La influencia de los cárteles mexicanos en lo que será el proceso electoral más grande de la historia del país, que se celebrará el próximo 6 de junio, también ha llamado la atención de los reflectores internacionales.
El diario británico The Guardian criticó la colusión de políticos con grupos criminales y alertó por el incremento de la violencia y los asesinatos a poco de que se celebren las elecciones más grandes del país, donde 94 millones de mexicanos podrán acudir a las urnas para elegir a los 500 diputados federales, 15 de 32 gobernadores estatales, 30 congresos locales y 1.900 ayuntamientos.
En el reportaje titulado “La violencia irrumpe conforme los cárteles mexicanos apuntan a cimentar el poder en las elecciones más grandes de la historia”, el medio puso como ejemplo el caso de Michoacán, estado donde las facciones criminales se baten a muerte por conseguir la rebanada más grande del pastel en el próximo proceso electoral.
“Los enfrentamientos violentos entre grupos criminales mexicanos rivales, y sus presuntos aliados en las fuerzas de seguridad, se están intensificando antes de las elecciones de junio, provocando una serie de asesinatos políticos y desplazamientos forzados de miles de inocentes”, apuntó The Guardian.
“Las fuerzas de seguridad estatales y federales se han coludido activamente con las facciones beligerantes e incluso han luchado junto a ellas, según lo reportado por civiles locales, activistas e integrantes de varias facciones”, explicó el medio británico.
En las últimas semanas en Michoacán, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha intensificado sus ataques contra la alianza de grupos locales autodenominada Cárteles Unidos.
“La violencia ha obligado a miles de personas a huir del área, alimentando el flujo de migrantes que se dirigen a los Estados Unidos en busca de asilo. Aquello se suma al incremento de llegadas que la administración Biden está luchando por gestionar”, indicó el diario.
“Se van porque quedan atrapados en el fuego cruzado, porque sus casas han sido destruidas, y porque las principales carreteras de la zona han sido cortadas para detener el avance de los Jaliscos”, dijo al medio Gregorio López, un sacerdote que alberga refugios en Apatzingán, municipio que conecta con el foco rojo de la región: Aguililla.
En medio del tumulto, dijo el sacerdote, los medios de vida locales se han vuelto insostenibles: “Los productos básicos ya no llegan, no hay más alimentos frescos y todo se ha vuelto muy caro, la gasolina ahora cuesta tres veces más que antes”.
El CJNG, la red criminal de más rápido crecimiento en México, considera a Michoacán, estado rico en rutas de tráfico internacional y extorsión (por su industria de cultivo de aguacate y minería), un pilar clave en su apuesta por obtener la hegemonía criminal absoluta del país. Una fuente del cártel dijo a The Guardian que ganar el control de Michoacán era una “obsesión” de su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, quien nació en esa región.
Sin embargo, apuntó el diario, su intento desde hace una década por apoderarse de la región se ha visto frustrado por las profundas raíces políticas y sociales de los oponentes locales.
“Si hay una regla que todos conocen, es que solo aquellos que tienen la protección del Estado pueden crecer”, dijo un consultor político consultado por el periódico londinense. “Esto se puede lograr mediante el financiamiento de campañas ilícitas, que luego pueden brindar ciertos beneficios, como poder acceder a las finanzas estatales e influir en las acciones de las instituciones de seguridad del estado”.
Un teniente de alto rango de una facción local )no especificada) dijo que los intentos de su grupo de enfrentarse a los Cárteles Unidos habían fracasado debido a las poderosas conexiones políticas de sus rivales.
“Tienen al gobierno estatal de su lado... y cuando intentamos atacar, envían helicópteros y lanzan operaciones”, dijo.
Los soldados y la policía, aseguró una fuente consultada por el medio, han establecido alianzas con aquellos a quienes se supone que deben combatir.
“La verdad”, dijo uno de los entrevistados, “el ejército y la Guardia Nacional están aliados con Los Cárteles Unidos... están trabajando juntos, haciendo operaciones juntos, algunos líderes criminales incluso han sido (integrados) con el ejército, montando en sus helicópteros y vistiendo sus uniformes“.
“Hay muchos pactos entre el estado y el crimen”, dijo otra fuente del cártel de Jalisco, “pero solo a nivel local y regional. No se trata de un gran pacto“.
En México, el CJNG tiene presencia en 23 de los 32 estados, con mayor parte de su crecimiento en la zona centro y con ubicaciones estratégicas en la frontera con EEUU. De acuerdo con la DEA, el CJNG también influye en los más concurridos puertos mexicanos, uno de ellos el de Manzanillo, Colima, que utiliza para la distribución de grandes cantidades de drogas.
La rápida expansión del CJNG se caracteriza por la voluntad del grupo de participar en actos violentos enfrentamientos con el gobierno mexicano, fuerzas de seguridad y cárteles rivales.
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