Adalberto Fructuoso, más conocido como el Fruto, no ejerce como político desde hace 10 años. Aunque todavía conserva su poder en Michoacán.
Este hombre, de 57 años, natural de la sierra michoacana, al oeste de México, prefirió cambiar la política por el control de los grupos criminales que operaban en la zona. Fue primero autodefensa y luego alcalde de Aguililla de 2008 a 2011, periodo en el que construyó el poderío del grupo criminal con los Caballeros Templarios.
Desde 2009, fecha en la que el gobierno federal intervino en Michoacán para acabar con la violencia, las autoridades lo buscaban. Pero finalmente fue capturado este año en Guatemala, tras estar cercado en la zona 10 del país, donde diversos testimonios señalaban que se reuniría para pactar un envío de drogas con el grupo terrorista Hezbollah.
En Aguililla (Michoacán) —de 16,000 habitantes— era común ver a Fructuoso por la plaza principal, pronunciando discursos, atendiendo las peticiones de unos y otros. Hasta que un informe de inteligencia del gabinete de seguridad de Felipe Calderón (2006-2012) revelaba que la estructura criminal de los Caballeros Templarios era controlada por el Frutos.
El Fruto, ya había sido acusado por el fallecido doctor José Manuel Mireles en 2014, por su pertenencia a Los Caballeros Templarios.
En febrero de 2013, Comparán Rodríguez dio la espalda a Servando Gómez, la Tuta, líder de Caballeros Templarios y en el contexto del levantamiento de autodefensas para expulsar al narco de Michoacán, el Fruto decidió sumarse al grupo de civiles armados para evitar su detención como parte del crimen y combatir a sus viejos aliados.
Cuando ya era comandante de la Fuerza Rural en la región de Aguililla, en noviembre de 2015, el Fruto sufrió un atentado del que salió ileso, aunque en las acciones murió su escolta, José Luis García Mendoza, quien viajaba en la parte trasera del vehículo atacado. La balacera se registró sobre la carretera hacia El Aguaje y donde otros dos de sus guardianes resultaron lesionados.
En Aguililla, en el corazón de Tierra Caliente, los cárteles pelean a muerte. Todos los días a la prensa nacional llegan reportes de comunidades asediadas por el crimen organizado o personas que dejan sus casas porque un grupo criminal las ocupa y las convierte en trincheras.
A la violencia directa se suma la ocurrida el 31 de marzo, horas después de confirmarse la detención de Adalberto Fructuoso. Ese día se registraron al menos tres enfrentamientos entre Cárteles Unidos —una amalgama de la unión entre los Viagras, la Nueva Familia Michoacana, los Caballeros Templarios y los Blancos de Troya— y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que en los últimos 18 meses arreció su intento de incursionar en Aguililla.
En redes sociales se especuló de al menos 26 muertos; sin embargo, la fiscalía del Estado únicamente reportó ocho muertos, todos decapitados pertenecientes a Cárteles Unidos.
A principios de abril, varios de los actores armados en conflicto en la región incursionaron en la cabecera principal de Aguililla. Según los reportes, un convoy con las insignias CJNG ingresó al centro de la cabecera principal para intimidar a la población. Se presumió que nueve sicarios del grupo rival fueron capturados.
Para las siguientes semanas, grupos criminales cavaron zanjas en la carretera que une Aguililla con Apatzingán, pueblo grande de la zona. Los vecinos se vieron obligados a dar grandes rodeos por la sierra, paso controlado también por los cárteles, quienes instalaron brechas.
SEGUIR LEYENDO: