No es de extrañar que el Estado de México, la entidad más peligrosa para las mujeres, sea la misma donde vivieron y realizaron sus crímenes tres de los feminicidas seriales más letales de los últimos tres años, aunque sí es motivo de alarma.
El Estado de México fue la entidad federativa que más feminicidios oficiales (969) registró en todo el 2020, y a cinco meses de iniciado el 2021 la región sigue encabezando la lista de feminicidios cometidos en México a nivel estatal con 35 víctimas en el período de enero a marzo, según las últimas cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP).
La Real Academia Española (RAE) define el feminicidio como el “asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia”, mientras que la definición de asesino serial se le atribuye a un ex agente del FBI y refiere que para clasificar a este tipo de criminal se debe tener en cuenta el número de víctimas que ha causado, no menos de cuatro, y el hecho de que se encuentren todas en un mismo lugar (escena del crimen).
Andrés Mendoza, Atizapán
La fiscal central de Género del Estado de México, Dilcya García, describió a Andrés Filomeno Mendoza, El Chivo, como una persona controladora y calculadora. Cuestionada sobre el tipo de personalidad del asesino serial de Atizapán, García respondió que es muy probable que se trate de un hombre con cierto “grado de inteligencia”, una característica que también comparten otros asesinos en serie.
Vecinos dijeron a este medio que el hombre de 74 años aparentaba ser un tipo tranquilo, relajado, “normal”, que no se metía con nadie. Los testimonios también apuntaron que nunca dio indicios de su presunta actividad delictiva pues incluso “no molestaba a las mujeres, ni les decía nada”.
El reportero Carlos Jiménez reveló que el detenido formaba parte del equipo de campaña de Pedro Rodríguez Villegas, candidato a presidente municipal de la entidad mexiquense por la coalición PAN-PRI-PRD.
La noticia causó tanto revuelo que el mismo Villegas emitió un comunicado el martes para deslindarse de Filomeno Mendoza y aclarar que “al igual que muchos otros (ciudadanos) más”, solo se había acercado a él y a su equipo para “conocer sus propuestas”.
Documentos oficiales del gobierno de Atizapán confirmaron que Andrés Mendoza fue presidente del Consejo de Participación Ciudadana en la colonia durante la administración de la presidenta municipal Ana María Balderas Trejo (Acción Nacional). “Se relacionó con muchos vecinos cuando fue presidente del Copaci. Algunos le pedían ayuda”, confirmó uno de los residentes a TeleDiario.
Durante el tiempo que desempeñó dicho puesto, el hombre se paseaba por las calles y tocaba puerta por puerta con preocupaciones por el alumbrado público, por el correcto cobro de la luz, del agua, entre otros servicios.
Las sospechas por la desaparición de Reyna González, de 34 años, condujeron a su marido el viernes por la noche a la casa de Andrés. Sin embargo, al no encontrarlo, al día siguiente irrumpió a la fuerza. El sábado Bruno Ángel descubrió los restos de su pareja en la casa del hombre al que se refirió como un “amigo de la familia”, y al que su esposa y él le tenían “lástima” y trataron de apoyar económicamente.
Andrés, quien trabajó como carnicero, le rentaba dos cuartos de su vivienda a una pareja con dos hijos y a un doctor identificado como Fernando López, que había instalado su consultorio en el mismo inmueble y el cual tuvo que desalojar tras el arresto.
“No podemos trabajar. En shock por todo esto, pero no podemos hablar de más”, dijo el médico al periodista Antonio Nieto de Noticieros Televisa.
En el número 22 de la calle Margaritas la policía no soló confirmó que Andrés había asesinado y descuartizado a Reyna González. También encontraron joyería, ropa femenina, dos identificaciones de mujeres desaparecidas, casetes de filmación, restos humanos y una libreta escrita a mano con los nombres de 29 mujeres que probablemente fueron sus víctimas.
El Ministerio Público indicó que Andrés confesó haber cometido el crimen tras un arranque de ira. En la audiencia también estuvo presente el esposo de Reyna, Bruno Ángel (Policía), quien explicó que Andrés le ayudaba a su mujer con la compraventa de artículos para celular.
Andrés dijo que llevó a su casa a por los menos cuatro mujeres con las que tuvo relaciones sexuales y a las que después apuñaló y mutiló porque pensaba que se burlaban de él.
Hasta ahora se ha identificado formalmente a Flor Nínive Vizcaino (buscada desde octubre del 2016), Rubicela Gallegos Castillo (desde 2019) y Reyna González, pero el asesino también mencionó otros nombres como Norma, Berenice y Rubiela.
Mientras las autoridades esperan identificar a las víctimas que faltan, Andrés ya confesó ser un asesino desde hace más de 20 años.
“Lo hecho, hecho está, sólo quiero decir la verdad, ahí está el esposo (de Reyna), él vio todo”, dijo este jueves antes de que su abogada lo contuviera.
Los Monstruos de Ecatepec
El caso del feminicida de Atizapán hizo rememorar a los conocidos como Los monstruos de Ecatepec, quienes también practicaron el canibalismo y enterraron algunas de sus víctimas en su propia casa y apilaron a otras en cubetas de cemento y en el congelador.
En una confesión, Juan Carlos declaró haber asesinado a 20 mujeres en 6 años. Sin embargo, no se sabe la cifra exacta y se sospecha que puede ser mucho más alta. Él y Patricia, de 44, fueron capturados el 4 de octubre del 2019 en Ecatepec de Morelos, en el Estado de México, cuando transportaban restos humanos en la carriola de un bebé.
