La tecnología ha crecido en los últimos años de manera acelerada. Gracias a esto, cosas que antes veíamos como normales e incluso hacíamos de manera constante, hoy han quedado en el olvido. Una de las áreas de la vida cotidiana que ha cambiado de manera radical en los últimos 30 años, han sido la forma en la que nos entretenemos.
Con la llegada de las redes sociales y los servicios de streaming, ahora podemos buscar lo que queramos de manera inmediata en la televisión, la computadora o, incluso, en los celulares, como alguna canción o película que queramos escuchar o ver. Con un solo click, podemos tener a nuestro alcance la posibilidad de acceder al material de audio o audiovisual que queramos. Pero antes era muy distinto. En la década de los 80´s y 90´s, la forma en la que se consumía cine no se asemejaba en nada a como lo hacemos hoy. Incluso las nuevas generaciones tal vez ni siquiera entiendan esto.
Una de las formas en las que se conseguía ver las películas que queríamos, era ir a algún videoclub, buscar por un largo rato y rentar la película que quisiéramos ver. Y había uno creado en México, muy famoso, que hoy, son solo un recuerdo: Los Videocentros.
Estos eran establecimientos que estaban en todo el país, y que te proporcionaban algún título por cierta cantidad de tiempo a cambio de cierta cantidad de dinero. El formato de las películas era en Betamax y VHS, e incluso se alcanzó el DVD, pero en menor cantidad, formatos que hoy en día están obsoletos, y que si eres muy joven, seguro ni siquiera los conociste.
VideoVisa, mejor conocido como Videocentro, se fundó en 1983 en México, con el principal objetivo de distribuir películas y telenovelas de la empresa Televisa, pues era subsidiaria de ésta empresa televisiva. Luego de años de éxito, se extendió por todo el país, teniendo jugosas ganancias millonarias.
El auge de los Videocentros fue en los años noventas, hasta que el gigante estadounidense Blockbuster lo compró en 10 millones de euros, o sea, unos 11 millones de dólares. Con el crecimiento de la piratería y la llegada de las plataformas streaming, como HBO o Netflix, que actualmente cuentan con 140 y 182 millones de suscriptores en todo el mundo, respectivamente, la competencia superó a los Videocentros e incluso a los Blockbuster, que era que se dedicaba también a la renta de películas pero era estadounidense, y se fueron a la quiebra. Esto los llevó a la extinción, o al menos, eso se creía.
A mediados del 2020 se dio a conocer, por medio de las redes sociales, que aún existía un Videocentro en México, más específicamente en la avenida Viveros de la Hacienda, en el número 50, del municipio de Tlalnepantla, en el Estado de México, que se denominó como “el último Videocentro” que existe en México.
El “último Videocentro” abrió en 1996, y ha resistido a cerrar, a pesar de la llegada de la tecnología y los servicios streaming. Según El País, el cineclub es atendido por la familia Ramírez Rosas. En el local se pueden encontrar, además de películas, playeras de Tin-Tan a la venta.
En el lugar hay al rededor de 4 mil películas. El mismo medio informó que el local fue fundado por el padre de familia, que falleció en 2014. Actualmente el lugar es atendido por Alberto, Daniel e Inés, los hijos y la esposa del fundador, a quienes su padre y esposo les inculcó el amor por el cine.
Además de la llegada de la tecnología, la familia Ramírez Rosas se ha enfrentado al último gran golpe mundial: el de la pandemia por COVID-19. Aún así, explicaron en entrevista con el medio que los clientes les hacen sus pedidos por medio de WhatsApp. “Realmente cerramos las rejas, pero nuestros clientes del barrio nos seguían pidiendo películas por WhatsApp y así nos hemos ido manteniendo”, declaró Alberto, uno de los herederos del negocio.
El último Videocentro incluso cuenta con una cuenta de Instagram, en donde publicar constantemente títulos y promociones que tienen.
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