En todo el mundo existe consenso: los trabajadores de la salud se vacunan primero.
En ningún otro lugar, aparte de México, han muerto tantos trabajadores de la salud durante la pandemia. Y ahora muchos dicen que no se les está vacunando y protestan bloqueando las principales calles y el palacio nacional del presidente.
“Tienen que esperar”, dijo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia de prensa matutina el viernes. “Todos nos vamos a vacunar”.
López Obrador y el zar del virus, Hugo López-Gatell, han dicho en repetidas ocasiones que todos los trabajadores que están estrictamente en la primera línea del covid han recibido sus vacunas, pero se centraron en el personal de los hospitales públicos encargados de atender los casos de coronavirus.
No todos han sido cubiertos, dice Miguel Mata, quien dirige una asociación de 15 proveedores de ambulancias. Ni un solo paramédico de su grupo ha sido vacunado. “Simplemente no entendemos las prioridades del Gobierno”, afirmó.
La campaña de vacunación en el país comenzó en diciembre con los trabajadores de la salud de primera línea. Pero el Gobierno rápidamente pasó a los ancianos y los maestros.
Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), proteger a los trabajadores de la salud “protege la disponibilidad de un servicio esencial crítico”. También se trata, señala la OMS, de retribuir.
“Desempeñan funciones críticas, trabajan en condiciones intensas y desafiantes, poniendo en un mayor riesgo no solo a ellos mismos sino también a sus familias por el bien de los demás”, dice el informe.
El oftalmólogo mexicano David Berrones lidera un esfuerzo para recopilar datos sobre colegas que no han sido vacunados. Desde el mes pasado, más de 30,000 funcionarios médicos se han sumado a la lista. Al menos 12,000 indicaron que, con trabajos como médicos de familia o de farmacia, son los que tienen el primer contacto con los pacientes y deberían ser elegibles para la vacuna. Solo siete personas que firmaron han sido vacunadas desde entonces.
Berrones dice que muchos otros trabajadores de la salud, que no tienen acceso a las redes sociales, también están esperando.
“Es una falacia creer que la vacuna debe ser solo para cierto grupo del sector salud”, dijo Berrones por teléfono. “Médicos de primer contacto son los que más fallecen en todo el mundo, no solo los de primera línea”.
Un total de 233.152 trabajadores de la salud mexicanos han contraído el virus y 3,699 han muerto por esa causa, según datos del Gobierno del 5 de abril. Se sospecha que otros 234 perdieron la vida a causa del virus. Se trata del mayor número para cualquier país del mundo, seguido por Estados Unidos con 3,607 decesos.
El mes pasado, México se convirtió en el tercer país del mundo en superar las 200,000 muertes por covid, solo por detrás de EEUU y Brasil. El número exacto probablemente sea más del doble, mientras que el exceso de muertes alcanza las 417,000, según recientes cifras oficiales. El presidente se ha resistido a implementar confinamientos y ha seguido adelante con las mismas prioridades que tenía antes del brote.
México ha administrado unas 11.4 millones de vacunas, lo que equivale a una primera dosis para el 7.3% de la población. Solo el 1.6% está completamente vacunada, según el Rastreador de vacunas de Bloomberg. Del total, alrededor de 900,000 se han destinado a trabajadores de la salud.
En una carta a López Obrador, su ministro de salud y zar del coronavirus, un grupo de asociaciones médicas y universidades exigieron que todo el personal médico del país tuviera prioridad para vacunarse.
“Nuestra exposición y probabilidad de contraer el covid-19 es mayor que la población promedio, ya que los pacientes asintomáticos y sintomáticos buscan atención por otras dolencias”, dice la carta. “No importa si somos dentistas, enfermeras o médicos generales”.
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