En otra escena más de narcoviolencia, las autoridades del Estado de México reportaron el hallazgo de tres cadáveres, los cuales estaban envueltos en bolsas negras y tenían un narcomensaje.
De acuerdo con los reportes policiales, vecinos se percataron que había tres bultos a las afueras del panteón municipal de Ozumba, a un costado de la carretera federal México-Cuautla, en el kilómetro 41.
Tras percatarse que posiblemente eran cuerpos sin vida, los pobladores que transitaban por el lugar alertaron a las autoridades, quienes confirmaron la localización de los restos humanos envueltos en plástico y atados con cinta canela.
“Esto les va a pasar a los que anden secuestrando robando y extorsionando Att. FMLNL”, se leía en la cartulina verde fosforescente que estaba encima de los cuerpos tendidos.
Aunque las siglas podrían remitirse a la Familia Michoacana, se desconoce el resto de la identificación “LNL”. Sin embargo, las acciones serían supuestas represalias en contra de bandos delincuenciales.
Elementos de la policía municipal resguardaron la zona en tanto acudían agentes de la Fiscalía del Estado de México para e procesamiento de la escena criminal, levantamiento de indicios y de cuerpos.
Las autoridades mexiquenses no han detallado si los cadáveres corresponden a mujeres u hombres. Paramédicos que se trasladaron al lugar fueron quienes confirmaron que se traba de occisos. Tampoco se ha informado si las personas fueron ejecutadas con armas de fuego o si presentaban signos de tortura.
Ozumba se localiza al sur de la entidad, en colindancia con Morelos y al pie del Popocatépetl. Este municipio conforma parte de la región de Los Volcanes, que abarca Tlalmanalco, Amecameca y Atlautla, entre otros municipios.
Uno de los antecedentes relevantes sobre la presencia de cárteles en Ozumba sucedió en agosto de 2009, cuando la extinta Policía Federal detuvo a siete integrantes de la Familia Michoacana.
Los agentes aseguraron a Héctor Manuel Oyarzábal Hernández, el Héctor, junto con sus cómplices, quienes secuestraban y extorsionaban a comerciantes de la región. Sicarios, distribuidores y reclutadores estaban entre aquella célula, que tenían en su poder cinco rifles AK-47, tres fusiles AR-15, tres revólveres calibre .38, un arma corta calibre .10mm, dos escopetas 12mm, un mosquetón 7,62 y otra arma calibre .223.
Para febrero de 2011, las autoridades ministeriales capturaron al ex alcalde de Tlalmanalco, Raúl Fernando Sánchez Reyes, acusado de vínculos con la Familia Michoacana. Dos subdirectores policiales de Amecameca también cayeron.
En febrero de 2014, tres años después, vecinos de San José Tlacotitlán que están adscritos al municipio de Ozumba, tomaron las armas para defenderse de la inseguridad.
No eran grupos de autodefensas al estilo Michoacán, sino pobladores que colaboraban con la policía municipal. Y es que en mayo de 2013 fueron localizados los cuerpos de 13 jóvenes que habían sido secuestrados del bar Heaven en la Ciudad de México, derivado de la dista entre la Unión Tepito contra la Unión Insurgentes.
Los focos de inseguridad han prevalecido en la zona, dada su ubicación geográfica puede ser ruta de paso entre la capital del país y uno de los estados asediados por el crimen en las últimas dos décadas: Morelos.
De acuerdo con reportes de la Secretaría de la Defensa Nacional, el Cártel Jalisco Nueva Generación, los Caballeros Templarios, la Familia Michoacana y Guerreros Unidos asolan Estado de México.
En la entidad, las organizaciones criminales controlan delitos de alto perfil como extorsión, secuestro y cobro de piso. Se ha identificado a los líderes de dichos cárteles como Jhonny Hurtado Olascoaga, el Pez, jefe de la Familia Michoacana; Rodolfo Maldonado Bustos, don José, encabeza los Caballeros Templarios; Omar Ramsés, el Calaca, del cártel de las cuatro letras y Ángel Casarrubias Salgado, el Mochomo, se ostentaba como líder de Guerreros Unidos, hasta su arresto en junio de 2020.
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