María Noé Mares y su hijo Edgard, desaparecieron en Navidad, el 24 de diciembre de 2016, en la Colonia San Juan Ixtacala, la última persona en verlos con vida fue Andrés “N”, identificado como el feminicida de Atizapán.
De acuerdo con Matilde Mares, hermana de María, ella y su hijo de 7 años Edgard no regresaron a casa, lo cual fue sospechoso de inmediato ya que no le dijo que fueran a ir lejos.
María es madre soltera y tenía un puesto de dulces para mantenerse ella y su pequeño hijo. Guardaba su puesto en la casa de Andrés porque él le prometía despensas y le ofreció un lugar en un deportivo cercano para vender su mercancía.
Tras preguntar por toda la colonia por el paradero de su hermana y su sobrino, solo una persona dijo que sí los había visto el día de su desaparición, ese era Andrés Filomeno “N”, de 72 años.
Andrés “N”, acompaño a Matilde Mares al Ministerio Público para cooperar con las indagatorias.
“Lo llevé al Ministerio Público y declaró que sí la había visto pero nada más, no lo cuestionaron más, ni investigaron, no sospeché más de él porque era conocido de la colonia y parecía un hombre respetable”, dijo Matilde.
La hermana de María Mares, conserva la esperanza de que Matilde Mares y su hijo Edgar Neri Vargas Mares, se encuentren con vida. Por lo que pide ayuda a la sociedad en general, pero sobre todo a los medios de comunicación que se difunda la noticia, para poder comunicarse con María Mares.
“Quiero pensar que está viva, ojalá regresé o se comunique con nosotros”, dijo su hermana y guarda la esperanza de que así sea, sin embargo por protocolo acudió al juzgado de Barrientos para informar lo ocurrido y donar ADN para la investigación de los restos hallados.
A Martha le ofreció trabajo en una oficina
Las hermanas de Martha Andrade, de 33 años de edad, quien desapareció el 2 de diciembre de 2017 en esta zona, se acercaron a la casa del feminicida Andrés “N”, para preguntar a los policías si alguno de los hallazgos tenía que ver con su pariente, pero les respondieron que rindieran su declaración en los juzgados de barrientos y que posteriormente se harán análisis para dar la información pertinente.
“Lo que pasa es que mi hermana tuvo contacto con el señor porque el señor daba despensas, a mi hermana en ocasiones le llegó a ofrecer empleo en las oficinas donde él entregaba las despensas”, refirió María del Carmen Andrade, hermana de Martha Andrade, desaparecida.
Ellas se horrorizaron tras saber de los asesinatos cometidos en la casa de este sujeto y temen que su hermana pueda estar entre las víctimas.
La madre de dos hijos tenía la esperanza de que le consiguiera el trabajo que le había prometido y lo frecuentaba a pesar de que su hija menor de seis años le daba miedo.
“Yo le dije a Martha que ya no lo viera porque a mi sobrina de entonces seis años le provocaba temor”, dijo al portal Milenio.
“Ya me tomaron la prueba genética, llevé a mi sobrina el día de ayer, igual le hicieron su prueba genética, lo único que nos dicen es que tenemos que esperar porque el procedimiento va a tardar, van a excavar la casa del señor y pues lo único que me piden es que espere”, agregó a los medios de comunicación presentes.
La fiscal para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género del Estado de México, Dilcya García Espinoza, explicó la razón por la cual la identificación de las víctimas les podría llevar algunos meses.
“Si es una víctima que acaba de perder la vida, el ADN puede salir entré 24 y 36 horas, es muy rápido, pero un resto árido, un resto óseo como el que estamos encontrando no podemos tener un compromiso de tiempo porque tiene mucho que ver el contexto del propio resto”, explicó Dilcya García Espinoza de los Monteros, fiscal para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género del Edomex.
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