más lesionados y trabajadores sin vida, pues quedaron entre los escombros de la bodega. Además, existe un reporte preliminar de tres predios dañados a consecuencia de la explosión.
Por su parte, el gobernador Marco Mena informó en su cuenta de Twitter que algunos heridos de gravedad fueron trasladados al Hospital General de Calpulalpan, mientras que la Secretaría de Gobernación ya brinda todo el apoyo necesario a los afectados y a sus familias.
Según el reporte de la Secretaría de Salud del Estado (SESA), se le brinda la atención a un hombre de 40 años de edad con heridas en brazo derecho por golpes de escombros por onda expansiva y uno de 29 años con crisis hipertensiva. Ambos se reportan estables. Sin embargo, hay otra persona lesionada que se reporta como grave
Además, el Agente del Ministerio Público ya inició una carpeta de investigación y se realizará un desglose a la Fiscalía General de la República (FGR).
Automovilistas difundieron videos donde se aprecia la columna de humo a decenas de metros de distancia.
Apenas el pasado 3 de diciembre, en la misma zona se registró un siniestro similar que afectó a cinco puestos dedicados a la venta de juegos pirotécnicos, aunque en aquella ocasión no se registraron decesos ni personas lesionadas.
La onda expansiva de la explosión se pudo sentir a varios kilómetros según algunos testigos que difundieron videos en redes sociales.
Activamos el #PlanGN_A en el municipio de Sanctórum #Tlaxcala, para resguardar la zona en coordinación con diversas autoridades y salvaguardar a la población ante la emergencia derivada del estallido de una bodega de pirotecnia. pic.twitter.com/IE1Jx0bJmo
— Guardia Nacional (@GN_MEXICO_) May 26, 2021
La pirotecnia es una actividad cuyas características propias de elaboración requieren de medidas precautorias para la fabricación y almacenamiento de sus materiales químicos, sus productos intermedios y producto terminado, dado que dichos materiales en su mayoría son explosivos, vulnerables a agentes externos y exigen cuidados especiales para su manejo; es por eso que se realizan en talleres de elaboración pirotécnica o comúnmente llamado “polvorín”, con las medidas de seguridad pertinentes.
No obstante, la barbaridad de los negocios, las complicidades y la pobreza de los lugares donde se fabrican son gravísimas, pues hay un gran número de talleres no están en orden legal y son clandestinos, sobre todo en el Estado de México, Puebla y Tlaxcala.
El sigilo y las trampas hacen que las autoridades no reconozcan o sepan la cantidad de polvorines que operan de manera ilícita.
Un negocio que se originó durante La Colonia
El periodista e historiador Héctor de Mauleon escribió el 13 de diciembre de 2016 en su columna La Patria del Cohete, que una de las maldiciones de La Conquista fue que los españoles se llevaron el oro y nos dejaron los cohetes como una forma de conexión divina y por ello se han escuchado rugir en el país desde hace más de 500 años en toda ceremonia civil, política, deportiva, religiosa.
Pero ya en la época virreinal, los cohetes provocaron tantos incendios, tantas manos cercenadas, tantos desastres y tantas calamidades que la Corona monopolizó su venta entre 1590 y 1776.
“Nada cambió, porque desde entonces se inició la costumbre de venderlos de manera clandestina. Continuaron los incendios, las manos cercenadas, los desastres y las calamidades”
“Los chinos decían usarlos para espantar a los espíritus malignos. En México fue al revés. Parece que los empleamos para atraerlos bajo el pretexto de hacer estallar en el cielo una lluvia de colores”, agregó.
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