En los últimos siete años, Francisco Javier Arellano Félix, el Tigrillo, sólo ha salido del confinamiento solitario —al que fue sometido por EEUU—, para reunirse con los fiscales. El resto del tiempo (23 horas) permanece en su celda. Tiene prohibido el contacto con cualquier otro prisionero.
Pese a lo escabroso de los detalles, el menor de los hermanos Arellano Félix fue debidamente compensado. En 2014, el líder criminal redujo su condena y pasó de la cadena perpetua a 23 años de cárcel.
A principios de los 2000, el Tigrillo tomó el control de las actividades del cártel de los Arellano Félix (CAF) y ordenó crímenes perpetrados por esta organización tanto en Tijuana (México) como en San Diego, EEUU. Su etapa al frente del CAF terminó en agosto de 2006, cuando fue detenido en su yate por elementos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
En 2007, se declaró culpable de lavado de dinero y crimen organizado, este último delito castigado con cadena perpetua. Sin embargo, un año después se promovió una solicitud de reducción de sentencia por cooperar con las autoridades estadounidenses. Francisco Javier había proporcionado información útil sobre la operación interna del cártel y los métodos de los cárteles mexicanos desplegados en EEUU.
La reducción fue apoyada por los fiscales estadounidenses, quienes hasta la fecha mantienen en secreto la cárcel donde se encuentra el cabecilla criminal.
La captura del Tigrillo culminó con un largo proceso del Departamento de Estado de ofrecer una recompensa de USD 5 millones por su cabeza.
Los Arellano Félix eran comandados por Ramón Arellano, conocido como el más violento del clan. “Si le sonreías y estaba de malas, te mataba; si no lo saludabas, también te mataba”, según reveló uno de sus sicarios.
Ramón cayó en 2002 ante las balas de un policía judicial de Sinaloa. En pleno carnaval de Mazatlán, y en medio del asesinato del cardenal Posadas, a quien los Arellano Félix lo habrían asesinado tras confundirlo con el “Chapo” Guzmán, el mayor del CAF se ocultaba en el bastión del Cártel de Sinaloa.
El violento hombre llegó discretos en un volkswagen, sin joyas ni ropa llamativa, como era su estilo. Tenía la intención de asesinar a Ismael Zambada García, pero fue él quien terminó ejecutado.
Menos de un mes después de la muerte de este narco, Benjamín Arellano Félix fue detenido en una zona residencial de Puebla. El capo cedió a la detención sin balas, ni escándalos.
Muerto Ramón y preso Benjamín, el poderío del cártel Arellano Félix se dividió. La parte de la operación criminal a Francisco Javier Arellano Félix, el “Tigrillo”, la situación financiera y el lavado de dinero a Enedina Arellano Félix.
Al mayor de los hermanos Arellano Félix, Francisco Rafael, lo ejecutaron en una fiesta. En 2013 organizó un evento al que acudieron políticos, deportistas y familiares. Un sicario disfrazado de payaso entró al exclusivo festejo y le mató de disparos a la cabeza. Las autoridades presumen que se trató de un ajuste de cuentas por parte de José Rodrigo Aréchiga Gamboa, el “Chino Ántrax” para mostrar su lealtad a Ismael el “Mayo” Zambada del Cártel de Sinaloa
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