Autoridades Arizona han detectado que el Cártel de Sinaloa capitalizó la crisis migratoria en la frontera entre Estados Unidos y México para aumentar el envío de narcóticos.
Mark J. Danels, alguacil del condado de Cochise, dijo al medio Border Report que los narcotraficantes se vieron beneficiados porque miles de personas cruzan todos los días y los agentes fronterizos se han establecido en los centros de procesamiento para atender la emergencia.
De esa manera, calculó el alguacil, se han escapado al menos 60 mil personas, quienes fueron captadas por cámaras ocultas y que también cargarían empaques de narcóticos.
Los migrantes viajan con paquetes cuadrados a las espaldas, presuntamente cargados de marihuana u otros estupefacientes, junto con el resto de sus pertenencias. Aunque esta práctica ha operado por años, con la reciente crisis migratoria aumentó el número de personas con intenciones de llegar “al otro lado”.
“Cuando desvías a la Patrulla Fronteriza hacia el procesamiento de inmigración, el cuidado de los niños, el trabajo administrativo, eso abre oportunidades para los cárteles”, comentó Mark J. Danels al portal estadounidense.
Precisamente, el grupo criminal que ha aprovechado la coyuntura es el Cártel de Sinaloa, según el oficial norteamericano.
Esta facción opera en la frontera de Douglas, Arizona, y en Aguaprieta, Sonora, de la mano de Martín Alonso Siqueiros, el Tin-Tin y/o 912. Se trata de un viejo traficante que ha sido vinculado con la célula de Los Paredes y que actualmente colaboraría con los sinaloenses.
Otros informes indican que el Tin-Tin estaría asociado con Gente Nueva, célula delictiva fundada en 2011 por Noel Salgueiro Nevárez, el Flaco y que actualmente dirigen Ruperto Salgueiro Nevárez, el 37; Antonio Amado Núñez Meza, el M11; así como los hermanos Jorge (el Lobo y su grupo Los Lobos) y Francisco Arvizu Márquez, el Jaguar (y sus operadores, Los Jaguares).
Para trabajar en los centros de procesamiento, el alguacil de Cochise ha destinado al menos a 300 agentes que no atrapan a los llamados “burreros” y/o “mulas” de la droga. Y es que ellos también han aprendido a mezclarse en caravanas de extranjeros que solo buscan una mejor vida.
Aunado a ello, los elementos de Arizona se han visto obligados a cerrar puntos de revisión en las carreteras, pues su personal está concentrado en oficinas. La última línea de defensa está vulnerada ante el envío de narcóticos al principal país consumidor.
Funcionarios del gobierno estadounidense han reiterado que la frontera está cerrada, pero eso ha sido ignorado, pues se generó una percepción de puertas abiertas y paso libre en la frontera.
A principios de esta semana destacó un evento que reforzaría el aprovechamiento del Cártel de Sinaloa ante la crisis migrante.
Al menos cuatro presuntos traficantes de nacionalidad venezolana fueron detenidos en el Valle de Mexicali, Baja California, pues habrían operado para el Cártel de Sinaloa como en el cruce ilegal de extranjeros.
Neftali Antonio “N”, de 36 años; Alfredo Alejandro “N”, de 30; Jesús Enrique “N”, de 25 años; y Fran Enrique Junior “N”, de 35 de edad; cayeron mientras intentaban cruzar a 11 migrantes, quienes también provinieron de Venezuela.
Según los reportes, los cuatro sujetos fueron cooptados por Los Salazar, una célula del grupo del crimen transnacional que comandan Ismael Zambada García, el Mayo y los hijos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, los llamados Chapitos.
Agentes municipales de Mexicali atendieron un reporte sobre una camioneta Chevrolet Suburban que circulaba de forma sospechosa por la carretera estatal 2, en la colonia Miguel Alemán.
Cuando arribaron a las inmediaciones, los oficiales localizaron el vehículo al cual marcaron el alto y solicitaron una revisión preventiva. Pues la unidad color blanca con placas de Baja California estaba a 50 metros del muro fronterizo.
Al interior del auto estaban los 11 migrantes, tres mujeres y ocho hombres, quienes pretendían cruzar ilegalmente a territorio estadounidense auxiliados por cuatro de sus compatriotas. Las autoridades se percataron de que estos últimos estaban a cargo del operativo migrante.
Luego de declarar su presunta participación con Los Salazar, los venezolanos confesaron que cruzaban a ciudadanos brasileños, pues los migrantes eran usados como “burreros”, es decir, sujetos que cargaban droga en la espalda a cambio de ser conducidos por rutas clandestinas
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