La temporada de huracanes en el océano Atlántico comienza oficialmente el 1 de junio. Pero durante los últimos seis años, se han estado formando tormentas importantes antes de esa fecha.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, ha anunciado planes para comenzar a emitir previsiones meteorológicas tropicales de rutina a partir del 15 de mayo, esta idea ya se había planteado otros años, pero ahora parece tomar forma más definida.
Hay investigaciones que respaldan que el calentamiento de las aguas del Atlántico en respuesta al cambio climático podría favorecer las tormentas tropicales y los huracanes más temprano en la temporada que en años anteriores, haciendo que el tema sea más actual.
La fecha promedio de la primera tormenta nombrada de una temporada ha aumentado aproximadamente un mes desde 1970.
A primera vista, sería fácil atribuirlo al cambio climático, pero una mejor tecnología y satélites en la época actual significa que los meteorólogos pueden rastrear y nombrar tormentas que de otra manera podrían haberse perdido. Posteriormente, el cambio de fecha probablemente sea producto tanto de una mejor detección como del calentamiento de los océanos.
La actividad de las tormentas tropicales de pretemporada “parece estar, ciertamente, muy ligada a la temperatura de la superficie del mar”, dijo Jim Kossin, un científico atmosférico de la NOAA, a Capital Weather Gang en julio pasado . “No hay duda de eso”.
El 85% del país sufre sequía actualmente
El 85% del territorio mexicano presenta condiciones de sequía actualmente, y habitantes de la región central dijeron el jueves que lagos y presas se están secando, incluido el segundo cuerpo de agua dulce más grande del país.
La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo que es la peor sequía en 30 años, y que el problema puede verse en los embalses que almacenan agua de otros estados para abastecer la capital del país.
Algunas de esas presas, como Villa Victoria, al oeste de la capital, están a un tercio de su capacidad normal, y falta mes y medio para que caiga alguna lluvia importante.
Isaías Salgado, de 60 años, fue a llenar su camión cisterna con agua a Villa Victoria, tarea que normalmente le toma media hora. El jueves, tardó tres horas y media para abastecer su camión con capacidad para 10,000 litros.
“La presa se está secando”, dijo Salgado. “Si le siguen sacando agua, ya para mayo esto va a secarse por completo, y se van a morir los peces”.
Sheinbaum señaló que a medida que la sequía se agrava, más gente tiende a regar sus prados y jardines, lo que empeora el problema.
Una cuarta parte del agua que abastece a los 9 millones de habitantes de la capital proviene de presas como Villa Victoria y otras dos, que en conjunto están a 44% de su capacidad. El resto es extraído de pozos dentro de los límites de la ciudad. Pero el propio nivel freático de la ciudad está bajando y las fugas en tuberías merman el abastecimiento.
Rogelio Ángeles Hernández, de 61 años, captura peces en Villa Victoria desde hace 30 años. No le preocupa mucho la pesca. Durante sequías anteriores, los habitantes locales se han podido llevar peces en carretillas a medida que bajaban las aguas.
Sin embargo, el turismo en las presas, como la de Valle de Bravo, más al oeste, está siendo afectado por el descenso en el nivel de las aguas.
En última instancia, será la capital la que realmente va a sufrir.
“La pesca sigue igual, la afectación va a ser para los de la Ciudad de México, que van a recibir menos agua”, afirmó Ángeles Hernández.
Más hacia el oeste, en el estado de Michoacán, el país enfrenta el peligro de perder su segundo lago más grande, el de Cuitzeo. Alrededor del 75% del lecho está seco, de acuerdo con Alberto Gómez-Tagle, biólogo e investigador que preside el Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales de la Universidad de Michoacán.
Gómez-Tagle dijo que la deforestación, las carreteras construidas a través del lago y la desviación del agua para uso humano han tenido que ver, pero que tres años extremadamente secos han dejado el lago como una llanura polvorienta.
“Los años de 2019, 2020 y lo que va de 2021 han sido más secos que el promedio, y el efecto sobre el lago se acumula”, comentó.
El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, dijo que gran parte del lago está seco y que las comunidades aledañas ahora padecen tormentas de arena. Agregó que las comunidades podrían tener que empezar a plantar vegetación en el lecho del lago para impedir que ocurran.
En una petición al gobierno, los habitantes de las comunidades aledañas al lago dijeron que sólo sobreviven seis de las 19 especies de peces del lago. Atribuyeron a las tormentas de arena decenas de miles de infecciones respiratorias e intestinales entre los habitantes locales. (Con información parcial de AP)
SEGUIR LEYENDO: