Vampiro Canadiense fue la máxima estrella de la lucha libre, hoy batalla contra el Alzheimer: “La fama es una gran mentira”

Su nombre está grabado con letras de oro en los anales del pancracio, las adicciones y la depresión lo alejaron de los reflectores. Vampiro Vudú contó a Infobae México su historia de esfuerzo contra la depresión, las adicciones y cómo se reinventó

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Ian Richard Hodgkinson, mejor conocido como Vampiro Canadiense. (Foto: Krav Maga Alliance /Guardian Angels Canada)
Ian Richard Hodgkinson, mejor conocido como Vampiro Canadiense. (Foto: Krav Maga Alliance /Guardian Angels Canada)

Una década antes del nuevo siglo en México ocurrió un boom en la lucha libre, uno de los deportes más reconocidos mundialmente: llaveos a ras de lona de personajes legendarios como El Santo y Blue Demon; los gritos, las sillas de metal plegables, el olor a cerveza quemada y en ese escenario se instaló un luchador profesional que se daría a conocer más por su historia que por el deporte, pues su resiliencia y pasión por la vida serían una inspiración para más de una persona.

El 1 de enero de 1989, sin embargo, el camino de la lucha libre mexicana se vería marcado por la presencia de uno de los pocos luchadores que pelearon en el ring sin máscara.

Ian Richard Hodgkinson, mejor conocido como el Vampiro Canadiense, nació el 31 de mayo de 1967 en Thunder Bay, Canadá, en el seno de una familia religiosa con pocos recursos económicos.

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Su padre, cuenta Ian, era un trailero nacido en los años cincuenta, lo que marcó para siempre la vida —y los oídos— de Vampiro.

Desde mi infancia yo escuchaba a Elvis Presley, Johny Cash y Jerry Louis, toda esta música que era un poco rebelde, de chamarras de piel, de pelo con gel, tatuajes”, compartió Hodgkinson para Infobae México.

El destino escribió para Vampiro una infancia dura, que estuvo marcada por la pobreza, el abuso y la violencia de las calles, pero también por la música, lo que lo orilló a buscar un trabajo relacionado a ella.

Ian Richard Hodgkinson usaba chamarras negras de piel, le corría el rock por las venas y su presencia parecía sacada de un disco de rockabilly, algo que ya no era muy común en la época. Era un muchacho alto, grande y fornido con el cabello largo, cuya apariencia inspiraba misterio y miedo. Era también un paria de la sociedad, un habitante de las periferias de la normalidad

Vampiro fue víctima de bullying en su niñez debido a su complexión física. (Foto: Krav Maga Alliance/ Guardian Angels Canada)
Vampiro fue víctima de bullying en su niñez debido a su complexión física. (Foto: Krav Maga Alliance/ Guardian Angels Canada)

“No tenía mucho contacto con otros niños, yo era muy bulleado, un niño muy solitario. Me clavé en la música y en la fantasía del mundo de terror”, contó Vampiro.

Aquel físico, además de ser un arma de doble filo, fue la puerta para entrar a lo que siempre quiso dedicarse, incluso cuando estuvo dentro del ring: el mundo de la música, su más grande refugio.

“Antes de la lucha libre toqué en varios grupos y era mi gran sueño ser músico o artista de alguna manera, conductor de radio o televisión, pero siempre apoyando el arte, la cultura alternativa”, confesó.

Debido a ello, Vampiro fungió varios años como guardia de seguridad en conciertos. “Me contrataron varios grupos famosos en Los Ángeles, el más famoso fue Milli Vanilli, pero hice miles de conciertos y lo que me enseñó es qué tan falsa es la fama, qué tan falsa es la gente”, confesó.

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Después de haber vivido los excesos de los años ochenta en Estados Unidos y de atestiguar de primera mano las consecuencias de la fama, Hodgkinson decidió combinar su pasión por la música con el deporte.

Este comienzo estuvo marcado por un sentimiento negativo de frustración y decepción. “Yo quería involucrarme en la música, pero como era deportista también, era muy difícil encontrar qué”, rememoró. La respuesta la encontró rápido.

Además, en ese momento se intensificó su gusto por lo oculto, lo misterioso y el terror. “Mi cultura, parte de familia viene de Rusia, la otra parte es irlandesa. Medio gitanos. Era muy común este misterio, este miedo, esta imagen”, compartió.

Y es que se sintió identificado por la figura de aquel monstruo misterioso que era rechazado y temido por todos: “¿Cómo es posible que todo el mundo tenga miedo de una imagen sin saber la verdad?”.

Vampiro llegó a México a finales de los años ochenta y si éxito fue inminente. (Foto: Krav Maga Alliance/ Guardian Angels Canada)
Vampiro llegó a México a finales de los años ochenta y si éxito fue inminente. (Foto: Krav Maga Alliance/ Guardian Angels Canada)

Ahí nació su personaje en el ring: “Vampiro no es un disfraz, Vampiro es quien soy al cien. Vampiro es un nombre, el ser soy yo”, sentenció

Con aquella nueva identidad y determinación, Ian tocó la puerta de las arenas. Su primer enfrentamiento fue a los 15 años y fue en Montreal, Canadá. A pesar de que ganó, la paliza lo hizo permanecer dos meses en reposo.

“Era un niño, pero por mi tamaño ellos pensaban que era un adulto de 19 o 20 años”, recordó Vampiro. Esa experiencia, su primer triunfo, le hizo ganar confianza.

Con los bolsillos vacíos y la vida llena de incertidumbre, su única garantía era su grandeza física, por lo que Hodkingson cruzó la frontera y viajó a México. Después de dormir junto a los pies del Ángel de la Independencia, el luchador Black Magic lo indujo a un gimnasio donde su apariencia causó curiosidad y rechazo, pero de un día a otro le abrió un lugar en la plantilla de la Arena México.

El éxito de Vampiro fue inevitable, pues en poco tiempo se volvió una figura icónica. (Foto: @vampirovudu/ Instagram)
El éxito de Vampiro fue inevitable, pues en poco tiempo se volvió una figura icónica. (Foto: @vampirovudu/ Instagram)

El éxito fue inminente, pues Vampiro era una de las figuras más queridas y solicitadas en presentaciones en la República Mexicana. Ganaba pelea tras pelea, aprendiendo maniobras en el momento y saltando desde grandes alturas.

Aunado a ello, la prensa mexicana se encargó de dibujar una personalidad de mujeriego, malhumorado y pretencioso; nada más lejos de la realidad de aquel ser empático hasta la médula, amable y humilde.

“Siento que no fue una fama normal, fue una cosa extraordinaria y fuera de control, porque yo soy un simple hombre que viene de Canadá. Fui un luchador, pero me impactó México de una manera que no es normal”, comentó.

(Foto: Facebook- @vampiro)
(Foto: Facebook- @vampiro)

Lo que siguió fue una época de fama, dinero, drogas, alcohol y muchas supuestas mujeres, un patrón inevitable para las estrellas de la lucha libre. Aquellas características encajaron en lo que la sociedad cree que aquello es todo lo que un hombre puede desear, pero que, al mismo tiempo, vienen acompañadas de adicciones, soledad y un gran vacío emocional.

Por ello, lejos de sus verdaderas pasiones y en medio del alcoholismo y la dependencia a las drogas, Vampiro entró en una fuerte depresión, pues a pesar de tener buenos ingresos y ser una figura reconocida en el deporte, se sentía muy solo. “La fama es muy falsa, es una gran mentira, tienes que tener muchísimo cuidado”, comentó.

En su momento, conoció a una mujer llamada Kitsu, con la que tuvo a su hija Dasha, uno de sus principales motores para recuperarse. Sin embargo, un divorcio y fuertes lesiones lo llevarían de nuevo a enfrentarse cara a cara con la depresión y la muerte.

A raíz de una fuerte lesión cerebral, Vampiro fue diagnosticado con Parkinson y principios de Alzheimer. Su cuerpo se vio atravesado por el dolor y la pérdida de memoria, pero el amor por sus pasiones fue una tabla en medio de un mar de confusión.

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“Te sientes perdido porque no tienes memoria. De lo que hiciste media hora antes no te vas a acordar. Yo no me acuerdo de tres décadas de mi vida, por ejemplo”, compartió. La memoria del cuerpo, sin embargo, siguió intacta, y la música también la tenía tatuada en la piel.

Ian formó parte del grupo musical de hip hop Dark Lotus y bandas alternativas de rock, además de que comenzó a ser conductor del programa Extranormal de la cadena Azteca Trece, donde también fue investigador de fenómenos paranormales.

Además, su corazón no dejó de lado aquellas ganas de ayudar a las y los demás, pues se dedicó a hacer activismo en pro de grupos vulnerables. Encabezó en México la organización Ángeles Guardianes, en donde se dedicó a rehabilitar espacios públicos para prevenir la pobreza y el abuso en los niños.

También dio pláticas, conferencias y cursos de defensa personal a mujeres que sufrían violencia doméstica.

Vampiro regresa a los medios con un nuevo programa de radio. (Foto: Cortesía)
Vampiro regresa a los medios con un nuevo programa de radio. (Foto: Cortesía)

Tras un breve tiempo de descanso, Vampiro regresa hoy en día con un proyecto de radio como conductor titulado Combat Rock Radio a través de Grita Radio vía online.

“La lucha libre fue una enorme parte de mi existencia, obviamente, pero ya estoy en otra etapa de mi vida por mis estudios, por donde estoy, con mi salud, mi forma de ver la vida, en donde quiero involucrarme muchísimo más como artista, expresarme con la música”, compartió, pues además estudió psicología.

Ian se dio cuenta de cómo la dinámica de ser famoso había hundido sus creencias, compasión y su entrega a un amor por la rebeldía. Poco a poco fue uniendo las piezas de aquel rompecabezas que es su identidad, y que ha reencontrado casi cuatro décadas después.

(Foto: Facebook- @vampiro)
(Foto: Facebook- @vampiro)

“Ahora ya tengo esta plataforma de hablar, escuchar y opinar. Me emociona porque ya no tengo que hablar con mi físico, ya puedo hablar con emoción, compasión, compromiso, cerebro. Tengo mucho que aprender, convivir y compartir y estoy emocionado de tener esta oportunidad”, compartió Vampiro Canadiense.

Cualquier persona pensaría que aquel famoso luchador joven que llegó a la Ciudad de México no tiene nada que ver con Vampiro Vudú, su nuevo pseudónimo. Pero no hay nada más lejos de la realidad, pues sus luchas ahora las gana sin puños y con mucho corazón.

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