Pasaron más de 10 años para que las autoridades ministeriales condenaran a cinco integrantes de Los Zetas, quienes fueron detenidos en Hidalgo luego de una persecución y estaban vinculados con delitos de narcotráfico de la mano de Jonathan Hernández Pérez, Comandante Franky, jefe de sicarios en Puebla y Tlaxcala para el cártel de la última letra.
La Fiscalía General de la República (FGR) informó que obtuvo diversas sentencias en contra de cuatro mujeres y un sujeto por delitos de delincuencia organizada, contra la salud, operaciones con recurso de procedencia ilícita, portación de armas de fuego (simple y agravado) y posesión de cartuchos de uso reservado.
Se trata de Laura Medina Hernández, la Gorda; Fulvia Carolina Cruz Hernández; Rocío González Pichardo; Micaela Ortiz Gayosso; así como Ricardo Reyes García, el Gordo, quien trabajaba como halcón (informante) para el grupo criminal. Todos fueron asegurados en agosto de 2010 en posesión de armas, dinero en efectivo y droga.
Micaela Ortiz Gayoso deberá pagar 29 años y seis meses tras las rejas, así como una multa de 84 mil 428 pesos 50 centavos. Fulvia Cruz Hernández fue sentenciada a 23 años ocho meses en la cárcel con una pena de 77 mil 129 pesos 52 centavos; mientras que el Gordo permanecerá 22 años tras las rejas y deberá saldar un monto de 72 mil 608 pesos 51 centavos; por su parte, Rocío González Pichardo pasará 19 años de prisión y su multa fue fijada en 70 mil 811 pesos.
De acuerdo con la FGR, estas personas colaboraron originalmente con el Cártel del Golfo de 2000 al 2010, cuyo brazo armado eran Los Zetas y quienes estaban en varios estados del país.
La sentencias recientes se añaden a la obtenida en contra del Comandante Franky el año pasado, que igual fue detenido en las mismas acciones que estas cinco personas junto con Joaquín Martínez Hernández y/o Juan Carlos Huerta Hernández, el Güero.
Según el informe de la Secretaría de Seguridad, las detenciones ocurrieron cuando agentes de la Policía Federal patrullaban por San Martín Texmelucan y Tlaxcala. Sobre el kilómetro 192 de la carretera México-Piedras Negras, los agentes tuvieron contacto con vehículo color blanco sin placas traseras, por lo cual marcaron el alto al conductor, pero este se resistió, emprendió la marcha, escapó, fue perseguido y asegurado kilómetros más adelante.
Al inspeccionar el auto modelo 2008, dos personas descendieron portando armas de fuego, por lo cual fueron detenidos. En el interior de la unidad se localizaban otra arma larga, cargadores y bolsas con cocaína. Eran el Comandante Franky con el Güero.
Tan pronto como fueron detenidos estos sujetos y en un aparente intento de rescate, una camioneta Jeep verde comenzó a perseguir la patrulla de los uniformados, de ahí que se inició otra persecución y tras interceptar a los delincuentes, fue realizada una revisión donde se localizó dinero en efectivo, ropa táctica, celulares y dos bolsas con cocaína.
El Comandante Franky fue ubicado como operador de Los Zetas que se encargaba de la logística de secuestros y asesinatos en Tlaxcala, así como la distribución de droga en Puebla. Mientras que el Güero era quien cuidaba casas de seguridad y transportaba automóviles robados a diversos estados de México.
Los Zetas eran conformados por unos 300 hombres que en conjunto, representaban el brazo armado del Cártel del Golfo. Esta última facción disputaba territorio al Cártel de Sinaloa cuando Felipe Calderón comenzaba su mandato.
En ese entonces, el Cártel del Golfo era comandado por Jorge Eduardo Sánchez Costilla, el Coss, quien asumió tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén. Los operadores: Heriberto Lazcano Lazcano, Jaime González Durán, el Hummer, Héctor Manuel Sauceda Gamboa, el Karis, Sergio Castillo Ortiz, el Checo, y Julio César Rosales Mendoza. Aunque también dirigían los hermanos Mario y Ezequiel Cárdenas Guillén.
La facción que fundara Juan García Ábrego comenzó un distanciamiento con Los Zetas desde 2007, tras la extradición de Osiel Cárdenas Guillén. Hasta 2010, año de la ruptura definitiva, un análisis de Insight Crime ubicó que los liderados por Lazcano Lazcano tenían presencia en 405 municipios de México.
Los Zetas afianzaron su poderío criminal mediante el terror y actos de violencia despiadada que hasta entonces no se había visto en México.
Integrada originalmente por 31 desertores del Ejército, la agrupación tomaba control del territorio al estilo militar. Aunado a ello se equiparon con armas y comunicaciones de última tecnología; también empleaban inteligencia y disciplina de las Fuerzas Armadas para ejecutar sus operaciones.
Al mismo tiempo que Los Zetas mantenían una disputa interna contra el Cártel del Golfo por las plazas de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, en Tamaulipas, como en Monterrey, Nuevo León; también hacían frente al Cártel de Sinaloa, aliados con Los Beltrán Leyva.
En su apogeo consolidaron vínculos para el trasiego de narcóticos en Centroamérica y Colombia, hasta conexiones en Italia, Venezuela, África Occidental, así como Estados Unidos. Para 2012, la facción comenzó un proceso de división que sigue vigente.
Hasta 2021 se sabe que este grupo está subdividido en el Cártel del Noreste y su brazo armado, La Tropa del Infierno. Se disputa el territorio de Tamaulipas con Los Zetas Vieja Escuela. El líder está identificado únicamente como el Werko, quien estaría casado con una sobrina de el Z-40 y el Z-42.
Otra facción disidente son Los Talibanes, que pelean zonas estratégicas en Zacatecas y San Luis Potosí. Raúl Velázquez Caballero, el Talibancito, es identificado como hijo de Iván Velázquez Caballero, y actual heredero de la agrupación con designación terrorista de Afganistán
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