Rubicela Gallegos viajó de Monterrey a la zona conurbada del Valle de México con su pequeño hijo Demian, de cinco años, para darle un mejor futuro, estaba dispuesta a laborar exhaustivamente para ello, pero a sus 32 años sus sueños pudieron haber sido robados abruptamente por Andrés “N”, el feminicida serial de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México.
Se instaló en la colonia El Olivo II, en Tlalnepantla, quería estudiar petroquímica pero encontró pronto trabajo en un banco y en sus ratos libres también era repartidora de comida por aplicación, ese sábado 20 de julio de 2019 descansó pero aprovechó para ganar un poco de dinero haciendo entregas, le dijo a su hijo que regresaba un breve, tomó su motocicleta y fue por un pedido a un restaurante pero minutos después desapareció misteriosamente.
Fue hasta este sábado 15 de mayo que sus dos credenciales de elector (una antigua con su domicilio en Monterrey y otra actual) fueron halladas en la casa del feminicida serial de Atizapán Andrés Filomeno “N”, junto al cuerpo mutilado de Reyna, su última víctima.
“Es una persona que siempre luchó. Le compró un pasaje de avión de Monterrey a la Ciudad de México a su hermana, mi otra hija menor, pero días antes no contestó ya el celular, aún así mi hija fue y al llegar a su departamento encontró al niño solo, estuvo cuatro días solo”, narró a los medios locales el padre de Rubicela, Armando Gallegos Vázquez.
“Su hijo cree que ella se murió, que para qué la buscan si ya la mataron, (sospecha) que si se la robaron ya la mataron” declaró el padre de la mujer desparecida y abuelo del pequeño quien no volvió a ver a su madre desde 2019.
Tras su desaparición, Armando Gallegos, dio cuenta a la Fiscalía de su desaparición, al no ver avances de parte de las autoridades, comenzaron a buscar su paradero sin éxito.
Durante un tiempo el padre de Rubicela y su ex pareja estuvieron en la capital realizando labores de búsqueda, pero al no contar con recursos para hospedarse regresaron a Monterrey con la esperanza de volverla a ver.
El último lugar donde fue vista fue en la colonia San Javier del municipio de Tlalnepantla de Baz, Estado de México. Ahí su padre encontró su motocicleta abandonada, pero ni rastro de Rubicela. Vestía mallas negras, chaleco café, blusa negra y zapatillas negras.
A lo largo de estos casi dos años de angustia, tocaron muchas puertas, entre ellas las del Palacio de Gobierno de Nuevo León, pero tampoco los escucharon.
“Pidiéndole apoyo al gobernador que nos apoyara, porque era lo que se me ocurrió en ese momento y que creí que era una persona que nos podía dar la mano por humanidad, no hubo ninguna respuesta”, indicó al portal local El Horizonte.
Ahora piden que les ayuden a confirmar si su hija es parte de las víctimas del feminicida serial.
Pero también solicitan apoyo psicológico para enfrentar la situación que han venido arrastrando desde hace 22 meses y sobre todo apoyo para Demian, el pequeño hijo de Rubicela.
“Necesito el apoyo de parte de las autoridades para conseguirle una beca a mi hijo, quiero dejarlo preparado”, afirmó.
Desde que fue asegurado el 15 de mayo, peritos ministeriales han estado procesando la casa de Andrés “N” para dar con mas posibles restos óseos.
Hasta el 19 de mayo, una habitación es punto central de las indagatorias, donde se han realizado excavaciones. Entre los especialistas que participan en estos estudios hay antropólogos y arqueólogos forenses, genetistas, peritos en criminalística, odontología, medicina legal y fotografía.
Para evitar que parte del sótano en el inmueble colapsara, fue necesario apuntalar con vigas. Esa labor fue realizada por personal de Protección Civil y una cuadrilla del Ayuntamiento de Atizapán.
La Fiscalía del Estado de México no ha confirmado el número de víctimas, porque los restos óseos localizados deben pasar por análisis como pruebas de ADN.
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