El 1 de octubre de 2019 cada uno recibió una primera condena de 327 años de prisión por el delito de ocultamiento de restos humanos, pero aún quedan pendientes más condenas y se espera que superen los 400 años. “Se pueden pudrir en la cárcel y se lo merecen ¿Pero a mí quién me devuelve a mi hija?”, dijo la madre de una de las víctimas a los medios de comunicación.
Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM, dijo a Notimex que aunque el homicida de Ecatepec cumplía con criterios como el mantener contactos directos con sus víctimas y cometer crímenes en determinados intervalos de tiempo, no se le podía catalogar en toda regla como un asesino serial “tradicional”.
En el caso de Juan Carlos dijo que se podían apreciar diversos factores que pudieron afectar la vida del agresor y que lo llevaron a cometer diversos crímenes: Juan Carlos declaró haber sido víctima en su infancia de mujeres mayores que lo violentaron física y sexualmente. También dijo que su mama solía vestirlo de niña y que a los 10 años sufrió un golpe que le causó un traumatismo craneoencefálico severo.
“Estamos hablando de varios factores que tienen afectado su cerebro, el mismo reporta que uno, tiene alucinaciones visuales y auditivas; dos, tiene un odio hacia las mujeres; y tres, que tuvo un traumatismo craneoencefálico muy severo”, precisó Ostrosky, quien detalló que si bien cada caso es diferente, en general los asesinos seriales mantienen historias de abuso físico y psicológico en la infancia.
También subrayó que el caso del asesino de Ecatepec obedece a una interpretación directa del agresor al considerar que “las mujeres le han hecho mucho daño”.
Ana Yeli Pérez, asesora jurídica del Observatorio Nacional Ciudadano Nacional del Feminicidio, dijo a BBC Mundo que la versión de que El monstruo de Ecatepec actuaba por su odio contra las mujeres era “burda” y debía ser investigada. La asesora jurídica remarcó que es una historia “espectacular” que puede estar cubriendo algo algo detrás. “Se debe analizar la posible relación con el crimen organizado y con las instancias del Estado”, dijo.
Agentes policiacos contaron que al momento de su arresto, Juan Carlos preguntó si podía bañarse. “No soy un criminal sucio”, dijo. Quería ponerse un traje para presentarse ante los medios de comunicación. Orgulloso, en su declaración detalló cómo asesinó a las mujeres.
“No muestra signos de sentir culpa por lo que hizo, muestra alegría”, dijo el fiscal Alejandro Jaime Gómez Sánchez, quien aseguró que Juan Carlos padecía psicopatía y trastorno de la personalidad.
El Monstruo de Toluca
Óscar García Guzmán, de 30 años y 1.70 cm, era aficionado al krav maga (disciplina de artes marciales israelíes), le gustan grupos musicales como Cannibal Corpse y Nightwish, y también asesinó a cuatro mujeres y dos hombres (uno de ellos su propio padre).
Era estudiante de psicología, vivía en Toluca, capital del Estado de México, y sus vecinos refirieron que casi no hablaba con nadie ni tampoco se le solía ver con amigos. Siempre vestía de negro.
Aunque se sabe poco sobre su infancia, se sospecha que probablemente padeció abusos violentos por parte de su padre, a quien asesinó con tan solo 16 años de edad. Durante una llamada telefónica con su madre efectuada desde prisión, en enero de 2020, habría reconocido este crimen: “Sí es neta, para qué te miento, para qué te echo choro. Sí, yo maté a papá…”
“Algo debe haber ocurrido en su infancia que detonó en la muerte del padre”, dijo la doctora Ostrosky Infobae Mexico.
El 30 de octubre de 2019 la familia de Jessica Guadalupe, una de sus víctimas, consiguió tras varios intentos fallidos que personal de la fiscalía aprobara una orden de allanamiento. Los cuatro días anteriores los pasaron afuera de la casa del asesino, en Villa Santín, después de que Jessica había desaparecido y todas las sospechas apuntaban a García Guzmán. En ese período él los amedrentó y los amenazó, pero la familia no desistió hasta conseguir la orden de cateo.
Cuando finalmente irrumpieron en el domicilio, las autoridades hallaron el cuerpo de Jessica en el baño y los de Adriana González Hernández (27) y Martha Patricia (25), enterrados en el patio trasero.
En el mes que permaneció prófugo, El Monstruo de Toluca se mantuvo activo en las redes sociales. En ellas externó su preocupación por sus mascotas, dos perros y un gato, y se burló de las autoridades mexicanas que todavía no daban con él.
“Horas conectado en el mismo lugar y ni así dan conmigo, les haré un mapa”, decía uno de los mensajes que escribió en Facebook, donde también añadió las fichas de búsqueda de tres de sus víctimas.
Fue detenido el 6 de diciembre de 2019, después de que las autoridades detectaran sus ubicaciones cuando se conectaba a la red de wifi gratuito de la CDMX. En ese momento estaba comiéndose una torta. Un fin de semana antes se dio el lujo de asistir al festival Knotfest de rock industrial y metal. La activista Frida Guerrera fue clave en su captura.
García Guzmán aceptó haber asesinado no sólo a las tres mujeres encontradas en su casa, sino también a una cuarta y al padre de ésta.
“El sujeto trata de vincularse con personas físicamente débiles, aunque las mujeres que elige son luchadoras, estudiantes y trabajadoras, pero pueden estar en búsqueda de protección, sin embargo las estudió y manipuló para sus intereses”, detalló Ostrosky, también profesora de posgrado de la UNAM, a este medio.
“Tiene un narcicismo patológico, quiere demostrar que él sabe más, quiere lucirse, controlar, tiene una personalidad hostil y agresiva que canalizaba en las artes marciales y en la música que escucha, no soporta el rechazo, por eso se vincula por animales, tiene encanto superficial”, añadió.
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