Detrás de los esfuerzos desplegados durante el gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto para la conservación de la vaquita marina, cetáceo que habita el Golfo de Baja California, se encuentra la historia de un cártel transnacional que trafica con la carne de especies marinas consideradas por algunos como un manjar culinario.
Esta organización criminal no sólo controla la pesca, transporte y venta de este tipo de animales, sino que también ha tenido que corromper las estructuras gubernamentales del Estado mexicano con tal de poder operar a sus anchas.
Se trata del Cártel del Dragón, y su objetivo principal en aguas mexicanas y estadounidenses es la pesca ilegal de la totoaba. Su carne, según se cree en el mercado culinario ilegal, tiene propiedades afrodisíacas. Es por esta creencia que su pesca ilegal ha continuado de manera intensiva incluso después de que las autoridades mexicanas la declararan como una especie en protección y prohibiera su consumo.
Además de poner en riesgo la supervivencia de la totoaba, la vaquita marina constantemente queda atrapada en las redes de los pescadores ilegales. Es por esto que fueron necesarios despliegues importantes para la conservación de la especie.
Sin embargo, el colectivo de periodismo ambiental Naguales, en colaboración con Connectas, explican que no se trata solamente de intentar proteger ambas especies de la caza ilegal para perpetuar su existencia en las aguas mexicanas. El problema se extiende hasta las costas, donde pescadores son orillados por el trabajo precarizado a trabajar con el Cártel del Dragón, asumiendo una parte importante de los riesgos sin obtener ganancias tan importantes como las que percibe la organización criminal.
Según el reportaje Así venció el “Cártel del Dragón” al gobierno mexicano para traficar pez totoaba, las ganancias por el tráfico de este animal son equiparables a las del negocio de la cocaína. Reportan que un kilo de “buche” de totoaba puede llegar a valer 5,000 dólares en México y hasta 60,000 una vez que ya llega a China.
Según explica el colectivo Nagual, una estrategia orientada a la conservación de la totoaba y la vaquita marina, sin atacar las finanzas y las alianzas del Cártel del Dragón en territorio mexicano, no serán suficientes para evitar que ambas especies desaparezcan de aguas mexicanas en un futuro.
El reportaje también explica que las autoridades mexicanas, como la Procuraduría federal de protección ambiental (PROFEPA), no han sido lo suficientemente ágiles a la hora de tomar medidas para atacar al Cártel del Dragón. Incluso frente a las amenazas por parte de los Estados Unidos de sancionar al comercio pesquero de México si su gobierno no detiene la caza ilegal de estos animales marinos.
Según logró descubrir el colectivo Naguales, quien sí ha puesto manos a la obra para investigar al Cártel del Dragón ha sido la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Según descubrieron, la UIF tiene abierto el expediente “Totoaba-San Felipe” del que han resultado congeladas las cuentas de nueve personas por presuntamente estar involucradas en el comercio ilegal de la totoaba.
Según relatan en el reportaje, la historia del Cártel del Dragón data de hace cerca de un siglo, cuando se instaló la región de La Chinesca en Mexicali y algunos comerciantes chinos residiendo en México se percataron de la similitud entre la totoaba y la bahana, corvina amarilla oriental que ya se encuentra en peligro de extinción en las aguas chinas.
A partir de ahí empezó la pesca ilegal en las aguas mexicanas, y la construcción de alianzas comerciales en las costas y corruptelas al interior de las instituciones mexicanas que se encargan de vigilar la protección del medio ambiente.
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